La sorprendente historia de la primera traducción de “El Hobbit” al hebreo
“La ira del dragón era indescriptible, esa ira que sólo se ve en la gente rica que no alcanza a disfrutar de todo lo que tiene, y que de pronto pierde algo que ha guardado durante mucho tiempo, pero que nunca ha utilizado o necesitado..” – El Hobbit.
No podía recordar donde, ni cuando, había leído sobre esta traducción. Recuerdo a mi padre, muy dado a las artes y literatura, desde pequeño hablarme de La Tierra Media y sus aventuras. Ahora, que he investigado más el tema, no puedo dejar de hacer el paralelo entre lo que sucede en el oriente medio con los eventos de aquella tierra mágica que Tolkien tan bien nos detalla.
Tiempo atrás medios israelíes publicaban la sorprendente historia de la primera traducción de “El Hobbit” al hebreo. Y quizá sea ésta la que tenga la historia más asombrosa:
En el año 1970, durante la Guerra de Desgaste entre Israel y Egipto, miembros de las fuerzas de defensa israelíes fueron hechos prisioneros y encerrados en la prisión de Abassiyah, en el Cairo entre los años 1970 y 1973. Las condiciones no eran placenteras, claro está. Torturas, interrogatorios y vaya a saber uno que más.
Sin embargo y, dentro de tantas penurias, Yitzchak Pe’er (uno de los cautivos y de origen estadounidense) recibe de parte de su familia en USA unos libros contiendo las historias de un “extraño y adorable ser al que le gusta disfrutar los placeres y lujos de la vida quien se ve envuelto en intrépidas aventuras en medio de una guerra por un mundo más verde y pacífico” (sacado del prólogo de la traducción hecha por ellos).
Fueron seis pilotos y tripulantes, un oficial del ejército en reserva, un paracaidista y dos soldados, que agradecían tener algo para ocupar sus mentes y ayudar a que pasaran las semanas y meses menos lentamente. Todos leyeron esas obras (El Hobbit y El Señor de los Anillos), y les gustaron tanto que decidieron dedicarse a la siguiente tarea: traducir al hebreo ‘El Hobbit’.
Se dividieron en dos grupos: los que traducían y los que revisaban la traducción. Usaron para escribir la traducción unos cuadernos de ejercicios egipcios de color café. No tradujeron ‘El señor de los Anillos’ porque decidieron mantener el grupo lo más unido posible al ser esta una tarea demasiado grande para seis personas.
La mayor parte del trabajo de traducción, que duró aproximadamente cuatro meses, se llevó a cabo en el patio de la prisión: “Dos de nosotros nos sentábamos en el suelo, leyendo frase por frase escrita en inglés, pero ofreciendo una traducción simultánea palabra por palabra al hebreo, mientras los demás las juntaban con coherencia. Mantuvimos muchas discusiones, incluso a gritos, sobre cómo esto o aquello debería traducirse. Creo que uno de nuestros fallos estrepitosos fue la traducción de las canciones, porque ninguno de nosotros tenía el talento suficiente para hacerles la justicia que merecen. Fue extremadamente difícil traducir los distintas hablas (Élfico, Enanos, etc.) y otras palabras especiales, porque no sólo deseábamos la palabra como tal, sino también las características del autor”.
Por ejemplo, encontraron mucha dificultad en traducir ‘troll’, o lo que debería ser el plural de ‘hobbit’ y de ‘troll’: “Después de muchas discusiones, finalmente decidimos que no debían ser traducidas como ‘hobbitim’ o ‘trollim’, así que acordamos añadir la partícula hebrea ‘ha’ y convertirlos en ‘HaHobbit’ y ‘HaTroll’.
No fue sino hasta después de la Guerra de Yom Kippur que estos prisioneros fueron liberados, llevando consigo una copia bastante usada del El Hobbit junto a siete cuadernos llenos de notas. La traducción completa vio la luz al ser publicada en el año 1977 por Zmora Bitan PublishersFDI, con financiamiento de la Fuerza Aérea de Israel.
Si bien existen tres traducciones al hebreo del El Hobbit (Moshe Hamani y otra de Yael Achmon) el trabajo hecho por los pilotos y sus camaradas es considerado el de más baja calidad de los tres. Aún así, no deja de entibiar el corazón el trabajo hecho por estas personas bajo condiciones tan adversas.
“Ser tomado prisionero te enfrenta con ciertas situaciones. Puedes autocompadecerte y hundirte en la melancolía, o hacer algo para organizar tu tiempo tan constructivo como las condiciones permitan”
Por el Ing. Sebastián Fuentes, desde Finlandia y en exclusiva para Radio Jai
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