Hacer Su voluntad como si fuese tu voluntad. Bejukotai (Levítico 26:3-27:34 )
En la Torá hay dos parashiot que hablan de las repercusiones terrenales y espirituales del cumplimiento de la Torá y de las mitzvot o de la falta de cumplimiento de ellas. Una de ellas es ésta, parashat Bejukotai, y la otra es parashat Ki Tavó.
En esta parashá está escrito “Si caminas en Mis decretos y cuidas Mis mandamientos, y los haces, daré las lluvias en sus momentos adecuados y la tierra dará su cosecha y los árboles del campo darán sus frutos… y comerán en abundancia su pan y estarán seguros en su tierra y habrá paz en la tierra…” (Vaikrá 26:3-6).
Grandes bendiciones se prometen a quienes “Caminan en Mis decretos, cuidan Mis mandamientos y los hacen”. ¿Pero cómo hacerlos? ¿Acaso es suficiente con simplemente hacerlos físicamente?
Seforno, uno de los comentaristas clásicos del Jumash, lo aclara: “‘Y los haces…’ se refiere a hacerlos con buena voluntad y disposición de espíritu, no como quienes fueron ordenados y los hacen por miedo a verse afectados por cualquier cosa, sino a hacerlos por amor, deseosos de cumplir la voluntad de Dios, tal como dicen los sabios: ‘Haz Su voluntad como si fuese tu voluntad…’”.1
En otras palabras, las bendiciones que Dios promete a quienes hacen Sus mandamientos no están aseguradas para quienes simplemente los hacen por miedo, sino a aquellos que los hacen por amor deseosos de cumplir con la voluntad de Dios y como si estuviesen haciendo su propia voluntad. Esta idea también aparece en la otra parashá que mencionamos y también allí se señala que las consecuencias negativas que aparecen en parashat Ki Tavó fueron “Porque no serviste a Hashem tu Dios con alegría y con buen corazón”.2
Aparentemente no sólo es esencial hacer las mitzvot, sino hacerlas con alegría y, tal como lo señala Seforno citando la mishná en Pirkei Avot, como si fuera “nuestra propia voluntad”.
Uno podría afirmar que no importa si uno cumple los mandamientos por temor o por amor; para cumplir con la voluntad Divina o como si fuese nuestra propia voluntad; de cualquier manera uno está cumpliendo los mandamientos Divinos. Sin embargo, la diferencia es abismal y depende de lo siguiente:
Es necesario distinguir entre tres tipos de preguntas que muchas personas confunden:
- ¿Por qué hago una mitzvá? La respuesta es obvia: la hago porque Dios me ordenó hacerla. Si no me hubiese ordenado, muy probablemente no la haría.
- ¿Para qué la hago? Para cumplir con Su voluntad.
- ¿Cómo la hago? Debo hacerla con amor, alegría y buen corazón, lo cual es, según aludió Seforno citando Pirkei Avot, como si yo mismo quisiese hacerla sin necesidad de la orden Divina.
Cuando cumplo con un mandamiento Divino y lo hago sin amor y con miedo al castigo, encontraré frecuentemente muchas dificultades en el camino; se me hará difícil hacerlos y eso provocará que los haga de manera ocasional. Los seres humanos no somos máquinas: cuando no tenemos deseos de hacer algo, encontraremos con facilidad buenos pretextos para dejar de hacerlo. A veces lo haremos y a veces no lo haremos.3 Encontraremos tantas dificultades que eventualmente dejaremos de cumplirlos.4
Por el contrario, cuando los hacemos porque queremos hacerlos, se nos facilitará su cumplimiento porque ese fue nuestro deseo. A esto se refiere hacer “Su voluntad como si fuese mi voluntad”. Cumplir con las mitzvot por amor no sólo eleva la calidad del cumplimiento de esas mitzvot, sino que también es un buen recurso para garantizar su cumplimiento en el tiempo y así poder recibir su recompensa completa, tal como aparece en estas parashiot.
1 Seforno a Vayikrá 25:3, citando Pirké Abot 2:4.
2 Devarim 28:47.
3 A esto se refiere caminar “beKeri” que encontramos en esta parashá y que literalmente significa “ocasionalmente”: cumplimos con los mandamientos, pero ocasionalmente y de vez en cuando.
4 Nótese que Onkelos traduce beKeri como “con dificultades”.
Rav Elisha Coffman
Fuente: Aish
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