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Irán una amenaza no solo regional, una amenaza global.

En mi columna de la semana pasada, realicé un breve comentario de la reunión que el martes 19 se concretó en Teherán, de la que participaron los presidentes, Vladimir Putin, Recep Tayyip Erdogan y el anfitrión, Ebrahim Raisi, y tal como lo adelanté, por un lado se abordó la Cuestión  Siria, y por otro, en una conversación bipartita, los mandatarios ruso y turco, trataron la cuestión de la exportación de productos alimenticios, puntualmente cereales de Ucrania, a través de un corredor garantizado por Ankara, con el objetivo de lograr aliviar la crisis alimentaria global, y que finalmente, se concretó el viernes pasado con la firma de un acuerdo entre los representantes rusos y ucranianos, con Turquía como garante, pese a lo cual el fin de semana, Rusia atacó objetivos militares en la ciudad de Odessa, punto de salida de los embarques de cereales y otros alimentos.

Pero también, el presidente Putin se reunió con el líder supremo Alí Jamenei y su homólogo iraní, Ebrahim Raisi, y los temas abordados fueron la estrategia conjunta para mitigar las sanciones económicas y financieras impuestas por Occidente, como así también, intensificar el intercambio comercial para minimizar la dependencia de ambos de China, y con respecto al actual conflicto ucraniano, la necesidad de Moscú de aprovisionarse de los drones iraníes de última generación, me refiero a los Shahed 191 y Shahed 129, el primero con un alcance de 1.700 km y equipado con dos misiles Sadid 1 y el segundo, con capacidad de transportar 8 bombas Sadid 345 que pueden impactar sobre blancos en movimiento, ambos efectivos para neutralizar los sistemas de defensa HIMARS estadounidenses.

En cuanto a la participación del presidente turco en una reunión tripartita, se analizó el escenario sirio, en el que Rusia e Irán están presentes desde el 2011 apoyando al régimen de Bashar al Assad, tanto en el plano militar como en la reconstrucción de Siria a través de inversiones directas en distintos sectores, mientras que el interés de Turquía lo constituye la Cuestión Kurda, habida cuenta que en la región noroccidental siria las comunidades y enclaves kurdos que son considerados por Ankara como una real amenaza a su seguridad nacional por las relaciones con el PKK, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán y su brazo armado, el YPG o Unidades de Protección Popular, y sus acciones terroristas.

Ahora bien, la sociedad estratégica y táctica ruso iraní, es una alianza de supervivencia, que en el plano militar, a Moscú le permite hacerse de un armamento que China no puede suministrar para no enfrentar sanciones de Washington, y para Teherán, es una valiosa posibilidad de probar sus armas de alta tecnología en el escenario europeo enfrentando a los sistemas de defensa provistos por EE.UU. y la OTAN a Ucrania.

Para Turquía, no olvidemos que es miembro de la Alianza Atlántica, además de haberse tratado la Cuestión Kurda, el resultado de las reuniones también le es positivo, pues ratifica su influencia y poder regional, en particular en la cuenca del Mar Negro, que se manifiesta en su rol de garante en las negociaciones ruso ucranianas, y pese a haber estado enfrentado con Rusia en otros escenarios, como en Libia y Azerbaiyán, el gobierno de Ankara no impuso ni se plegó a las sanciones a Moscú, por lo cual lo hace un socio necesario para el régimen de Putin.

Fuera de lo militar y estratégico, Rusia a su vez es necesario para Irán y Turquía, que sufren una profunda crisis financiera, con depreciación de sus monedas nacionales e inflación galopante, y donde el acceso al mercado ruso representa una salida.

Mientras tanto, la amenaza iraní sigue creciendo, la pasada semana el régimen de Teherán hizo público una nueva flotilla naval portadrones y realizó una demostración en ejercicios combinados de estas naves y otras de superficie y submarinos, como el clase Tareq, que esta provisto para disparar drones kamikaze capaces de alcanzar blancos en Arabia Saudita, todo lo cual se desarrolló en aguas internacionales del Océano Indico.

A estas demostraciones de capacidad militar, hay que sumar que Irán ha venido enriqueciendo uranio en forma acelerada desde el 2018, se estima con seguridad que posee 3,8 kg de uranio 235, violando fragantemente los términos del Acuerdo Nuclear del 2015, circunstancia que fue ratificada en declaraciones de un asesor del líder supremo Ali Jamenei, Kamal Karrazi, el que señaló que su país ya tiene la capacidad para crear un arma nuclear, pero que esto no lo tiene planeado.

Esto fue alertado la semana pasada por el director de la AIEA, el argentino Rafael Rossi, quién ratificó que este aumento de la capacidad de enriquecimiento de uranio ya era advertido antes de junio, cuando Teherán, de manera unilateral e inconsulta retiró las cámaras de la Agencia que monitoreaban las actividades nucleares y agregó, que el progreso técnico del programa iraní es constante.

Sin embargo, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Hossein Amirabdollahian, reiteró que los fines que persigue el régimen de los ayatollah, son pacíficos y si bien las conversaciones indirectas entre su gobierno y Washington, para reflotar el Acuerdo del 2015 están suspendidas desde marzo ppdo., hay aún algunos inconvenientes o discrepancias importantes que solucionar, pero en mi opinión, es una estratagema para seguir ganando tiempo hasta hacerse de un arma nuclear.

Por otro lado, no hay que olvidar que el presidente iraní, Ebrahim Raisi, en abril ppdo., en ocasión de celebrarse el Día Nacional del Ejército, en su discurso señaló, que si la seguridad de Irán es amenaza por Israel, será el objetivo de fuertes represalias, y agregó que las FF.AA. iraníes han desarrollado su autosuficiencia pese a las sanciones impuestas por los EE.UU., y se encuentra en mejores condiciones.

Sin embargo, pese a todo lo señalado, algunos funcionarios de la administración demócrata de Joe Biden, aún evalúan que reflotando el Acuerdo Nuclear del 2015, se podrían abrir caminos de distensión con Israel y con el reino de Arabia Saudita, ciertamente una expresión de deseos o una miope visión idealista, pues la única alternativa de hacer frente a las ambiciones hegemónicas regionales de Irán, es como se lo expresó al presidente estadounidense el 1er ministro israelí, Yair Lapid, la semana pasada, “…la única forma de detenerlos, es colocar una amenaza militar creíble sobre la mesa…”.

Finalizando mi columna de hoy, parece ser que la administración de Joe Biden, más allá de la gira de la semana pasada a Israel y el Reino de Arabia Saudita, no visibiliza en su plenitud la amenaza que significa la República Islámica de Irán, pero no sólo para Oriente Medio, que bien se podría contrarrestar con la conformación de una alianza defensiva colectiva integrada por Israel y todos los países árabes sunnitas, algo en que ya Teherán se esta moviendo para frustrar esa alternativa, sino que también, esa amenaza es global expandiendo su revolución islamista radical chiita a través del accionar de su Proxy, la organización política terrorista libanesa Hezbollah y de los operativos de la fuerza Al Quds que están diseminados en Europa y Latinoamérica, sin olvidar regímenes populistas autoritarios que han conformado alianzas estratégicas con Teherán, como lo son las dictaduras de Corea del Norte, Cuba, Venezuela y Nicaragua, pero seguramente para Washington sigue siendo la prioridad su pugna con China, tanto en el sector tecnológico e inteligencia artificial, como en las inversiones en países en vías de desarrollo en sectores sensibles y recursos estratégicos y en las reivindicaciones territoriales de Beijing sobre Taiwan,  por lo cual nos deja como lección, que sin una política exterior pragmática y seria ejercida por un cuerpo diplomático profesional y capacitado, sin una política de Defensa idónea para enfrentar las amenazas del terrorismo y sin legislaciones que provean al Estado las herramientas eficaces y eficientes para alcanzar esos objetivos, seremos fácil presa de las visiones hegemónicas de las dictaduras y teocracias como la iraní, por eso mi frase de hoy es del político y escritor irlandés Edmund Burke, “…para que el mal triunfe, solo se necesita que los buenos no hagan nada…”.-

 

Luis Fuensalida.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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