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La rebelión del Gueto de Bialystok

El 16 de agosto de 1943, estalló la rebelión del Gueto de Bialystok, fue un levantamiento que se inició para impedir el traslado de los judíos del gueto a los campos de exterminio y provocar su huída hacia los bosques aledaños.

En vísperas del inicio de la Segunda Guerra Mundial, con la firma del Tratado Ribbentrop-Molotov, entre Alemania y la Unión Soviética en 1939, la ciudad de Bialystok quedó en la parte del territorio asignado a la ocupación soviética. Con el inicio de la conflagración el ejército rojo entró y ocupó la ciudad, una presencia que duró hasta la invasión de las fuerzas alemanas, en junio de 1941, como parte de la Operación Barbarroja.

Bialystok, es una ciudad ubicada a unos 180 km al noreste de la capital polaca Varsovia, tenía en ese entonces un alto porcentaje de población judía estimado en más del 60%. En vísperas de la guerra, sobre una población general de 91.000 habitantes, más de 50.000 era judíos.

Inmediatamente después de la ocupación alemana, se inició una ola de pogromos. El primero, conocido como el ‘viernes rojo’, fue el 28 de junio de 1941, un día después de la conquista, cuando un batallón alemán reunió a un grupo de judíos en la Gran Sinagoga para después prenderle fuego. Se estima que entre 800 a 1000 personas murieron quemadas.

En las primeras dos semanas de la ocupación nazi, los Einsatzgruppen y las compañías policiales bajo el mando de Arthur Nebe masacraron a miles de judíos en distintos sectores del distrito de Bialystok. Bajo las órdenes directas del líder de las SS Heinrich Himmler, ya fuera por ataques o asesinatos en masa, se produjeron en la ciudad dos ‘cacerías’ durante las cuales fueron capturados más de 5000 judíos. Éstos fueron ejecutados en Pietrasze, un lugar próximo a la ciudad.

Siguiendo las órdenes germanas, el 26 de julio de 1941 se creó un Judenrat en Bialystok, lo dirigían el rabino de la ciudad, Gedaliah Rozenman, y el jefe de la comunidad, el ingeniero Ephraim Barash. El 1° de agosto de ese año, los alemanes ordenaron el establecimiento de un gueto en Bialystok, en cual fueron alojados unos 50.000 residentes judíos de la ciudad y sus alrededores.

Todas las propiedades de los judíos fueron expropiadas. La mayoría de los prisioneros fueron esclavizados mediante trabajos forzosos, generalmente en las fábricas textiles y de armamento ubicadas tanto dentro como fuera del gueto. Toda personas de 15 a 65 años fue reclutada para esas tareas.

El gueto de Bialystok comenzó a desarrollar una actividad económica significativa para los alemanes, principalmente en el área industrial, que contaba con diez fábricas de propiedad del empresario alemán Oskar Steffen, en los que la mayoría de los residentes estaban obligados a trabajar allí. El jefe del Consejo, Barash, creía que producir para los alemanes era la única forma de evitar un trágico final y salvar vidas, la mayoría del gueto estaba de acuerdo con él.

El Judenrat tenía a su cargo varias dependencias que se ocupaban de la gestión diaria del gueto, como: el de caridad, salud y saneamiento, alojamiento, economía, cultura, registro de la población, e Industria. El Consejo Judío mismo era un empleador importante, alrededor de 2.000 personas trabajaban en esas dependencias, y se había creado un servicio de policía judío del gueto que contaba con unos 200 hombres.

Pero al igual que en otros guetos, el espacio para la gran cantidad de personas era escaso. A los problemas de hacinamiento se debía sumar el drama en la obtención de alimentos para abastecer a la población que era irregular e insuficiente. Para abastecer a la población se debía recurrir al contrabando de alimentos y también se intentó crear un espacio en el gueto para cultivar frutas y hortalizas.

A principios de 1942 y luego de diversas acciones individuales, se estableció el primer movimiento de resistencia unificado por grupos juveniles sionistas, comunistas, socialistas, y bundistas. Este movimiento fundó un archivo secreto, y comenzó a recoger datos e información sobre la vida en el gueto y los crímenes de los alemanes. A pesar de los esfuerzos en cooperar con el ejército clandestino polaco, no tuvieron éxito.

En febrero de 1943, ocurrió la primera ola de deportaciones, unos 10.000 judíos fueron deportados al campo de exterminio de Treblinka durante la Operación Reinhard. Otras 2.000 víctimas fueron fusiladas en el acto cuando se negaron o no pudieron subir a los vagones del tren, principalmente porque estaban muy enfermas y débiles para viajar.

A principios de agosto de 1943 en Berlín, se tomó la decisión de eliminar por completo el gueto de Bialystok. El 15 de agosto de 1943, Barash fue llamado a la sede de la Gestapo donde fue informado de la evacuación inmediata de todos los residentes del gueto a Lublín.

Al día siguiente, el 16 de agosto, a primera hora de la mañana, los batallones de las Waffen-SS asaltaron el gueto con la colaboración de fuerzas voluntarias de ucranianos, estonios, letones y bielorrusos, en una acción encaminada a la eliminación definitiva del gueto.

Cuando todas las esperanzas de supervivencia se habían desvanecido, los miembros de la clandestinidad comenzaron la revuelta contra los alemanes. Mordejai Tennenbaum-Tamaroff, de 25 años, uno de los líderes de Dror y Hejalutz, difundió en las calles del gueto un anuncio que alertaba a la población, y entre otros párrafos exclamaba: ‘El significado del transporte de los judíos de la ciudad es la muerte! ¡No vayan a la muerte por propia voluntad!, ¡Destruye las fábricas!, Al dejar tu casa, incéndiala con todo lo que contenga. ¡No vayas a Treblinka!, ¡Policía judío, no ayudes a los verdugos!

El levantamiento comenzó la noche del 16 de agosto de 1943, una fuerza militar clandestina que contaba con unos 300 a 500 jóvenes insurgentes, encabezados por Mordejai Tannenbaum, y Daniel Moskowitz, se sublevó. El objetivo principal era romper el asedio alemán y permitir que la mayor cantidad de prisioneros escaparan a los bosques vecinos. El grupo rebelde, armado con una ametralladora, 25 rifles, 100 pistolas y varias docenas de cócteles incendiarios caseros, atacó a la abrumadora fuerza superior alemana.

De acuerdo con el plan, se suponía que los rebeldes arrastrarían a las masas de prisioneros tras ellos y saldrían del gueto huyendo a los bosques. Pero los alemanes lograron aislar a los combatientes de las masas de prisioneros, bloquear el camino de retirada y disparar fuego concentrado contra los rebeldes. Los combatientes de la resistencia no lograron escapar del gueto, se escondieron en refugios y escondrijos subterráneos, y a medida que los alemanes los encontraban los ejecutaban.

Durante la noche, los rebeldes hicieron otro intento de asaltar la cerca y atacar el arsenal alemán, ambas operaciones terminaron en fracaso. Al día siguiente, 17 de agosto, los alemanes llevaron a cabo una operación más amplia y mejor planificada, ya los combatientes no tenían la fuerza para llevar a cabo una batalla abierta, por lo que su resistencia se centró en la defensa de objetivos individuales y en la guerra de guerrillas.

La lucha continuó otros cuatro días en focos aislados de resistencia, pero la defensa se quebró y la rebelión fracasó. Los nazis prendieron fuego a toda la zona, y los comandantes de la lucha se suicidaron en sus búnkeres tras quedar sin municiones. Se estima que unos 150 rebeldes lograron escapar a los bosques que rodean Bialystok y se unieron a las unidades de combate partisanas.

A pesar del levantamiento, las deportaciones previstas a los campos de concentración y exterminio continuaron de manera ininterrumpida. Durante tres días, 7.600 judíos fueron transportados a Treblinka, un número desconocido, de varios miles, fueron llevados a Majdanek. Una selección de prisioneros aptos para el trabajo fueron enviados a Poniatowa, Blizyn y Auschwitz. Más de 1.200 niños de 6 a 15 años fueron deportados a Theresienstadt, donde la mayoría de ellos murieron. Los sobrevivientes fueron llevados unas semanas después a Auschwitz-Birkenau, donde fueron gaseados junto a los 53 adultos que los acompañaron voluntariamente.

Finalizada la evacuación, se mantuvo en Bialystok un ‘pequeño gueto’ con 2.000 judíos, el cual, también fue disuelto tres semanas después y sus habitantes enviados al campo de exterminio de Majdanek, donde fueron muertos.

En agosto de 1944, la ciudad fue liberada de la ocupación alemana por el Ejército Rojo. Se estima que de los casi 60.000 judíos que vivían en Bialystok antes de la Segunda Guerra Mundial, al final de la misma, quedaron tan solo 300 o 400 sobrevivientes. Bialystok fue la segunda rebelión más grande después del levantamiento del gueto de Varsovia de abril-mayo de 1943, y como en Varsovia, no tuvo ninguna oportunidad de lograr un éxito militar. Su grandeza y heroísmo radicó, en que la rebelión fue una férrea decisión de morir luchando y no fenecer en los campos de exterminio alemanes.

 

Yehuda Krell.

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