Ayer se hizo público que el gobierno de Israel a través de su Ministerio de Defensa impuso sanciones económicas a personas y organizaciones acusadas de blanquear cifras multimillonarias en beneficio del movimiento Hamas, y en particular, para financiar su infraestructura terrorista. El Ministerio de Defensa de Israel señaló que Hamás gestiona inversiones por valor de cientos de millones de dólares a través de una red de empresas ficticias que operan bajo la apariencia de empresas legítimas y ocultan el control de Hamas sobre sus participaciones. Estas empresas se dedican principalmente a proyectos inmobiliarios y de infraestructuras y operan en Sudán, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Argelia.
El ministro de Defensa Beny Ganz dijo en conferencia de prensa que las autoridades locales y las instituciones financieras de los países mencionados desconocían que Hamás estuviera detrás de las empresas. Ganz agregó: “seguiremos apoyando el flujo de dinero que se destina a los civiles en Gaza y seguiremos impidiendo cualquier intento de enviar dinero que se destine a reforzar las capacidades militares de la organización terrorista Hamas”.
Nadie en el mundo puede llamarse a sorpresa. Los cientos de millones de dólares que utiliza Hamas para conseguir su arsenal no los cubre obviamente Irán, sino que necesita una red más amplia. Las sanciones coinciden con penas similares impuestas por Estados Unidos a varios de los mismos implicados hace tres meses.
Entre las empresas sancionadas, se encuentra Al -Rowad, establecida en Sudán en 2010, la empresa saudí Anda que figura como una constructora, al igual que la argelina Sidar. Estados Unidos hizo el anuncio de sanciones a empresas e individuos en mayo de este año, señalando en un extenso comunicado de su Departamento del Tesoro que “Hamas ha generado enormes ganancias a través de una maniobra conjunta de lavado de dinero que supera los 500 millones de dólares. Mientras tanto, la gente que vive en Gaza lo hace bajo una situación muy grave de pobreza privados de acceder a necesidades básicas. Estados Unidos seguirá actuando para impedir que Hamas siga recibiendo fondos para perpetrar terrorismo mientras su gente padece penurias”.
¿Sólo Estados Unidos e Israel saben que Ahmed Odeh y Usama Alí son los cerebros financieros que trabajan para lavar dinero en 20 lugares de Medio Oriente para que Hamas pueda armarse una y otra vez? La respuesta es obvia, pero no sólo para los servicios de inteligencia que siguen las rutas del dinero en los países de la Unión Europea, sino también para servicios que trabajan para informar al elefante burocrático que es Naciones Unidas.
Sin embargo, no se conocen por ahora acciones de otros países, como las que tomó Israel ahora y Estados Unidos hace poco. Sí se sabe que la Alta Comisionada de Naciones Unidas que terminó su mandato ayer, atacó duramente a Israel hace unos meses cuando se cerraron oficinas de ONGs que según Bachelet sólo se dedican a educar y mejorar la vida de los palestinos, y no, a constituirse en fachadas de educación a la incitación, entrenamiento para enfrentar al “enemigo” y otras lindezas.
Como cierre de sus años como Alta Comisionada, y en su último día de trabajo, Bachelet pensó que no era necesario buscar algún hecho positivo de su gestión y resaltarlo porque de pronto no lo pudo encontrar en un archivo casi vacío, y prefirió practicar su deporte favorito: agredir a Israel. Durante su gestión, el Consejo de DDHH cometió todo tipo de tropelías incitando al odio antisemita con resoluciones groseras como cuando en 2021 después que Hamas lanzó 4 mil misiles contra civiles israelíes en una agresión flagrante, lo único que supo hacer la Comisionada y su Comisión fue no mencionar a Hamas y proponer que se investigara a Israel.
Y ahora antes de levantarse de su sillón de la ONU, lanzó su rencor porque Israel no se dejó amedrentar por su hostilidad, su ecuanimidad cero y su perversión a la hora de callar ante el terrorismo. Hoy para Bachelet no pasa nada en Ucrania, en Nicaragua, en Yemen, por citar algunos ejemplos.
Este martes dijo que “En 2020, los 15 empleados internacionales de mi oficina en Palestina, que han estado operando en el país durante 26 años, no tuvieron más remedio que irse.Las solicitudes posteriores de visas y renovaciones no han recibido respuesta durante dos años. Durante este tiempo, he tratado de encontrar una solución a esta situación, pero Israel continúa negándose a comprometerse. Como estado miembro, Israel tiene que cooperar con la ONU de buena fe y permitir que sus funcionarios cumplan con sus deberes. El hecho de que Israel no procese las solicitudes de visa que son necesarias para el acceso de mi personal es incompatible con estos estándares”.
Como país libre, independiente y como miembro de Naciones Unidas, Israel tiene derechos y obligaciones. Sin duda, que es una obligación existencial y por ende esencial la de mantener la democracia y con ello la libertad de sus ciudadanos y proveerles de seguridad para ejercer su libre albedrío, que es lo que garantiza una democracia. Por consiguiente, si es atacado por el terrorismo apoyado por países miembros de la ONU, Israel, además de ejercer su derecho a la defensa, está obligado a defender a sus habitantes. La ONU es la que no tiene buena fe, sino todo lo contrario, cuando agrede el derecho de Israel a defenderse y pretende que seudo investigadores de dudosas credenciales entren al país para hacer informes que ya están preestablecidos desde el momento que se les envía para culpar a Israel sí o sí, pero del agresor, nada, y de las víctimas civiles israelíes, menos.
Pero, además, este martes Bachelet agregó una perla más: “Esto plantea la pregunta de qué es exactamente lo que las autoridades israelíes están tratando de ocultar”. A la larga y al final, decidió pegarse un tiro en el pie. ¿Ocultar? En Gaza, Hamas oculta el armamento a usar para atacar civiles israelíes en túneles ocultos, todo lo cual es posible porque le llegan fondos ocultos de lavadores de dinero que en forma oculta operan en países miembros de la ONU, varios de los cuales se conjuntan con Irán, Venezuela, Cuba, Nicaragua y otras dictaduras para condenar, eso sí, en forma no oculta, a Israel, el agredido. Israel no tiene nada de ocultar. Pero la ya hoy jueves 1 de setiembre,ex Alta Comisionada quiere dejar como último recuerdo de su desgraciada gestión la sensación de una conspiración. Se ganó la sonrisa de Henry Ford desde el más allá.
Si la ONU no decide nombrar en el cargo de Alto Comisionado de DDHH a alguien que al menos admita lo que significa para cualquier estado miembro la existencia de redes gigantescas de lavado de activos para financiar terrorismo y narco estados, estos últimos exabruptos de Bachelet habrán dado frutos suficientes como para hundir al Consejo de DDHH, al cargo y a la organización toda en más ignominia y más vergüenza. Además de seguir dejando al planeta en manos de pocos poderosos muy fuertes y crueles y muchos miles de millones, débiles y a sus pies.
Eduardo Kohn.
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