Israel tiene “el síndrome de Masada, de autodestrucción” – Henrique Cymerman
Henrique Cymerman, periodista y presidente de la Cámara de Comercio Israel – Países del Golfo Pérsico, dialogó en Radio Jai sobre el acuerdo de normalización de relaciones diplomáticas firmado entre Arabia Saudita e Irán, y sus implicancias para el Estado hebreo.
El entrevistado explicó que no se trata de un acuerdo sin precedentes, ni tampoco de uno del todo sorprendente dado a que, “hace seis meses nuestro aliado número uno en la región, los Emiratos Árabes Unidos, han hecho lo mismo con Irán y nadie habló del tema”.
Remarcó que el acuerdo, mediado por China, no debe ser entendido desde la lógica de los Acuerdos Abraham y del desarrollo de las relaciones entre Israel y el mundo árabe, sino desde el marco del creciente descontento por parte de estos últimos hacia Estados Unidos: “Esto es ante todo una tarjeta amarilla a la administración de Estados Unidos por parte de los saudíes que le dicen a Biden que no están contentos con su deseo de ausentarse de la región para ocuparse de China”.
Cymerman explicó que, así como Arabia Saudita seleccionó a China por sobre Estados Unidos como llamado de atención a los americanos por su creciente ausencia en la región, los chinos vieron en este tratado una oportunidad para seguir extendiéndose por el creciente vacío de poder en el Medio Oriente. “El vacío dejado por Estados Unidos, que está cada vez más ocupado con sus propios problemas, con China, y por Rusia, que invadió Ucrania hace un año, está siendo aprovechado por China para ganar terreno”, retrató. Según el experto, se trata de una estrategia parte de “la política china de ir progresando por todo Oriente Medio con la idea de extenderse también hacia África donde ya tienen presencia importante”.
En lo que respecta al porqué las enemistadas potencias sunita y chiita decidieron firmar la normalización de relaciones, Cymerman explicó que “los iraníes y los saudíes, no por amor sino totalmente por interés, decidieron llegar a una relación diplomática que les permita tener un canal abierto”. Sin embargo, el presidente de la Cámara de Comercio interpretó que no se trata de un cambio de demasiada profundidad en las relaciones entre ambos países: “La rivalidad entre Arabia Saudita e Irán sigue siendo exactamente como era antes de los acuerdos”, desarrolló, “es una rivalidad que tiene enormes dimensiones; es política, es militar y sobre todo religiosa”.
En aquel escenario, el periodista destacó: “Los mensajes que recibimos de Arabia Saudita y que yo recibo personalmente son que esto tiene muy poco que ver con la continuidad de los Acuerdos Abraham”. Aquello se debe a que la principal preocupación de los saudíes respecto al Estado judío es su complicada situación doméstica: “La pregunta que recibo de Arabia Saudita es ‘¿Qué pasa en Israel? ¿Qué le pasa a Netanyahu? ¿Por qué se ocupa ante todo de cuestiones internas y no se da cuenta de que hay aquí una oportunidad extraordinaria y que hay que trabajarla para continuar con los Acuerdos Abraham?”
Por último, refiriéndose específicamente a la crisis respecto al poder judicial que enfrenta Israel, remarcó que si bien “a nivel de aislamiento no afectó nuestras relaciones con nuestros aliados tradicionales […] si estamos viviendo un momento muy peligroso a nivel interno porque en tan solo dos o tres meses de este gobierno hemos pasado de tener la moneda más grande del mundo, el shekel, y uno de los mayores crecimientos económicos, del 6,5%, a una situación en que las compañías de alta tecnología israelí se plantean la posibilidad de irse del país”.
Los enemigos de Israel están fascinados con la negativa realidad del Estado judío, explicó, “no porque ellos nos ganen sino porque nosotros mismos tenemos este síndrome de Masada, de autodestrucción que a veces no lleva a situaciones imperdonables”
Finalmente, consultado sobre el vínculo de Israel con China el analista señala que son muy importantes en lo que hace al intercambio comercial y cultural. Señala que los chinos sienten una gran admiración por el pueblo judío. En China no existe el antisemitismo y admiran a Einstein como el gran ícono.
Hace un tiempo china compró la empresa láctea israelí Tnuva. Cuando le pregunté a un referente máximo de la política de ese país, la razón de esa compra cuando ellos no consumen quesos y esos productos me contestó “porque queremos aprender”. Entre lo que China admira de Israel y aunque creo que debe mejorar mucho, es el vínculo con la diáspora judía. Ellos quisieran lograr un vínculo similar con los chinos que viven fuera de ese país.
Israel tiene un muy buen vínculo con China, pero no debemos olvidar que nuestro principal aliado son los Estados Unidos. La inteligencia será salir de la manera binaria que entendemos la realidad en blanco o negro. Se requerirá un pensamiento más sofisticado.
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Redacción Tomás Polakoff
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