Israel: Sugestivo cambio en la política de inmigración de rusos y bielorrusos que huyen de la guerra
El gobierno de Israel anunció el fin de los procedimientos especiales para acelerar la inmigración de ciudadanos rusos y bielorrusos, mientras que los ucranianos seguirán beneficiándose de la vía rápida. La medida que ya causa extrañeza y polémica tendría por objetivo disminuir la Aliáh de “judíos cuestionados por la ortodoxia respecto a su judeidad”.
Recordemos que según la ley del retorno basta con tener un abuelo judío para estar en condiciones de ser aceptado como candidato para recibir la ayuda de la agencia judía para emigrar a Israel y recibir la ciudadanía de manera automática al arribar al país. En el actual gobierno, por primera vez se cuestiona la misma y ya se ha planteado el deseo de modificarla. Algunos entendidos han señalado que sería un desastre desde muchos puntos de vista, entre otros, creando categorías de ciudadanos de distintos niveles, entre quienes ya son parte de la sociedad israelí.
En los años 80, luego de la caída de la Unión Soviética, Israel recibió la ola más importante de inmigrantes de la ex URSS, con más de un millón de Olim que cambiaron su demografía y fisonomía. Una inmigración muy positiva, desde la formación académica y cultural de los recién llegados en la mayoría de los casos, muy distanciados de las tradiciones religiosas judías prohibidas en su país natal. Algunos incluso debieron pasar por procesos de conversión al judaísmo para poder casarse o ser aceptados en los rituales judíos.
Fuentes bien informadas sugieren que estas medidas tienen que ver con un intento del nuevo gobierno de permitir sólo la inmigración de “judíos puros desde la ley halájica judía” y además señalan que los migrantes rusos y bielorrusos, generalmente adhieren al partido secular Israel Beiteninu (mayoritariamente de personas de ese origen), liderado por Avigdor Lieberman hoy en la oposición.
Cabe señalar que la mayoría de los nuevos inmigrantes provienen de Rusia y, en menor medida, de Bielorrusia, buscando evitar el servicio militar obligatorio y las posibles violaciones a los derechos humanos por parte del Kremlin.
Ahora, aquellos que no puedan esperar en sus países de origen hasta que se apruebe su ciudadanía tendrán que vivir en Israel sin estatus de residencia durante meses, enfrentándose a restricciones para trabajar, alquilar vivienda y recibir atención médica.
Historia de la Ley del Retorno
Una de las principales aspiraciones del sionismo, movimiento fundador de Israel, era la inmigración de cuantos judíos fuera posible a lo que entonces era el Mandato Británico de Palestina; así, desde el nacimiento del sionismo, numerosos judíos, animados tanto por estas ideas como por la terrible situación que vivían en Europa, se trasladaron a Israel. Cuando, tras aprobar la ONU un plan para la creación de un estado judío y otro árabe en la región, surgió el Estado de Israel, pareció natural que hubiera una ley que continuara la política de favorecer la inmigración judía, aunque los movimientos migratorios importantes de judíos regresando a su hogar ancestral se iniciaron en el siglo XIX.
Cuando acabó la Guerra de Independencia, la Knéset, el parlamento israelí, aprobó el primer texto de la Ley del Retorno (5 de julio de 1950). Este primer borrador concedía trato de oleh (inmigrante en hebreo, forma femenina: olah, plural: olim) a todo judío que deseara establecerse en Israel. La posterior Ley de Ciudadanía (1 de abril de 1952) otorgaba nacionalidad israelí a todos los olim (deriva del verbo laalot, que significa ascender en hebreo).
La Ley del Retorno ha sufrido dos modificaciones en su historia. La primera de ellas en 1954, de carácter técnico y la segunda de ellas en 1970, para extenderla al cónyuge de un oleh y a sus hijos y nietos, junto a sus respectivos cónyuges. Esta segunda extensión de la ley, que permite la obtención de la ciudadanía a cualquier persona que hubiera sido perseguida bajo las Leyes de Núremberg de la Alemania nazi, pretendía facilitar la emigración de las familias cuyos miembros no fueran todos judíos, así como de descendientes de judíos.
Existen leyes similares en muchos países, que favorecen a los descendientes de los nacionales de dicho país (Alemania, España, Italia, casi cualquier país europeo). La ley israelí es similar a la ley de repatriación griega, según la cual no se requiere un ancestro con ciudadanía o nacido en la “patria” sino que exige evidencia de membresía en alguna comunidad étnica y religiosa de la milenaria diáspora griega.
Definición de judío
La Ley del Retorno define como judío a aquellas personas nacidas de madre judía y a quienes se hayan convertido al judaísmo. Todo judío que nazca en Israel es considerado al igual que quien hizo Aliá según esta ley.
Desde la modificación de 1970 el texto de la ley recoge explícitamente que esta no es aplicable a personas que se hayan convertido a otra religión. Según la ley, esta es aplicable a cualquier judío, lo que incluye a recién conversos. El 31 de marzo de 2005 la Corte Suprema de Israel resolvió, por siete votos contra cuatro, que cualquier conversión realizada en el extranjero debería tenerse en cuenta a efectos de la ley del retorno.
Desde principios de la década de 1990, llegaron a Israel muchos inmigrantes no judíos que pudieron demostrar parentesco con algún abuelo judío aunque fuera abuelo político y aunque estuviera muerto. Esta población tuvo la oportunidad de mejorar su situación económica y recibir exenciones fiscales, ayudas económicas y subvenciones que fomentaron la compra de viviendas.
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