Shavuot y Ruth una posibilidad de pensar dilemas actuales- Rab. Diana Villa
Nos encontramos ya ingresando en el clima de Shavuot, preparando los productos lácteos que, como es la costumbre, vamos a consumir; pensando en la figura de Ruth, la moabita, figura central de esta fiesta en cuyo relato se puede ver claramente la fuerte presencia femenina, lo que nos lleva a vincular Shavuot con el tema de la mujer y tal vez con lo que que hoy llamaríamos “feminismo”.
Se lo preguntamos a la rabina Diana Villa, quien dialogó con Radio Jai desde Jerusalem y que nos recordó la historia que leeremos en Shavuot, Meguilat Ruth.
La rabina Villa dijo que, efectivamente, todas las actrices de la Meguilá son mujeres, pero que es difícil pensar eso como algo feminista, tomando en cuenta cuándo esta historia se supone que ocurrió.
Nos recordó el relato (la Meguilá) de Ruth, el que habla de una familia formada por Elimelej, Naomi y sus dos hijos, quienes de la ciudad de Belén habían ido a Moab durante una época en que había sequía. Al morir Elimelej, los dos hijos se casan con mujeres locales. Años más tarde, mueren los dos hijos sin dejar descendencia y Naomi decide volver a la tierra de Israel. Una de las nueras sigue su camino y Ruth, con las famosas palabras: “Adonde vayas yo iré, donde tú vivas, yo viviré, Tu pueblo será mi pueblo, y tu D’ios mi D’ios” decide acompañarla.
Explica la Rabina que lo dicho por Ruth se tomó como el modelo de la “conversa”, aunque en realidad es anacrónico porque en esa época no existía la conversión tal como la conocemos hoy, pero que el Talmud recrea un diálogo entre Ruth y su suegra Naomi, en el que Naomi entiende que no iba a poder convencerla de que se quedara.
Continuó Villa el relato, cuando Ruth fue con ella a la tierra de Israel y que, cuando llegó ahí, trabajó en un campo para juntar con toda la gente pobre algo de cereales, y que conoció allí a uno de los parientes de la familia de Naomi. Dijo que la historia termina cuando se casa con este pariente llamado Boaz y se convierte después en la tatarabuela del rey David, o sea que es un modelo también de la extranjera que no solamente apoyó a su suegra y vino a unirse con el pueblo, sino que también terminó siendo el antepasado del rey David.
Suena revolucionario el hecho de que una mujer no judía, además de incorporarse al pueblo de Israel, sea el ancestro del Rey David, y que de esa estirpe vendrá el Mesías. Al respecto Villa dijo que lo que pasa es que nosotros hacemos una interpretación anacrónica de los textos, porque en la época del rey David y en la de Ruth no había conversión como la conocemos hoy, que de hecho, todos nuestros Patriarcas se casaron con mujeres locales, y que en el momento en que se sumaron al pueblo, se volvieron parte de él. Señaló que la conversión tal como la conocemos hoy aparece recién en el Talmud, pero no en la época bíblica, o sea que, en el momento en que Ruth era parte de una familia del pueblo de Israel, se incorporó al pueblo de Israel. Insistió Villa en que lo toman hoy como un modelo de la conversa, pero que es algo anacrónico pensar en ella como una conversa como los conversos de hoy en día.
Podríamos vincular este relato con las discusiones que hay hoy en Israel sobre los orígenes de quienes llegaron. Sabemos que muchos arribaron por la Ley del Retorno, por algún abuelo judío, o que incluso, algunos simplemente llegaron y se asentaron, y que la familia, el entorno le daban su identidad. Sobre ello, Villa indicó que hay en Israel unos quinientos mil ciudadanos israelíes que llegaron por la Ley de Retorno, con un padre o un abuelo del lado equivocado, digamos, judíos, que tienen derecho a ciudadanía pero que halájicamente, según la ley judía no son no son judíos. Esta gente vive dentro de la sociedad judía, no viven en una sociedad musulmana o con gente que no se considera judía, y se sienten parte del pueblo judío.
Señala que, en realidad, cuando ellos vinieron a Israel, o sus padres o sus abuelos, se hubieran convertido si el Rabinato no hubiera sido no” tan exageradamente estricto” con lo que exigían para la conversión, pero que hoy en día, que ya son hijos o nietos de Olim, no tienen ningún interés en convertirse. Agregó que hay dentro de Israel mucha gente que se casa sin conversión alguna, gente que realmente es parte sociológica del pueblo judío, pero no halájica, no según la ley.
Sobre la vigencia de la ley judía hoy en Israel, las discusiones que conlleva, y si ella es aplicable en la vida moderna del Estado de Israel, la Rabina señaló que “lo que la gente a veces no se da cuenta es que la ley judía siempre evolucionó”. Explicó que desde el Talmud a nuestros días vemos que los rabinos de cada generación tuvieron que contemplar la realidad en la que se encontraban y adaptar las cosas según el lugar, el momento y las circunstancias. Dijo que hay cosas que nunca cambiaron, como qué animales se pueden consumir y cuáles no.; pero que hay cuestiones que con los cambios tecnológicos y con los cambios sociales, exigen una respuesta distinta, y que podemos dar respuestas dentro del marco de la ley, que respondan a necesidades del tiempo.
Subrayó que la pregunta que debemos formularnos es si respetamos el sistema legal y los límites que tiene ese sistema cuando lo hacemos. Y, si los distintos movimientos modernos judíos interpretan en forma distinta, cuáles podrían ser esos límites, o cuál sería un mecanismo de adaptación. Y enfatizó en que “todos los movimientos, así sean ultraortodoxos, tienen que dar respuestas, las que no van a encontrar en el Talmud y en las fuentes medievales, porque responden a una realidad distinta”.
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