“Los judíos usan sangre no judía para cocinar en Purim”

En un artículo publicado en la agencia de noticias palestina “Ma-an”, Al Lidawi dijo que “Purim es la misma fiesta que los europeos odiaban y detestaban y por eso deseaban que los judíos dejaran su países para que puedan ser salvados de su maldad. Esto se debe a que los judíos que vivían en Europa siempre cocinaban un gran pastel y todos se lo comían. Sin embargo, este pastel se mezclaba con sangre de una víctima que elegían de entre los que no eran judíos. La mayoría de las veces la víctima era un niño pequeño”, continuó.

Además, Al Lidawi confirmó que, “debido a esto, los pueblos europeos odiaban la presencia de los judíos en sus países y deseaban que se fueran. Porque ellos eran la razón de cada hecho despreciable, el mecanismo para la comisión de cada crimen y la fuente de todo corrupción económica”.

Dibujando paralelismos entre la versión de la historia y la moderna lucha palestina, enfatizó que “esta mentalidad judía y esta naturaleza antigua no han cambiado. Porque formaron su alegría de la sangre de otros, celebran sus celebraciones en el gasto de los suspiros y gemidos de las víctimas que torturaron, y basan su felicidad en el dolor de los demás. No les importaba quitarle la felicidad a sus dueños y borrar la sonrisa de las mujeres y los niños a quienes privan del sagrado derecho a vivir”.

Al Lidawi es conocido por sus opiniones descaradamente antisemitas. Hace cinco años, publicó un artículo similar sobre Pesaj, afirmando que la matzá se preparaba habitualmente con la sangre de un niño cristiano.

“La pascua judía siempre ha estado acompañada de sufrimiento y dolor. Cuando los judíos comenzaban a celebrar sus festividades, la sangre comenzaba a fluir, porque los judíos siempre perseguían a un niño cristiano, puro e inocente, lo llevaban al altar en su templo, donde lo apuñalarían con cuchillos, luego mezclarían su sangre en una masa y hornearían la matzá.”

El artículo de Al Lidawi vino en respuesta al cierre rutinario de cuatro días de Cisjordania y Gaza, que entró en vigor el martes por la mañana, como se acostumbra a hacer antes de las principales fiestas judías.