Antisemitismo de derechas e Izquierdas
La política de derecha y de izquierda está abiertamente contaminada con el antisemitismo moderno, eso es una verdad contundente.
La historia nos enseña que cuando de antisemitismo se trata, es posible no encontrar muchas diferencias entre derecha e izquierda. Como muestra sólo uno de miles de ejemplos: el asesino nazi Walter Rauff vivió en Chile cómodamente bajo gobiernos de todas las tendencias y jamás fue extraditado. Rauff es célebremente famoso por haber inventado cómo ahogar rápidamente a los judíos en camiones que adecuaba para estos espantosos fines. Sus “descubrimientos” permitieron luego asesinar a millones de judíos en las cámaras de gas de Auschwitz.
Afirman algunos, que en la derecha hubo cierta tolerancia al antisemitismo, particularmente en las derechas más extremas y por cierto en todas las ligadas al nazismo y al fascismo. Pero es en las izquierdas, en donde se ha sentido muy fuerte el avance terrible y espantoso del discurso antijudío, anti-sionista y antisemita.
Lo cierto es que el fenómeno del antisemitismo en la izquierda es desgarrador y aterrador. Ya no se trata sólo de la narrativa antisemita de lo que queda de los partidos comunistas, no. También tienen una retórica antisemita el “Juntos Podemos” en España, y en Inglaterra, liderados por Jeremy Corbyn, un grupo de judeofóbicos tienen secuestrado al partido laborista británico. Para qué decir Nicaragua y Venezuela los grandes aliados del “progresista” régimen iraní, que cuelga a los homosexuales de las grúas y que literalmente asesina a las jóvenes que no usan “correctamente” el velo.
La marea antisemita recorre con diverso grado de intensidad en Latinoamérica, desde Chile hasta México, con diputados que banalizan la Shoá, con diputadas que mienten descaradamente acerca de la partición de 1947, con presidentes que creen estar defendiendo a adolescentes indefensos, cuando en realidad lo que hacen es solidarizarse con terroristas que buscan matar a la mayor cantidad de niños judíos posible.
Alcaldes que se dicen progresistas, pero que glorifican a regímenes en los cuales las mujeres no tienen derecho alguno, o con políticos que afirman que no es un gran problema que la Autoridad Palestina pague una pensión vitalicia a quienes ejecuten actos terroristas en los cuales son asesinados ciudadanos, mujeres o niños israelíes.
Hay desgraciadamente muchos ejemplos de cómo el llamado progresismo ha sido un rehén del discurso antiisraelí, del fenómeno de este antisemitismo moderno e incluso de una de las más viejas armas del antisemitismo, el boicot a lo judío.
La verdad es que el Boicot, desinversión y sanciones, el nefasto BDS, no lo inventaron los palestinos, ni tampoco los árabes en los años 30, ni los nazis con la famosa Kristalnacht, está metodología de aislar y boicotear a lo judío está presente por desgracia desde la Edad Media.
Desafortunadamente el fenómeno no es sólo hispano ni tampoco europeo, una ola de antisemitismo brutal contamina a las universidades americanas propagando el odio y las acciones dirigidas contra estudiantes judíos.
La realidad del verdadero Israel es muy distinta, es un país solidario y democrático a pesar de las guerras, nunca han dejado de haber elecciones. Pero más importante que ello aún, en el Parlamento de Israel, el Kneset, se sientan partidos árabes que abiertamente expresan su ideal de que Israel deje de ser un Estado judío!!! ¿En qué otra parte del mundo ello ocurriría?, probablemente en ninguno.
A diferencia de la gran mayoría de los países árabes que cuando mediante pogromos y violencia expulsaron a sus cientos de miles de judíos, la nación Judía ha integrado a esos millones de refugiados que han llegado escapando del antisemitismo.
¿Qué hicieron los países árabes con los ciudadanos árabes que vivían en Palestina y que no aceptaron la partición del año 1947 y abandonaron sus casas esperando que los ejércitos de Egipto, Siria, Líbano, Jordania, Irak ahogaran a los judíos en el mar? Lo cierto es que los palestinos nunca fueron integrados ni en Siria, ni en el Líbano, ni tampoco en Jordania. En realidad, vivieron como extranjeros en todos los países árabes y en muchos de ellos siguen siendo discriminados hasta el día de hoy.
El mismo antisemitismo que sufrieron los judíos en el pogromo de Hebrón en 1929, en Irak y en Siria y en casi todos los países árabes con la nacimiento del Estado de Israel y después de la Guerra de los Seis Días, tiene la misma raíz que el rancio antisemitismo que aún culpa erróneamente a los judíos de haber asesinado a Jesús, o que los graficaba con una nariz muy grande, como controladores de la banca y de Hollywood , el que irónicamente los acusaba de ser grandes capitalistas y líderes comunistas al mismo tiempo! Antisemitismo ancestral que culpaba a los judíos de haber propagado la Peste Negra, porque estos se lavaban las manos siguiendo el rito religioso que los salvaba de una desgracia que se llevó la vida de una buena parte de los entonces habitantes de Europa. El mismo antisemitismo, antisionismo o judeofobia que hace poco sindicaba a los judíos por haber introducido el Corona, el que los acusaba de hacer el pan ácimo, pan sin levadura (matzá) que se come para celebrar la salida de Egipto, con la sangre de un niño cristiano.
Mientras un niño árabe musulmán juega con un niño judío en el Hospital Tel Hashomer, junto a sus familias esperan su turno para la diálisis. Mientras otra familia judía llora la muerte de su hijo en el último bombazo de un terrorista palestino en un paradero de buses de Jerusalem, otra familia árabe “celebra” el atentado regalando dulces en las calles de Ramallah.
Frente a este a veces desolador e incluso angustiante panorama, es importante explicar una y otra vez la verdad. Actuar con la fuerza de la realidad y recalcar una y mil veces porqué es errado, es mentira y en muchos casos es sólo el viejo antisemitismo que intenta configurar un escenario que no existe para intentar dañar al único Estado Judío del mundo, Israel.
Para ello, es fundamental la tarea de la ONG “Comunidad Chilena de Israel”, liderada por su presidente Gabriel Colodro y su director, Hernán López y del kibbutz Gezer. Es clave por cierto la labor de las comunidades judías, en particular la chilena, encabezada por Ariela Agosin, y de sus miembros directivos Daphne Englander, Gabriel Silber y Grace Agosin, entre otros.
Y por sobre todo esta labor cuenta con el apoyo fundamental del Ministerio de Alyha e Integración, particularmente de Revitale Einstein y de Natalia Sidon. Es encomiable lo que realiza esta institución israelí.
A esta maravillosa sinergia se han sumado el generoso apoyo de brillantes académicos, como el Dr. Michael Ehrlich de la Universidad Bar Ilan, distintos ediles, como la alcaldesa de Netanya Miriam Fierberg, miembros del Kneset, como la ex presidenta del grupo de amistad parlamentaria entre Chile e Israel, Sharen Haskel, y muchos otros chilenos que contribuyen significativamente la Hasbará, como Daniel Weinstein o el director del programa “Young Ambassadors” de la Municipalidad de Ranana, Alon Damses, a todos los cuales (es imposible nombrarlos a todos) les debemos nuestra eterna gratitud.
Ellas y ellos continuarán en la tarea de demostrar a políticos, alcaldes, empresarios, estudiantes y emprendedores, el verdadero Israel, un país libre y democrático, un país que en 75 años ha convertido el desierto en un vergel , ha creado universidades en donde emergen premios nobeles, una nación que fomenta el desarrollo integral y que es tremendamente solidaria. Un país que es síntesis de tradición y modernidad, un lugar en donde se premia la diversidad y en donde se promueven la innovación y la creatividad, y por sobre todo y a pesar de todo, un país feliz.
Por Daniel Farcas Guendelman, ex diputado por el partido de la democracia.
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