Perdón Sara

23:53 hs. del 18 de julio de 2023

Por Waldo Wolff*

9:53 de la mañana en Pasteur 633 y como cada 18 de julio suena la sirena que recuerda a las 85 víctimas del atentado perpetrado en la AMIA en 1994 y que también dejó centenas de heridos: los que padecieron ese día y todos los seres queridos de los fallecidos.

Desde el palco oficial, autoridades de las instituciones centrales reclamaban airadamente al gobierno nacional (del mismo signo político que aquel que gobernaba cuando fue el atentado) el esclarecimiento del crimen, la pasividad de la cancillería en el acto de asunción de Ortega en Nicaragua ante la presencia de un requerido por la justicia argentina (con pedido de captura internacional) como autor del atentado y la “negligencia” de haber dejado entrar un avión venezolano con tripulación del ejercito iraní a nuestro país piloteado por un miembro de la guardia revolucionaria.

Al mismo tiempo recordaban el asesinato del fiscal Nisman y (de minima) el descuido y destrato que estos tuvieron para con él y su familia.

Horas después, este mismo 18 de julio, parte de la dirigencia comunitaria de estas instituciones centrales organizaban un Congreso contra el terrorismo, en el que uno de los expositores principales -a quien se invitó con honores- fue el Ministro de seguridad Aníbal Fernández, jefe de gabinete en épocas del asesinato del fiscal y, en la actualidad, con jurisprudencia en el tema del avión en cuestión.

Hasta aquí esta escena solo sería repudiable si no tuviese el condimento de que el Congreso se realizó en un hotel renombrado de Puerto Madero, a metros del departamento en el cual apareció asesinado el fiscal el 18 de enero del 2015.
Y podríamos catalogarlo como un descuido si no fuese que el actual ministro Aníbal Fernández fue el ejecutor de una de las campañas de amenazas, intimidaciones y desprestigio de Nisman, de la familia del fiscal y de la dirigencia de la comunidad judía más virulenta de las que se tenga memoria.

Recordemos algunas frases textuales del actual ministro Fernández en aquellos días en los que regaba con barbaridades a la opinión pública utilizando el aparato oficial mientras el cuerpo del fiscal todavía estaba tibio:
“Estamos en manos de un montón de sinvergüenzas incluyendo a Nisman. Se le dieron muchos fondos para que esclarezca el caso AMIA y él lo dedicaba a salir con minas y pagar ñoquis. Un sinvergüenza como pocos se han visto en este país”.
Cabe aclarar que la auditoria oficial sobre los fondos de la fiscalía arrojaron que no faltó ni un solo peso, dejando en claro la acción difamatoria de Aníbal Fernández.

“Si fuera fiscal hubiese pedido la detención de la madre de Nisman”, de quien insinuó avaricia por ir a la caja de seguridad familiar días después del asesinato diciendo esta frase aún con el cuerpo sin enterrar y siendo el responsable de brindarle seguridad a un fiscal al que el gobierno, a través de los custodios que debían cuidarlo, le liberó la zona entre otras cuestiones.

Yo a estas horas de esta noche del 18 de julio de 2023 después de un día muy largo, nuevo aniversario del atentado a la AMIA y su conexión con el asesinato del fiscal Nisman me siento a escribir estas líneas obligado por mi conciencia y me pregunto qué pensará Sara, la madre de Nisman, mientras intenta dormirse.

¿A quién debe tenerle más bronca: a quien la insultaba y amedrentaba desde el poder durante los días posteriores al asesinato de su hijo o a quienes desde parte de una dirigencia de la comunidad judía (que además fue imputada por traición a la patria por el kirchnerismo) la abrazan a ella a la mañana honrando al bravucón y difamador profesional de Fernández a la tarde?

Me da mucha vergüenza preguntarle y no tengo repuestas.
Solo atino a decirle con estas pocas palabras: “Perdón, Sara”, mientras le pregunto a esa dirigencia: ¿Cómo hacen para dormir tranquilos?

*Ex vicepresidente de la DAIA, autor de Asesinaron al fiscal Nisman. Yo fui testigo, y productor del documental Nisman, la víctima 86.