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La Encrucijada de Kaliningrado

En la columna de hoy, dejamos al menos por un rato la crisis en África Occidental, y nos ocuparemos del escenario europeo, no precisamente sobre el acontecer del conflicto ruso-ucraniano como elemento principal, aunque si se podría decir a modo referencial, pues vamos a analizar una crisis actual, pero que también es un conflicto en potencia, y que puede alcanzar proporciones mayores, a la guerra en Ucrania.

Para ir entendiendo la cuestión a analizar, recurriremos a la Historia, pues en el Siglo XIII, más precisamente en el año 1255, la Orden de los Caballeros Teutónicos, conquistaron un territorio a orillas del Mar Báltico y fundaron la ciudad de Konigsberg, que tuvo una gran influencia comercial por su puerto, y por haber sido durante más de 300 años la capital de Prusia, hasta su traslado a Berlín, pero manteniendo el dominio germano, como la Prusia Oriental, una Konigsberg, que fue la cuna en 1724 de una de las figuras de la Ilustración, el gran filósofo Immanuel Kant, gran referente de la corriente Idealista de las Relaciones Internacionales, cuya visión dejó plasmada en su obra La Paz Perpetua.

Tras el final de la 2da. Guerra Mundial, este territorio de 15 mil km2, y en la actualidad con más de 1 millón de habitantes, fue ocupado por la URSS., una situación que fue acordada con sus aliados, los EE.UU., Reino Unido y Francia, y la ciudad de Konigsberg, fue rebautizada como Kaliningrado, en honor al héroe de la revolución bolchevique, Mikhail Kalinin, y a partir de entonces es parte integral de Rusia, a diferencia de sus vecinos, al norte, Lituania que se constituyó como una república socialista, al igual que Letonia y Estonia, integrando la URSS., mientras que al sur, se encuentra Polonia, un Estado que fue satélite del bloque soviético, en una palabra, Kaliningrado es una isla, un enclave de la actual Rusia, rodeado por miembros de la U.E. y la OTAN.

Pero antes de seguir, es conveniente aclarar que la totalidad de la población de origen germano que habitaba este enclave, por disposición de Joseph Stalin, entre 1947 y 1948, fue expulsada por la fuerza, y repoblada por algo más de 400 mil rusos étnicos y una minoría ucraniana, y de esta manera, se aseguró que en el futuro no surgiera ningún sentimiento separatista, lo que al presente, dio el resultado esperado.

Ahora bien, mientras duró el imperio soviético, es decir, durante la Guerra Fría, la distancia que separaba el territorio de Kaliningrado de la Rusia soviética, no constituía un problema para Moscú, ya que tanto Lituania como Bielorrusia eran repúblicas socialistas, parte de la URSS y Polonia, como se señaló, era un país del bloque soviético, pero con el colapso de la URSS, a inicios de los años 90, y ocurriendo las progresivas independencias de algunas de las repúblicas que la integraban, entre las cuales estaban los tres Estados bálticos ya mencionados, la cosa fue cambiando.

Es así, que la independencia de Lituania y el giro del lineamiento geopolítico de Polonia, más la integración de estos dos países en el 2004, tanto a la U.E. como a la OTAN, complicó la situación de Kaliningrado, quedando aislada tanto geográficamente como también, en el aspecto político y el económico.

Este oblast o unidad administrativa rusa, es una de las 85 que conforman la Federación, que además de las fronteras con Lituania y Polonia en el marco continental, tiene la particularidad de la proyección de dichos límites en dos accidentes geográficos sobre la costa del Báltico, al sur el istmo de Vístula, que la conecta con suelo polaco, y al norte el istmo de Curlandia, mucho más largo, que la une con su vecino lituano, que tiene una extensión de 98 km., pero sumamente angosto, entre los 400 m. y los 3.800 m., ubicándose la frontera ruso-lituana justo a la mitad.

Ahora bien, descripta la ubicación geográfica de Kaliningrado, la importancia de este enclave, está en que Rusia, tiene pocos puertos en su occidente, más precisamente, San Petersburgo y Kaliningrado, pero con la particularidad, que esta última ciudad, su puerto no sufre del congelamiento invernal de sus aguas, lo que lo hace activo todo el año, y le permite el acceso al Mar del Norte y por ende al Océano Atlántico, lo que constituye una salida al comercio ruso, aunque hasta ahora, la región no ha tenido todo el desarrollo económico esperado, pues sólo representa el 1% del PBI de Rusia, que es aproximadamente unos u$s. 7 mil millones, lo que nos daría unos u$s. 7.300 per cápita, casi la mitad del de Polonia.

Sin embargo, la importancia geopolítica y estratégica es más que relevante, transformando a Kaliningrado en una gran base militar, tanto naval, aérea y terrestre, lo que la hace una amenaza política y militar potencial, en principio para los países limítrofes que son miembros de la OTAN, y esto ha incrementado la importancia del enclave, comparándose a los tiempos de la Guerra Fría.

En la actualidad, se hallan destinados algo más de 20 mil efectivos del ejército, casi 60 unidades navales de todo tipo, como ser: submarinos, buques de asalto, destructores y fragatas misilísticas, que no es otra que la Flota rusa del Báltico, a lo que se suman, 800 tanques, 1.200 vehículos blindados, unos 345 sistemas de artillería, y en cuanto a la fuerza aérea, hay aproximadamente algo más de 200 aeronaves, entre cazas y helicópteros de combate, sin embargo, hay que señalar que tras la anexión en el 2014 de Crimea y el actual conflicto con Ucrania, se han desplegado misiles Iskander, con capacidad nuclear, montados en plataformas móviles, que poseen un sistema de lanzamiento simultaneo de 32 misiles, con un rango de alcance de 500 km., que podrían impactar objetivos en Polonia, Lituania y Letonia, lo que involucra entonces, a la Alianza Atlántica.

Tampoco se puede obviar, el sistema antiaéreo S-400, de última generación, que le permite el derribo de cualquier aeronave en un radio de 250 km., y esto implica que Rusia tiene la capacidad de neutralizar a los aviones de la OTAN en el espacio aéreo entre Europa Occidental y sus miembros en la cuenca del Báltico, en síntesis, esta estrategia Ofensiva-Defensiva, que se denomina A2AD, establece una zona prácticamente blindada, y le posibilita controlar los movimientos de una fuerza oponente, por tierra, mar y aire.

Y esto constituye una gran preocupación para la OTAN, en particular en los países de Europa del Este y los del Báltico, y que se debe leer en el contexto de la tensión creciente con Rusia, que la guerra en Ucrania ha funcionado como un catalizador, dando lugar a una verdadera “remake” de la Guerra Fría, por el caso, Polonia a levantado con financiamiento de la U.E., seis torres de observación para monitorear los movimientos rusos a lo largo de los 200 km. de frontera común, la que fue recientemente alambrada.

Ahora bien, se ha señalado que la amenaza es también política, en particular para Lituania, Letonia y Estonia, países que se encuentran rodeados por Rusia y por su aliada, Bielorrusia, veamos, los tres estados bálticos están ubicados en medio de la ruta de Rusia con la llamada locomotora de la U.E., Alemania, lo que los ha convertido en parte de una región susceptible de tensiones, en particular por las constantes violaciones de sus espacios aéreos por aviones militares rusos, y esto es un foco de preocupación para la OTAN.

Por otra parte, no olvidemos que estas tres repúblicas no fueron Estados satélites, sino parte integral de la URSS., por lo cual durante décadas ha habido gran intercambio poblacional, y si bien no de manera uniforme, han recibido y se han asentado una cantidad relevante de población de origen ruso en los mismas.

Por ejemplo, Estonia es prácticamente un país con dos sociedades, pues al igual que el caso del Donbás, en Ucrania, existen numerosos bolsones de población rusa, que se refleja en un 25% de la población, mientras que en Letonia, supera por poco ese mismo porcentaje, y en cuanto a Lituania, el porcentual es de un 5%, sin embargo, hay algo en común que afecta a esa población rusa, y es una situación social y jurídica especial, que ha producido exclusión, y que se refleja en islotes barriales de mayoría rusa, que mantienen fuertes vínculos con la Madre Rusia, y constituyen “sociedades de segunda”, incluso, en Estonia hay unos 70 mil personas descendientes de rusos que no se les ha reconocido la ciudadanía, y por lo tanto son apátridas, algo así como el 6% de la población de ese país, y esto se debe a una ley de 1991, por la cual, el gobierno estonio reconoció como ciudadanos de pleno derecho a todo aquel nacido en Estonia antes de la ocupación soviética de 1940, y por supuesto a sus descendientes, y algo similar se da en Letonia, donde los apátridas superan el 8%, unas 130 mil personas.

Y estas situaciones, no sólo dan lugar a la exclusión, a la discriminación y las mínimas oportunidades laborales para los étnicamente rusos, sino que posibilitan la aplicación por parte de Rusia de estratégicas propias de lo que se denominan “Conflictos Híbridos”, como ser la manipulación, y por eso Moscú lleva tiempo en fomentar la confrontación, el sentimiento identitario nacional ruso y la idea de Putin de la Gran Madre Rusia, que significa, incluir a aquellas regiones étnicamente rusas o ruso parlantes, más allá de la propia Rusia, son los ejemplos de regiones del norte de Georgia, Crimea y el Donbás en Ucrania, y según esta visión, Moscú considera que debe proteger a esa población y velar por su seguridad e integridad, pues esas minorías rusas, son un instrumento para extender y revalidar su influencia.

De esta forma, articulando la guerra hibrida, el Kremlin busca actuar de manera combinada con medios políticos, económicos e informáticos, e incluso paramilitares, por el caso, a través de fakenews, de ataques informáticos, el corte de suministro energético y el formar y apoyar a grupos radicales prorusos en los tres países bálticos, de manera tal de debilitar la seguridad y la legitimidad de sus instituciones, lo que no descarta la movilización de sus FF.AA. a lo largo de la frontera común con aquellos, en lo que se denomina “estrategia de tensión”, aún cuando existan bases de la OTAN, con tropas de los EE.UU., Canadá, Reino Unido y Alemania, que junto a las FF.AA. propias de los tres países bálticos totalizan unos 35 mil efectivos.

Pero, en el caso de Lituania y Kaliningrado, hay una circunstancia que constituye el Talón de Aquiles de la Alianza Atlántica, es el llamado Corredor de Suwalki, de unos 90 km. de largo, que conecta a aquel país con Polonia, y por ende a los miembros de la OTAN en la Europa Central, recordando que el extremo oriental de este corredor se encuentra Bielorrusia, aliada de Moscú, y al otro extremo, el enclave ruso citado, lo que posibilitaría a Rusia en caso de ocuparlo o ejercer un control ofensivo, la desconexión y la movilización de fuerzas paramilitares, como podría ser la EMP Wagner, que no olvidemos, hoy se encuentra acantonada en Bielorrusia, y recordemos que los gobiernos de Varsovia y Vilna, han acusado a Minsk de facilitar el ingreso ilegal de migrantes a sus territorios, lo que motivó una tensión entre los tres países, y además, la reciente entrega de misiles nucleares tácticos rusos al régimen de Lukashenko, en síntesis, para Moscú es la OTAN la que ha cercado a Rusia, mientras que para la Alianza Atlántica, Kaliningrado representa una amenaza potencial para sus miembros, en particular los bálticos y los de Europa Central, y esto ha posibilitado que hoy Polonia adquiera un valor estratégico relevante.

Finalizando la columna de hoy, mientras se desarrolla la guerra rusa-ucraniana, la posibilidad y la probabilidad que estalle un segundo conflicto armado en Europa, es relativamente baja, se da en cierta forma, un escenario de equilibrio de los poderes disuasorios de ambos bandos, pero la verdadera amenaza, en particular para los tres estados bálticos señalados a lo largo de la presente, está en el relevante peso de la población de origen ruso o ruso parlantes en aquellos países, que se potencia con la escasa integración, la discriminación jurídica y la endeble situación económica de ese colectivo, todo lo cual serviría para la aparición de movimientos de protestas radicalizados o incluso grupos separatistas o insurgentes, que si podrían provocar la desestabilización de sus gobiernos, en particular en Estonia y Letonia, y para Lituania el riesgo es, la fortaleza de Kaliningrado y una desconexión con el resto de Europa Central, motivo por el cual Vilna ha restringido, a partir del conflicto ruso-ucraniano, el tránsito de bienes o mercaderías procedentes de Rusia con destino a Kaliningrado, aunque no la misma medida sobre las personas, y esto Moscú lo considera una violación a los acuerdos firmados entre ambos Estados, entonces, por todo lo analizado, más que una conclusión, lo que surgen son inquietantes preguntas, ¿Actuará Rusia como lo hizo en el Donbás, fogoneando un conflicto híbrido?, ¿La OTAN incrementará su poder militar en aquella región?, es por eso que la frase elegida para el cierre, es del pensador romano del Siglo IV e.c. Flavio Vegecio Renato, que en su obra “De re militari” expresó, “…si quieres la paz, prepárate para la guerra…”

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