Un increíble espía llamado Eli Cohen
Eli Cohen nació en Alejandría, Egipto, 1924, en el seno de una familia judía que había emigrado de Siria. En Alejandría recibió una educación judía y luego estudió ingeniería en la Universidad local. A la edad de 20 años se unió al movimiento sionista y en 1957 emigró a Israel; donde trabajó, entre otras ocupaciones, como traductor de diarios árabes para la inteligencia israelí.
Fue reclutado para la unidad 188 de Tzahal que se dedicaba a actividades de inteligencia, formándose como espía. A partir de los años 60 comenzó la etapa sobresaliente de su carrera. En 1961 se lo envió a la Argentina, en donde se le dotó de una identidad falsa como un árabe sirio. En círculos importantes se presentaba como un hombre de negocios, y con una simpatía singular logró generar amistades en el ámbito comunitario árabe sirio local. Al año siguiente se mudó a Damasco.
Llegó a Siria como un hijo pródigo, un patriota nacionalista que vuelve del exilio después de varios años. Alquiló un departamento en las cercanías del Comando General del ejército sirio y rápidamente ganó la confianza de varios militares y oficiales del gobierno. Obtuvo así información vital sobre los planes operativos militares y los contactos sirios con las organizaciones terroristas palestinas.
Sus informes eran enviados por radio y por cartas secretas a la inteligencia israelí. Su logro más renombrado fue su viaje a las fortificaciones sirias en los Altos del Golán, desde los cuales los morteros apuntaban directamente a Israel.
Se dice que sugirió plantar eucaliptos alrededor de los bunquers militares sirios de los Altos del Golán.
Cohen arguyó que esos árboles proporcionarían cobertura natural para los puestos de avanzada. Después de que esta sugerencia fuese llevada a cabo por los militares sirios, Cohen envió la información a Israel.
Estos detalles fueron muy útiles en la Guerra de los Seis Días, 1967, cuya aviación utilizó estos árboles recién plantados como guía, destruyendo la mayoría de las bases sirias.
Cada seis meses salía de viaje a Europa, decía que era por negocios, ahí se encontraba con sus superiores israelíes y también aprovechaba para viajar a Bat Yam a visitar a su familia. En 1964 fue transferido al Mossad como parte de la reorganización del sistema de inteligencia israelí. En esos días los planes sirios estaban enfocados en dos grandes objetivos: atacar el Acueducto Nacional israelí, que transportaba el agua de la región norte a la semidesértica región del Neguev, y en colaborar con la creación de la organización terrorista palestina Al Fataj.
Cohen trabó amistad con generales de alta graduación, tenía fama de organizar fastuosas fiestas en las que no faltaban las bellas mujeres y el alcohol. Gracias a esto se hizo muy popular entre los altos mandos militares sirios y destacadas figuras políticas del partido Baath. Relatan que la relación de Cohen con el poder sirio era tan íntima, que llegó a ser considerado el tercero en la línea de sucesión para convertirse en presidente de Siria. Con semejantes vínculos, fue capaz de obtener una amplia información sobre los pilotos de las Fuerzas Aéreas Sirias, incluyendo sus nombres, códigos reales e información de sus familias.
En enero de 1965, arribó al puerto de Latakia un cargamento soviético con aparatos de comunicación inalámbricos de última generación. Cohen desconocía el arribo de este material que permitió a las fuerzas militares apresarlo in fraganti enviando mensajes de radio.
El 24 de enero, Siria anunció oficialmente su detención. Luego de un juicio a puertas cerradas se lo condenó a morir en la horca. El 18 de mayo se ejecutó la sentencia, su cuerpo estuvo colgado durante horas ante el público en general, con un extenso cartel que describía sus crímenes y su servicio al enemigo.
Dos años después, al concluir la Guerra de los Seis Días, el primer ministro israelí Levi Eshkol, comentaba que la información que aportó Eli Cohen fue vital para el éxito en la guerra, muchos soldados salvaron sus vidas por el conocimiento que tenían del enemigo.
Hoy Eli Cohen es considerado un héroe nacional. En su prisión siempre comentaba que no se arrepentía de lo que hizo, si tenía dolor por lo que no pudo hacer. Es importante señalar que el gobierno de Damasco hasta el día de hoy se negaba terminantemente a devolver los restos de Eli Cohen a su familia para su entierro en Israel. Por lo visto la espera llegó a su fin.
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