Carta a los padres

A menudo, como madres y padres de estudiantes, tendemos a evaluar a nuestros hijos según sus calificaciones, conductas y evidencias de inteligencia o talento. Sin embargo, estos criterios pueden actuar como un dique que contiene y limita el verdadero potencial de nuestros hijos, que es invisible e imposible de escanear. Cada niño y joven posee un universo de posibilidades que no siempre se reflejan en estos indicadores convencionales.

Aunque con las mejores intenciones, nosotros, los adultos, solemos proyectar en los hijos nuestras propias experiencias y concepciones de éxito, basadas en lo que fue relevante en el pasado. Pero el mundo cambia a un ritmo vertiginoso, y lo que fue válido para nosotros posiblemente no lo será para ellos.

La verdad es que les estamos dejando un pesado legado de desafíos que no hemos sabido resolver: pobreza, contaminación, guerras, injusticias y largas colas para cualquier servicio vital. Ellos tienen la capacidad de hacerlo mejor.

Alentemos a nuestros hijos a cuestionar y desafiar lo establecido e imaginar nuevas formas de abordar estos problemas.

Animémoslos a abrir puertas que nosotros no abrimos, a derribar los muros que los han limitado. Fomentemos que vivan sus propias experiencias, que construyan su propio conocimiento interactuando con personas de diversas culturas y visiones del mundo. Todo esto ampliará su mente hacia nuevas ideas, abrirá su corazón hacia la empatía y nutrirá su alma con la calma necesaria para pensar en el bien común. Cada persona que conozcan, cada historia que escuchen, cada tropiezo que encaren, les enseñará algo nuevo y nutrirá su imaginación.

Lo único que necesitan es que creamos en ellos y su capacidad de ser agentes de cambio. Ellos pueden innovar, reparar y transformar este mundo en un lugar donde las esperanzas y sueños se pueden hacer realidad.

En estos días de cierre de un ciclo anual e inicio de uno nuevo, hagámosle sentir a nuestros hijos que creemos en ellos, y que nuestro orgullo y bienestar de padres no depende de que hagan lo que esperamos de ellos, sino de la autenticidad y valentía con la que persiguen sus propios caminos hacia los destinos que ellos se propongan.

Felicidades.

León Trahtemberg