La urgente necesidad de recrear un Tribunal de Ética judío
No somos mejores por ser judíos, debemos ser mejores por ser judíos. La diferencia es clara, No hay nada intrínseco en los genes judíos que nos hagan mejores o peores que el resto de la especie humana incluso aunque algunas líneas Jasídicas vean algo especial y metafísico en el alma judía. Son los valores que nos enseñan nuestras fuentes los que deben hacernos mejores. Claro… eso en la medida que sepamos leer las mismas con honestidad y no las deformemos haciendo de ellas un camuflaje donde esconder nuestras miserias.
Las Mitzvot (ordenanzas de la Toráh) le han sido dadas al pueblo judío para refinar el accionar en su vida, logrando una ética que le permita “caminar humildemente en compañía de D.s”, en una elevación espiritual que lo acerque a la fuente de vida. En realidad, el Todopoderoso no necesita del hombre, excepto como socio en su obra de creación, para completar y reparar el mundo, lo que se traduce en el mejoramiento de uno mismo, en relación con el prójimo, su comunidad y el planeta.
Los profetas de Israel y los sabios del Talmud tenían claro las desviaciones del hombre, y especialmente de los “poderosos”. Ya ellos conocían lo que denominaron “Ejad Bapé beEjad Balev”, el hombre falso y corrupto que se contradice entre lo que sale de su boca y lo que sale de su corazón. Fueron contundentes en lo que denominaron Olam Hasheker, el mundo de la mentira. Los Tefilín, (filacterias) pretenden que tengamos coherencia entre el pensamiento, sentimiento y acción.
No quiero ahondar en citas bíblicas, talmúdicas y de otras fuentes judías del musar (la ética) porque este escrito sería interminable y una biblioteca completa, De hecho, a esto apunta todo nuestro pensamiento como pueblo.
Muchos sostenemos que parte de lo ocurrido en Israel antes y después del 7 de octubre tiene que ver con haber perdido esos valores éticos que orientaron la recreación y sostenimiento del tercer Estado Judío en su tierra. La verdadera justificación de su existencia no es ser un refugio contra el antisemitismo, sino sostener los valores éticos que desde Sión deben iluminar a todos los pueblos. Si perdemos eso, perdemos todo, incluso aunque ganemos la impuesta y espantosa guerra.
Las fuentes le prescriben especial cuidado y rigurosidad a aquellos que detentan el poder con leyes muy claras. Sin duda conocen la naturaleza del hombre. Los líderes; dirigentes espirituales y políticos, deben ser los primeros en rendir cuentas y mantener una conducta intachable.
La distancia entre los enormes discursos y prédicas comunitarias que claman por grandes ideales parecen demasiadas veces inversamente proporcional a una realidad que deja mucho que desear en los institucional y personal.
Es imprescindible contar en cada país y a nivel global con un comité de ética activo para orientar el funcionamiento institucional y dirigencial, que pueda recibir consultas, denuncias, solicitar información y dictaminar sentencias.
Entre las no pocas reformas que necesita nuestro pueblo se encuentra crear un parlamento diaspórico global inclusivo que aborde los grandes desafíos de la vida fuera de Israel y establezca un comité de ética que oriente y establezca pautas. Qué hacer con judíos y grupos de judíos que atentan contra Klal Israel (que, aunque parezca increíble los hay y muchos), las corrupciones de instituciones y funcionarios judíos e individuos particulares que con sus acciones afecten a sus comunidades, al pueblo judío y el Estado de Israel. Claro. lo primero que debería hacer un comité internacional, como local de ética, es establecer su reglamento de conformación, funcionamiento e incumbencia.
Hace 10 días publicamos una editorial que trajo bastante repercusión. La corrupta dirigencia judeo argentina. Muchos de los miembros de la calle judía se sintieron identificados y nos lo hicieron saber. La dirigencia y en especial la que debe responder, se escondió, como es habitual en ese silencio que otorga, y en una aparente indiferencia. En lugar de responder los requerimientos periodísticos o de cualquier judío se sienten amparados en que han sido electos (muchos con muy poca legitimidad de las bases) y que en esa calidad están más allá de la necesidad de dar respuestas y transparentar su accionar. Justamente aquellos que son cuestionados o sus instituciones deberían ser los primeros en querer aclarar y argumentar. No es lo que acontece, seguramente en la conocida premisa de la política que hay que dejar que las horas corran, la gente se olvide y aparezca otro tema que ocupe la cabeza de las personas.
Esta metodología tan evidente de organizaciones y dirigentes hacen que la credibilidad, y distancia entre las instituciones, sus líderes y “sus representados”, cree un abismo y daño mayor, que no será fácil de revertir.
¿Y si nos lo tomamos en serio y vencemos nuestra resistencia al cambio? Por ahí en uno de los momentos más terriblemente dramáticos que recuerda nuestro pueblo desde la Shoá, sin duda por haber perdido el sentido de la humildad sabremos realizar un honesto diagnóstico de nuestra salud ética y encontrar caminos que hagan que aquello que declamamos como valores se acerquen un poco a la realidad. Lo necesitamos con urgencia. No estamos yendo por un buen camino. A las pruebas me remito.
Lic. Miguel Steuermann, Director General de Radio Jai, Cofundador de la Confraternidad Judeo-Musulmana, Embajador para la Paz de la Coalición Humanitaria Internacional, prosecretario de la Cámara de Comercio Argentino Israelí.
Crédito de la foto: seb_ra / Istock
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