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Devarim antes del 9 de AV

Radio Jai-Devarim antes del 9 de AV

Rabino Yerahmiel Barylka

Tisha Beav puede ser día de renacimiento y redención.

Parashat Devarim se lee siempre el Shabat anterior a Tisha Beav.

Devarim comienza con un discurso de Moshé en el que les relata a los israelitas su viaje por el desierto, les recuerda los errores del pasado y les describe los desafíos que les aguardan.

Moshé no se dirige a los israelitas adultos que salieron de Egipto, sino a sus hijos.

Los adultos originales del Éxodo habían sido condenados a vagar durante 40 años y a morir en el desierto porque habían perdido la fe muy pronto, cuando 10 de los 12 espías regresaron de su reconocimiento de la heredad y declararon que la tierra y sus habitantes eran demasiado aterradores y peligrosos para conquistarlos.

Moshé se dirige a esa generación como si tuvieran edad suficiente para recordar los acontecimientos que está relatando (aunque muchos de ellos no la tienen) y como si ellos también tuvieran la responsabilidad de los pecados cometidos por sus padres.

Tal vez lo hace para que esta generación entienda la carga que lleva de comportarse de manera diferente que la de sus ascendientes.

Moshé dice al relatar el viaje: “En aquel tiempo yo les hablé diciendo: ‘Yo solo no puedo cargar con ustedes. .A. su Dios los ha multiplicado, y he aquí que hoy son tan numerosos como las estrellas del cielo” (Devarim 1:9-10).

A continuación, .A. le ordena que nombre jueces sobre decenas, cientos y miles, para que ayuden a Moshé en su tarea. La delegación de Moshé en estos jueces ayudó a perdurar tanto a Moshé como a los israelitas.

De alguna manera, a través de todas las adversidades a las que nos hemos enfrentado como pueblo en los últimos miles de años, nosotros también hemos conseguido resistir.

La interpretación de Rashí de estos versículos se centra en la imagen que Moshé invoca de las “estrellas del cielo”. Cuando Moshé se refiere a las estrellas, está hablando de los israelitas que crecen en número, pero Rashí se centra en las estrellas del cielo, que vemos a veces brillando con fuerza y a veces en forma tenue, pero que nunca desaparecen de nuestra vista, igual que el pueblo judío ha seguido existiendo como nación a lo largo de miles de años.

Vivimos en una época de creciente división en Israel y de búsqueda desesperada de anular la independencia del poder judicial que desde Moshé, se consagró en el defensor de la paz y la ética internas.

Mientras nos preparamos para Tishá Beav, deberíamos reflexionar sobre la mejora de nuestro yo espiritual.

Si nos hubiéramos animado a hacerlo antes del 7 de octubre, es probable que nuestra suerte hubiera sido otra.

En los próximos días, a raíz de la situación que nos tiene tan mal desde el último Sheminí Atzeret, sería bueno tomarnos tiempo para hacer introspección.  ¿Tratas a los demás con amabilidad y empatía? ¿Nuestras palabras y acciones elevan y apoyan a quienes nos rodean? ¿Nuestros representantes nos encarnan o se han apartado de su mandato y nosotros nada hacemos?

Tal como se instruyó a los israelitas en el capítulo 1:16-17: “En aquel tiempo mandé a sus jueces diciendo: ‘Oigan la causa de sus hermanos y juzguen con justicia entre un hombre y su hermano o el forastero que está con él. No hagan distinción de personas en el juicio; oirán tanto al pequeño como al grande. No tengan temor de nadie, porque el juicio es de Dios”, también nosotros debemos esforzarnos por tender puentes con quienes no estamos de acuerdo política o éticamente.

Al igual que Moshé subrayó la importancia de la unidad y la solidaridad entre los israelitas, la mayor amenaza a la que se enfrenta hoy el pueblo judío somos nosotros mismos.

Los judíos ya tenemos suficientes enemigos como para provocar luchas intestinas entre nosotros.

Vayas o no a la sinagoga, ayunes o no este Tishá Beav, dedica los próximos días a reflexionar sobre cómo podemos seguir haciendo brillar nuestra estrella.

Devarim marca el comienzo del último libro de la Torá. Terminaremos nuestra lectura y volveremos a empezar.

Seguimos existiendo como pueblo porque cada “final” aparente al que se ha enfrentado nuestro pueblo ha terminado, casi milagrosamente, en un nuevo comienzo.

La lucha de nuestro tiempo también puede terminar en un nuevo comienzo si trabajamos para que así sea. Así pues, para reflexionar sobre cómo podemos mejorarnos a nosotros mismos, cómo podemos perfeccionar nuestra comunidad, cómo podemos optimizar al pueblo judío, cómo podemos corregir el mundo que nos rodea y cómo podemos elevar nuestro estado espiritual.

Uno puede preguntarse por qué es necesario que la amonestación específica en Parashat Devarim se lea en conjunción con el período de luto que precede a Tishá Beav.

El libro Biur Halajá[1] (528:4) explica que esto se hace a propósito para que la admonición de Moshé Rabenu a los judíos coincida con el período de Tishá Beav.

Desde el establecimiento del Estado de Israel muchos se preguntaron si el duelo por el exilio y la destrucción tenía sentido, cuando existe la posibilidad que cada judío que todavía está en el exilio pueda llegar a su tierra.

En resumen, ¿qué significado tiene Tishá Beav para un judío de hoy?

También los judíos de la diáspora, particularmente de occidente democrático se cuestionaron si tenía sentido guardar las normas del ayuno. Al fin vivían en libertad y sin amenazas de sus gobiernos ni de sus vecinos.

Ilusión que nos estalló en la cara sin aviso previo.

Como que habíamos olvidado por un instante que si dejamos de lado el sufrimiento que tuvimos (también en la vida personal) perdemos la posibilidad de la clemencia.

Sólo aquella nación cuyo pueblo siente personalmente las penas de su pasado puede construir adecuadamente su futuro.

El libro de historia de un pueblo puede tener sus páginas posteriores brillando con un halo de grandes logros sólo si menciona de forma contigua los sacrificios registrados en las líneas manchadas de lágrimas de las páginas anteriores.

La historia del profeta Yoná-Jonás destaca como un ejemplo histórico clásico de un hombre que se encontró incapaz de enfrentarse a la vida. Tenía un alma muy sensible y el don divino de la profecía. Sin embargo, cuando .A. le ordenó ir al pueblo de Nínive y reprenderles por su maldad, Jonás huyó, incapaz de enfrentarse al mal y a los malhechores.

Fue desobediente y de hecho intentó la temeraria escapada de huir de Dios (1:3) (¿Por qué huyó Jonás de .A. en vez de ir a Nínive?).

Le faltaba misericordia y perdón, quería vengarse y guardaba amargura en su corazón (4:1-3).

Jonás tenía una opinión demasiado elevada de sí mismo y de su propia opinión.

¿QUÉ PODEMOS APRENDER DE LAS DEBILIDADES DE JONÁS?

¿Cómo podemos aplicarlo a nuestras vidas?  Las fortalezas son difíciles de encontrar en la vida de Jonás. Asumió la responsabilidad de sus actos en lugar de hacer que otros la asumieran (1:11-12). Fue honesto cuando huía de .A. y sobre quién era (1:8-10). Cuando estaba dentro del pez, clamó a .A. y expresó arrepentimiento (2:2-9).

¿Y qué había en el pasado de Jonás que causó esta debilidad a la hora de enfrentarse a las realidades de la vida? ¿Qué le convirtió en un prófugo que intentaba huir de su deber?

Nuestros sabios dicen de Jonás que fue testigo de la felicidad en los atrios del Templo. Vio la belleza y la majestad y la grandeza y la santidad de la vida judía, pero nunca vio la traición y la corrupción, nunca vio la destrucción, la catástrofe y la ruina; vio el Templo en su gloria, pero no lo vio en sus momentos de luto y miseria (¿huía de la realidad o no la veía?).

Una persona de esa clase se convierte inevitablemente en un escapista y huye de la vida.

Contrasta con Jonás, a los profetas como Jeremías, Isaías y Ezequiel, y verás por qué no huyeron del mandato de Dios.

“גַּם-בִּי הִתְאַנַּף יְהוָה בִּגְלַלְכֶם לֵאמֹר גַּם-אַתָּה לֹא-תָבֹא שָׁם” (דברים א: לז).

“También contra mí se enojó .A. por vuestra causa, tanto que dijo: “¡Ni entraréis en ella!” (Devarim 1: 37).

La raíz verbal de “enojarse” (.א. נ. פ) no es muy diferente del término arameo אַנְפּוֹהִי del libro de Daniel (2: 46) que significa “rostro”. Es probable que .A. haya apartado su Rostro de su fiel siervo!

¿Cómo explicar, sin embargo,  que el mayor de los profetas pudiera haberse extraviado tanto como para tomar una decisión tan cargada de consecuencias (Bemidbar-Números 13: 18-20)? Diez de los doce príncipes, que representaban a la gran mayoría de Israel, dieron un informe sesgado sobre la tierra prometida con el fin de disuadir a los hijos de Israel de entrar en ella (Números 13: 27-29).

El error fatal de Moshé al acceder a la petición de los príncipes (Devarim-Deuteronomio 1:22) se basó en un malentendido.

En efecto, Moshé sólo pide a los príncipes que exploren la Tierra y, según el término hebreo, que לָתוּר (“visiten, exploren”), que se comporten como “turistas” (Números 13: 2; 17; 21; 25; 32). Ahora bien, los príncipes, lejos de explorar la Tierra para dar un relato objetivo que anime a los hebreos a entrar en ella, se comportarán de hecho como espías, es decir, mirarán la Tierra con gafas de hombres de guerra observando al enemigo con lupa y dejando en un segundo plano su enorme potencial económico:

“וַיִּפְנוּ וַיַּעֲלוּ הָהָרָה וַיָּבֹאוּ עַד-נַחַל אֶשְׁכֹּל וַיְרַגְּלוּ אֹתָהּ.” (דברים א: כד).

“Y partieron, y salieron a la región montañosa, y llegaron al valle de Eschcol, y espiaron aquella tierra” (Deuteronomio, 1: 24).

Pero, ¿no parece desproporcionado el castigo sufrido por Moshé en comparación con el pecado de un hombre extraordinario que sacrificó su vida por Israel?

La decisión de Moshé, además de ser indirectamente la causa de los cuarenta años pasados en el desierto (Números 14: 28-34), fue la causa de la catástrofe de la destrucción de los dos Templos de Jerusalén (I Reyes 25: 8-9), según los Sabios:

” וַתִּשָּׂא כָּל-הָעֵדָה וַיִּתְּנוּ אֶת-קוֹלָם וַיִּבְכּוּ הָעָם בַּלַּיְלָה הַהוּא ‘ (במדבר יד: א) אָמַר רָבָּה רַב יוֹחָנָן: אוֹתוֹ הַלָיְלָה לֵיל תִּשְׁעָה בְּאָב הָיָה, אָמַר הַקָּדוֹשׁ בָּרוּךְ הוּא: אַתֶּם בְּכִיתֶם בְּכִיָּה שֶׁל חִינָּם וַאֲנִי קוֹבֵעַ לָכֶם בְּכִיָּה לְדוֹרוֹת”. (בבלי טענית, כט: א).

“Entonces toda la comunidad se levantó con un grito, y el pueblo pasó aquella noche lamentándose.” (Números 14: 1). Rabá, en nombre de Rabí Yojanán, dijo: “Aquella noche era el nueve de Av. El Eterno les dijo: “Habéis derramado lágrimas gratuitamente, por eso os he fijado lágrimas que durarán por generaciones” (Talmud de Babilonia, Taanit 29 a).

¿Por qué hablar de “lágrimas gratuitas”? De hecho, Moshé esperaba que este viaje a la Tierra persuadiera a los príncipes de llevarse a los hebreos con ellos. Sin embargo, no fue así, ya que los príncipes redactaron un relato distorsionado por sus propios prejuicios y su sincero pesar por haber abandonado la tierra de Egipto:

“וַיֹּאמְרוּ אֶל-מֹשֶׁה הֲמִבְּלִי אֵין-קְבָרִים בְּמִצְרַיִם לְקַחְתָּנוּ לָמוּת בַּמִּדְבָּר מַה-זֹּאת עָשִׂיתָ לָּנוּ לְהוֹצִיאָנוּ מִמִּצְרָיִם. הֲלֹא-זֶה הַדָּבָר אֲשֶׁר דִּבַּרְנוּ אֵלֶיךָ בְמִצְרַיִם חֲדַל מִמֶּנּוּ וְנַעַבְדָה אֶת-מִצְרָיִם כִּי טוֹב לָנוּ עֲבֹד אֶת-מִצְרַיִם מִמֻּתֵנוּ בַּמִּדְבָּר” (שמות יד: יא-יב).

“Y dijeron a Moshé: ‘¿Fue por falta de encontrar sepulcros en Egipto por lo que nos sacaste a morir en el desierto? ¿De qué nos has servido sacándonos de Egipto? ¿No fue así como te hablamos en Egipto, diciendo: ‘Déjanos servir a los egipcios’? De hecho, era mejor para nosotros ser esclavos de los egipcios que perecer en el desierto” (Shemot-Éxodo 14: 11-12).

Lo que lamentan, de hecho, es la comodidad material que les fue asegurada en Egipto. Esta actitud prueba su falta de interés por la Palabra del Eterno, y su reinterpretación en negativo:

“וְלֹא אֲבִיתֶם לַעֲלֹת וַתַּמְרוּ אֶת-פִּי יְהוָה אֱלֹהֵיכֶם וַתֵּרָגְנוּ בְאָהֳלֵיכֶם וַתֹּאמְרוּ בְּשִׂנְאַת יְהוָה אֹתָנוּ הוֹצִיאָנוּ מֵאֶרֶץ מִצְרָיִם לָתֵת אֹתָנוּ בְּיַד הָאֱמֹרִי לְהַשְׁמִידֵנוּ” (דברים א: כו-כז).

“Pero os negasteis a subir allí [a Eretז Canaan], desobedeciendo así la voz de .A. vuestro Dios; y murmurasteis en vuestras tiendas y dijisteis: “¡Fue por odio a nosotros por lo que .A. nos sacó de Egipto!” (Deut. 1: 26-27).

Este término “אָהֳלֵיכֶם vuestras tiendas” se refiere a la actitud tan materialista de Lot que, a diferencia de su tío Avraham al establecerse en Canaán, codiciaba la riqueza temporal del lugar y prefirió montar su tienda en Sodoma, ignorando magníficamente la depravación de la moral, el culto pagano y el crimen que allí proliferaban:

“אַבְרָם יָשַׁב בְּאֶרֶץ-כְּנָעַן וְלוֹט יָשַׁב בְּעָרֵי הַכִּכָּר וַיֶּאֱהַל עַד-סְדֹם” (בראשית יג: יב).

“Abram habitó en la tierra de Canaán; Lot habitó en las ciudades de la llanura y tendió su tienda  hasta Sodoma” (Bereshit-Génesis 13: 12).

Así, el término “אָהֳלֵיכֶם vuestras tiendas” del versículo parece aludir a las tres faltas capitales responsables de la caída del Primer Templo (depravación de la moral, culto pagano y crimen premeditado), mientras que el término  “שִׂנְאַת ה’ אֹתָנוּ odio hacia nosotros” del que la comunidad de Israel acusa a Moshé, recuerda el odio gratuito mostrado por los judíos entre sí hasta la víspera de la ruina del Segundo Templo, odio gratuito que será la causa esencial de su destrucción y del exilio de los judíos. En efecto, las diversas facciones judías no cesarán de quemar los víveres guardados por sus hermanos en el odio y, de este modo, las tropas armadas de Roma no tendrán dificultad en arrasar el Templo, del que el Muro Occidental era el último vestigio.

El profeta Jeremías encierra todo el sufrimiento de su pueblo. Como todos los profetas, lleva la conciencia colectiva en su ser desgarrado:

“וְדָמֹעַ תִּדְמַע וְתֵרַד עֵינִי דִּמְעָה כִּי נִשְׁבָּה עֵדֶר יְהוָה (ירמיה יג’, יז’) אָמַר רַבִּי אֶלְעָזָר שָׁלוֹשׁ דְּמָעוֹת הַלָּלוּ לָמָּה? אַחַת עַל מִקְדָשׁ רִאשׁוֹן וְאַחַת מִקְדָשׁ שֵׁנִי וְאַחַת עַל יִשְׂרָאֵל שֶׁגָלוּ מִמְּקוֹמָן” (מסכת חגיגה דף ה’: ב).

“…mis ojos derramarán lágrimas, y aún más lágrimas y lágrimas, ya que el rebaño del Señor habrá sido capturado” (Jeremías 13: 17).

Rabí Eleazar enseña: “¿Por qué el texto reporta la palabra ‘lágrima’ tres veces? Una vez en recuerdo de la destrucción del Primer Templo, una segunda vez en recuerdo del Segundo Templo y la tercera vez en recuerdo de Israel siendo forzado al exilio” (Talmud Babilonia, Jaguiga 5 b).

En cuanto terminó el trágico día de 9 Av, el pueblo de Israel reunido en todas las sinagogas de Israel y de la Diáspora se consoló leyendo las palabras de consuelo del profeta Isaías que, al tiempo que amonestaba a Israel para evitar la caída del Templo, fue también quien anunció, tras su destrucción en tiempos de Jeremías, su reconstrucción (Shabat Haftarat Najamú, Najamú).

“נַחֲמוּ עַמִּי יֹאמַר אֱלֹהֵיכֶם דַּבְּרוּ עַל-לֵב יְרוּשָׁלִַם וְקִרְאוּ אֵלֶיהָ כִּי מָלְאָה צְבָאָהּ נִרְצָה עֲו‍ֹנָהּ כִּי לָקְחָה מִיַּד יְהוָה כִּפְלַיִם בְּכָל-חַטֹּאתֶיהָ”

“Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén, y gritadle que su tiempo de prueba ha terminado, que su crimen ha sido expiado, que ha recibido doble castigo por todas sus iniquidades de mano del Señor” (Isaías 40: 1-2).

Moshé se dejó llevar por los príncipes y el pueblo, incapaces de aceptar el don de la tierra de Israel. Las consecuencias son inconmensurables y repercuten de generación en generación. Sin embargo, a pesar de sus debilidades y errores, Moshé sigue siendo el más grande de los profetas, el único que pudo hablar con el Señor “cara a cara”.

El perdón del Señor del “doble castigo” -el exilio en el desierto y el exilio del Primer Templo- dio a los exiliados del período del Segundo Templo la esperanza de un retorno a las raíces de su profunda identidad ancestral: Eretz Israel. Así como el Eterno mostró la mayor compasión hacia Sus hijos y Jerusalén (Zacarías 1:16), Israel debe amar a su prójimo, y responder al odio gratuito con amor gratuito, para garantizar la construcción inquebrantable de su capital única e indivisible, Jerusalén, a la que acudirán todas las Naciones.

Esa es nuestra esperanza en nuestro tiempo tan difícil que nos obliga mirar la historia para no repetir los errores.

Así, al experimentar y revivir la destrucción del Templo y de Jerusalén en cada Tishá Beav, podremos hacer nuestra parte para curar los daños de esta guerra y soñar con la profecía de Zacarías 8:19: “Los ayunos de los meses cuarto, quinto, séptimo y décimo se convertirán en motivo de alegría, en fiestas felices para los descendientes de Judá. ¡Amen ustedes, pues, la verdad y la paz!“.

 “Pues bien,  .A. se ha compadecido de Sión y ahora quiere dar vida a sus ruinas, transformar su soledad en un Paraíso y su sequedad en un jardín de .A.. Entonces se lo agradecerán, tocando música y lanzando vivas de entusiasmo y de alegría”. (Isaías 51:3).


[1]  Obra de Israel Meir Hacohen Kagan el Jafetz Jaim (1875-1905).

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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