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Espejismos

Por el 2011, la mal llamada “Primavera Árabe”, que desde la miopía, o la hipocresía geopolítica de la administración de Barak Obama, acompañado por otras potencias occidentales, preanunciaba una oleada de revueltas “democráticas” en el Mundo Árabe, y sólo trajo cambios de gobernantes, pero no de regímenes en el mejor de los casos, o bien Estados Fallidos como Libia, o la descomposición de entidades estatales como Irak y Yemen, y como consecuencia conflictos armados o guerras civiles, la más emblemática, la que estalló en aquel mismo 2011 en Siria, donde se conjugaron desde las reivindicaciones identitarias y nacionales, como las del pueblo Kurdo, o bien la rebelión contra la dictadura del Clan Al Asad, protagonizada por la oposición siria, como también la barbarie del Islamismo Radical de matriz salafista, con el Estado Islámico o ISIS o DAESH, todo lo cual, ratifica mi conceptualización de la “Primavera Árabe”.

Es así, que en un Medio Oriente siempre convulsionado, equivocadamente, tanto líderes como analistas occidentales, utilizan parámetros válidos a otros escenarios, pero que no lo son para abordar, para gestionar o resolver, las complejas realidades e idiosincrasias que caracterizan aquella región, y ahora se despabilan, ante el recrudecimiento del conflicto sirio, que reescribe una nueva página de la geopolítica de aquella problemática región, cuando parecía que el dictador sirio Bashar al Asad, iba recomponiendo su poder y reentablado sus relaciones diplomáticas con Occidente, y con su entorno geográfico.
La Guerra Civil Siria, es un conflicto que forma parte de un proceso de transformación regional, donde el modelo de Estado autocrático, como el sirio, está desgastado, y en el que una salida a una democracia es más que difícil, lo que explica que la guerra lleve trece años, y se haya cobrado más de medio millón de vidas, y supera los 6 millones de desplazados, que en su mayoría, han conformado y conforman las olas de inmigrantes, que huyen a Occidente, y en menor medida a otras regiones linderas, con los consecuentes efectos geopolíticos, geoeconómicos y demográficos.

En ese escenario, si bien el régimen sirio, hasta mediados de la semana pasada, controlaba las principales ciudades que se encuentran en la región norte y centro occidental, con mayor concentración demográfica, como ser Alepo, Idlib, Hama, Homs y Damasco, a las que sumemos, Latakia y Tartus, en el Mediterráneo, pero en el resto del territorio sirio, aún se registraba la presencia y las actividades de grupos rebeldes, kurdos e islamistas, sin olvidar que la mayoría de la población siria profesa el Islam sunnita, todo lo cual, contribuía a dar una apreciación ilusoria, que el conflicto estaba terminado.

Recordemos que Bashar al Asad, salvó su régimen gracias a las intervenciones armadas a su favor de Rusia e Irán, e incluyo también, a la organización político-terrorista libanesa chiita Hezbollah, sin embargo, estos tres actores en el presente están comprometidos y/o debilitados, como consecuencia de los conflictos en Ucrania o contra el Estado de Israel, circunstancias que evidentemente han sido tomadas en consideración por las fuerzas opuestas al gobierno sirio, lo que ha generado una nueva escalada regional.

Ahora bien, la sorpresiva y rápida ofensiva, que se ha producido desde mediados de la semana pasada, es protagonizada por una coalición conformada por, el Frente Nacional para la Liberación o FNL, que cuenta con el apoyo de Turquía, y “Hayat Tahrir al Sharm” o Alianza Islamista de Liberación del Levante o por sus siglas HTS, un grupo islamista sunnita de raíz salafista, que en el pasado estuvo vinculado a la red Al Qaeda, hoy están enfrentados, pero tiene estrechos lazos con las Hermandad Musulmana de Egipto.

Veamos, Hayat Tahrir al Sharm, se formó en el 2017, tras la fusión entre Jabhat Fatah al Sharm, ex grupo Al Nusra, el Frente Ansar Al Din, el Jaysh Al Sunna, el Liwa Al Haqq de Idlib y el Movimiento Nair Al Din Al Zenki, esto por iniciativa de Abu Jaber Shaykh, quien fuera secundante del emir de Ahwar al Sharm, y esta coalición de grupos islamistas salafistas, en la actualidad está liderada por Abu Muhammed Al Golani, cuyo verdadero nombre es Ahmed Hussein Al Shar´a, un líder pragmático, que busca que la población acepte la Sharía por propia decisión, más que por imposición, y esto ha despertado cierta simpatía en grupos sunnitas no salafistas, y que en un país con el 73% de su población que profesa el Islam sunnita, proporciona las condiciones para que en caso, que el HTS pueda hacerse con el control de gran parte de Siria, la Hermandad Musulmana se haga en consecuencia, con un importante y estratégico territorio, en síntesis, el objetivo último de Hayat Tahrir al Sharm, es la creación de un Estado Islámico regido por la Sharía.

Como se señaló, si bien el régimen de Bashar al Asad controlaba las principales ciudades, que se encuentran en la región del norte y centro occidental de Siria, como Alepo, Hama, Homs y Damasco, a las que sumamos en la costa mediterránea, Latakia y Tartus, en el resto del territorio sirio, aún se registraba la presencia y actividades de grupos rebeldes, kurdos e islamistas, todo lo cual, daba una percepción equivocada que el conflicto interno estaba terminado.

Tal es, de equivocada esa percepción, que no se toman en cuenta áreas de Siria, que se hallan bajo influencia y/o control de terceros actores, por el caso, al oriente del país a lo largo de la frontera con Irak, y un tramo que llega hasta la ciudad de Raqqa, en el centro, están las bases de los EE.UU., que colaboran con la fuerzas de las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo, y esta presencia estadounidense se repite en un enclave en el sur oriental, en la confluencia de la frontera tripartita, siria-iraquí-jordana, además recientemente, la fuerzas de EE.UU., llevarón a cabo un operativo exitoso en el norte, contra el grupo terrorista Hurras al Din, liderado por el jordano Sami Al Uraydi, una franquicia de la red Al Qaeda, lo que favorece a Hayat Tahrir al Sharm, que en el presente, como lo mencioné, está desligado y es contrario a Al Qaeda, por otro lado, Turquía hace lo propio en su frontera con Siria, en el noroeste, precisamente donde está la ciudad de Idlib, donde se ejerce un autogobierno desde el 2017, primero por el grupo Liberación de Siria, y ahora Hayat Tahrir al Sharm, apoyado por Ankara.

Precisamente, aquella región del norte de Siria, fue motivo de los Acuerdos de Astaná, y de Sochi, auspiciados por Rusia, Irán y Turquía, para conformar zonas de de-escalación del conflicto en cuatro regiones, y con el fin de terminar con la violencia, pero esto, fue y es un imposible, primero en las conversaciones de Astaná, en Kazajistán, pues los intereses de las partes se contraponían, lo que dio lugar, a que se retomaran las negociaciones en la ciudad rusa de Sochi, con los mismos actores, mas la presencia del gobierno sirio y de la oposición, pero fue un nuevo fracaso para poner fin a la guerra civil en Siria, por las mismas razones.

Ahora bien, la toma de la ciudad de Alepo, la segunda más importante de Siria, por parte de HTS, y que representa a la casi tercera parte de la población de ese país, es un duro revés para el gobierno sirio, más allá que éste exprese que se trata de una “retirada estratégica”, un eufemismo para no reconocer, que las fuerzas salafistas han encontrado poca o escasa resistencia de las fuerzas gubernamentales, capturando al ejército sirio todo tipo de armamento, reforzando así el propio, que cuenta con blindados, artillería, drones suicidas y de ataque, como así también cohetería y misiles, y esto ha potenciado al HTS, que ha proseguido su avance hacia el sur, a la ciudad de Hama, y de conseguir su control, seguiría luego a Homs, donde según informes, ha logrado el apoyo de miembros de grupos que fueran en el pasado movimientos rebeldes, pero por supuesto, desde Damasco han negado la caída de enclaves en la provincia de Hama a manos de los salafistas, es más, el Ministerio de Defensa sirio ha aplicado una especie de censura en los medios digitales, sin siquiera mencionar los eventos en Alepo.

Ahora veamos, en el caso que las fuerzas de HTS tomasen y se hicieran del control de la ciudad de Homs, prácticamente partirían por la mitad la región occidental de Siria, desde el norte, límite con Turquía, hasta la frontera con el Líbano, y esto plantearía una situación geopolítica muy particular, pues le daría la proyección hacia la costa del Mediterráneo, donde esta la base aérea rusa en Latakia, y más al sur la base naval de Tartus, asiento de la flota rusa, un pilar de la presencia e incidencia de Moscú en el Mediterráneo Oriental, recordemos, que históricamente la salida al citado mar, ha sido un objetivo estratégico y de interés geopolítico, desde época de los zares hasta el presente, razón por la cual Moscú ha lanzado ataques aéreos sobre Alepo, y si bien estimo, que por ahora la Alianza salafista, no estaría en condiciones de llevar a cabo operaciones militares para hacerse con ambos objetivos, Latakia y Tartus, una retirada de fuerzas rusas de aquella región, significaría un rédito para Turquía, pues volverían a tener importancia estratégica los Estrechos, y además Ankara está muy interesada en la expansión de la Hermandad Musulmana, que no sólo es enemiga de las elites egipcias, de los EE.UU. y de Israel, sino también de las monarquías del Golfo, a excepción del emirato de Qatar.

Este escenario, no es sólo la preocupación del régimen de Bashar al Asad, sino también para sus aliados, en el caso de Rusia, Vladimir Putin ha despedido al Gral. Sergey Kisel, comandante en Jefe de las tropas rusas en Siria, y la pregunta es, ¿realmente tiene Moscú la capacidad de enviar fuerzas a Siria, cuando todo su esfuerzo bélico está puesto en Ucrania?. En cuanto a la República Islámica de Irán, se vería seriamente afectada la “Media luna chiita”, que va de Ormuz al Mediterráneo, razón por la que el Pte. de su Parlamento, Mohammad Baqer Qalibaf, ha ratificado su ayuda y defensa al régimen de Bashar al Asad, y ha acusado a Israel y a Occidente, de patrocinar a los insurgentes terroristas, y en la misma línea, algunos medios e importantes analistas iraníes, como el profesor Mohammad Reza Moradi, apuntó también a Turquía, de violar los términos de los Acuerdos de Astaná y Sochi, ayudando a lo que él llama los “Takfiries”, es decir apóstatas.

Por su parte, tanto los EE.UU. como Israel, si bien ven con cierto beneplácito, la ofensiva contra el régimen sirio, aliado de Irán, y de su proxi Hezbollah y otros grupos chiitas, como así también de Rusia, y por lo tanto, complica los intereses y ambiciones geopolíticas de éstos, por otro lado, es motivo de preocupación, por la posibilidad de la constitución de un gobierno islamista salafista en Siria, como una extensión de la Hermandad Musulmana, que no olvidemos, tiene a la organización terrorista palestina Hamas como uno de sus alfiles, y además, el grupo Hayat Tahrir al Sharm, es un enemigo declarado de los Kurdos, aliados de Washington, pero que a su vez son enemigos de Turquía, por la actividad del Partido de los Trabajadores del Kurdistán o PKK, considerados terroristas por Ankara, sin olvidar que EE.UU. posee una base en suelo turco, como país miembro de la OTAN, en fin, un lindo dilema estratégico.

Antes de ir a mis reflexiones, me parece importante mostrar cómo esta rama de la Hermandad Musulmana, Hayat Tahrir al Sharm, tiene una significativa impronta en la sociedad siria, y comienzo señalando que Bashar al Asad, a diferencia de su padre Hafez al Asad, el fundador del régimen, quien se apoyó en las minorías cristianas y drusas, para fortalecer su poder frente a la mayoría sunnita, su hijo dio un giro y buscó el apoyo en el régimen chiita de los ayatollah de Irán, habida cuenta que el Clan al Asad es de la minoría alawita, una rama del chiismo, con lo cual reforzó el enfrentamiento confesional, que en el caso sunnita, no puede olvidar que Hafez al Asad en 1981 y 1982, perpetró las “Matanzas de Hama”, asesinando a miles de sirios sunnitas, en su mayoría miembros del movimiento de la Hermandad Musulmana, que a partir de entonces se convirtió en el mortal enemigo del régimen del Clan al Asad.

Finalizando la columna de hoy, mis reflexiones son las siguientes: 1) evidentemente, el conflicto interno sirio nunca estuvo terminado, y los presentes eventos así lo demuestran; 2) Siria desde el estallido de su guerra civil, como consecuencia de la mal llamada “Primavera Árabe”, nunca volvió a ser un Estado, en la cabal acepción que se da en Ciencias Políticas, pues el régimen se mantuvo por la ayuda y la presencia de fuerzas de terceros actores, Rusia, Irán y Hezbollah por un lado y los EE.UU. por otro, cada uno de éstos con sus propios intereses geopolíticos; 3) el gobierno sirio nunca volvió a tener el control total de su territorio, existiendo áreas donde el control y la ocupación de las mismas, ha estado en manos de grupos rebeldes o salafistas o de las fuerzas kurdas; 4) ahora, una nueva fase del conflicto ha comenzado, y en el que no sólo está en juego la continuidad de un régimen autocrático y títere, sino también la reconfiguración geopolítica regional; y 5) Medio Oriente, como se dice coloquialmente, es un “vecindario complicado”, al que no se lo puede analizar unilateralmente, desde la visión y la mentalidad occidental, y por ende, su geopolítica es compleja, lo que puede llevar a conclusiones o apreciaciones equivocadas, a “espejismos”, por eso la frase elegida para terminar es de Sun Tsu que dijo, “Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás fuerte en cualquier lugar donde estés o vayas”.-

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