Las imágenes incontrastables que muestran la realidad
Keren Munder, su hijo Ohad y su madre Ruth fueron secuestrados por Hamas el 7 de octubre de 2023. Volvieron a Israel en noviembre de ese año en el intercambio de rehenes israelíes por terroristas hecho entonces. Avraham, padre de Keren también secuestrado fue asesinado en Gaza; su hermano Roy murió en el ataque con intención genocida del 7/10.
Poco antes del domingo pasado cuando retornaron a Israel tres secuestradas a cambio de decenas de criminales de Hamas, Keren volvió a tener presente la pesadilla que sufrió y que ha quedado instalada para siempre en su memoria. Keren recuerda que se sentía siempre en la oscuridad, rezando que los soldados de Israel no murieran intentando rescatar a los rehenes, pero pensando sin parar si finalmente podrían volver con vida a casa. “Éramos 10 cautivos entre 2 y 85 años encerrados en un cuarto. La tierra se había abierto bajo nuestros pies el 7/10 y me preguntaba si alguien había sobrevivido en Israel al ataque y los horrores que se perpetraron. Nos dijeron, de golpe, un día, que nos íbamos y me preguntaba quienes estaban decidiendo nuestro destino.
Recuerdo que de pronto estábamos en una camioneta de la Cruz Roja aterrados porque atravesábamos Khan Younis y se escuchaban los aullidos de la gente alrededor del vehículo. Cuando pasamos el cruce de frontera y nos abrazaron israelíes y nos llevaron a la base aérea de Hatzerim me parecía imaginarlo en lugar de vivirlo. Llegamos al hospital Bellinson y allí nos abrazaron los amigos y la familia. Pero yo no podía calmarme. Pensaba en mi padre y los que quedaron en el hospital de Khan Younis. Y sentía la angustia de cada familia que tenía secuestrados que quedaron en Gaza. Tuve la esperanza de que pudieran retornar con vida. Mi padre no pudo. La guerra que lleva 15 meses asesinó más secuestrados de los que podíamos imaginar en nuestra angustia”. Keren desespera hoy pensando que no todos están volviendo. Siente que por lo menos hay un acuerdo en marcha, pero a su vez también cree que todo es muy frágil y vuelve a estar angustiada y con rabia, aunque se aferra a la esperanza.
Como lo expresa Keren, hay un acuerdo de tregua. Tregua significa cese temporario de hostilidades no finalizadas. Así de cruel, sencillo y claro. Y no hay otra cosa. Ojalá que en seis semanas 33 secuestrados puedan retornar como se ha establecido en lo firmado. Pero firmar para un grupo terrorista es lo mismo que tirar papel picado. La tregua es entre un Estado y un tentáculo de un pulpo que se llama Irán que sólo creen en su objetivo final contra Israel y el pueblo judío: exterminarlo. Israel otra vez como en otras treguas pasadas, deberá entregar 2 mil asesinos a cambio de mujeres, niños, ancianos, secuestrados, vejados, mutilados y muchos de ellos asesinados. Hasta que no vuelvan todos los rehenes no habrá siquiera cese del fuego, sino espacios de tregua. Y si se logra traer a todos de vuelta en un tiempo que no será corto, no se podrá seguir delirando políticamente con la proclamación de que la guerra ha terminado porque Hamas no puede entender ese concepto, ya que no está en la base de su existencia. Para Hamas, el 7/10 fue una victoria militar, así lo ha dicho esta semana y con esas palabras, y mientras haya Hamas habrá guerra porque ni estos terroristas islámicos ni sus patrones aceptan otra cosa que la desaparición de su enemigo. Y si alguien no entiende, lo tendrá que hacer pronto, porque las presuntas negociaciones pendientes por la llamada segunda fase de estas tratativas por más tregua no sólo incluyen a Hamas, sino a los 2 millones de palestinos de Gaza que los apoyan con fervor animal como se vio en imágenes incontrastables cuando entre civiles desaforados, terroristas uniformados y armados las tres israelíes secuestradas fueron entregadas a la pasiva y deplorable Cruz Roja el domingo último.
Desmilitarizar por completo a Hamas es una frase de uso político que se ha usado mucho estos días para vaya a saber qué fines reales y tangibles. Es que o Hamas queda armado y sigue la guerra sin límites en el tiempo, o se desarma y se le quita el poder político y se establece un status quo. Más allá de grandes promesas occidentales, ¿hay alguien en su sano juicio que cree que Hamas y fundamentalmente su patrón y sus proveedores de armas chinas y norcoreanas van a aceptar desmilitarizarse por gracia del destino? Hacer eso implica más guerra.
Que pueda crearse un gobierno diferente al de Hamas en Gaza significa más guerra civil entre palestinos y predominancia de Hamas contra una Autoridad Palestina inerme.
Por ello, y de nuevo: las presiones internacionales podrán alcanzar treguas, pero sólo Israel puede defenderse de las bravuconamente prometidas (no sólo por Hamas) repeticiones de muchos 7/10 que va a tener que enfrentar, como amenaza inevitable y ataques permanentes hoy, mañana y después. La debilidad de Hamas de hoy por haber perdido la mitad de sus terroristas entrenados, casi el 70% de su armamento, infraestructuras y carencia de apoyo inmediato de Hezbollah porque también ha quedado debilitada, sólo hace que el tiempo de rearme y reconstrucción le demore un período mayor. Si en estos 15 meses no ha tenido problema alguno en robar los más de 400 camiones cargados de insumos que llegaban a Gaza todos los días, repartirlos como quisiera y negociarlos si era necesario, todo con la complicidad de Naciones Unidas y grandes potencias, ¿qué problema va a tener en apropiarse de lo que quiera de los miles de millones de dólares que llegarán para lo que llaman reconstrucción y volver a construir su mundo subterráneo, y recibir el armamento que quiera? ¿Quién pondrá coto a este escenario? ¿El secretario general de Naciones Unidas? ¿UNWRA que ahora ha quedado definitivamente desenmascarada como agencia de la ONU al servicio exclusivo de Hamas? ¿China, Rusia, Turquía, Corea del Norte serán detenidos por ser proveedores?
El frente libanés esperará el retorno de Hezbollah. Su primer ministro recién nombrado, Nawaf Salam, hasta ahora presidente de la CPI, ha dicho apenas asumió la semana pasada que Israel es el enemigo. Para él, no hay duda de ello viendo como ha actuado junto al Fiscal Khan, pero ahora ya lo hace sin disimulo en nombre del país que conduce. Siria se puso traje y corbata, pero está en manos de fanáticos islamistas que esperan los miles de millones que llegarán para reconstruir la destrucción hecha por Assad para hacer un califato o lo que se le parezca siempre que sea de corbata y camisa blanca.
La esperanza entonces sería más que más que una tregua, se logre un alto al fuego. Quizás se llegue a eso. Pero entonces debemos entender qué significa. “Alto el fuego” en idioma inglés como lo entiende Occidente, quiere decir el cese total por una parte de cualquier actividad que una segunda parte pueda interpretar como agresiva. En lengua árabe el término utilizado para el alto el fuego es “hudna”, que para los palestinos significa el cese temporal de hostilidades contra un enemigo que lo ha debilitado hasta que puedan fortalecerse y vencerlo en el futuro. Estas diferencias culturales son suficientes para romper cualquier acuerdo que sea firmado. Según el terrorismo islámico actual, no hay impedimento en firmar un acuerdo con el enemigo cuando se transita un período de debilidad militar siempre que ese acuerdo resulte en su beneficio. Después de haberse fortalecido nada impide romper el acuerdo. El armisticio de 1949 firmado en Rodas entre Israel y la Liga Árabe es considerado nada más que un período de hudna, un alto al fuego y hay 75 años de ataques contra Israel que lo demuestran. Y que Occidente no lo quiera ver, y una gran parte ni siquiera le importe, hace que Israel no pueda dejar de estar ni un segundo en alerta porque es ni más ni menos que su existencia la que está siempre en peligro. Y eso no lo resuelven discursos lejanos en oficinas lujosas, ni las escasas buenas intenciones de algunos pocos.
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