Parasha Emor: ¿Puedes esperar?
Hay una explicación mística de la mitzvá que nos provee una visión sobre una de las bases del crecimiento personal y espiritual.
El primer defecto de los primeros seres humanos fue el deseo de gratificación inmediata. La primera transgresión registrada en la Torá fue cuando Adam y Javá comieron el fruto prohibido. A pesar de que esta historia es famosa, no es tan conocido que el fruto del árbol no estaba destinado a ser prohibido eternamente. Adam y Javá fueron creados el viernes por la tarde.
Recibieron la orden de no comer la fruta sólo durante tres horas, hasta el shabat.
Una vez que fuera viernes por la noche, la fruta iba a ser para ellos, para su disfrute. Pero carecieron del autocontrol para demorar ese placer.
Los tres años que esperamos para comer la fruta de cualquier árbol es un recordatorio de las tres horas que Adam y Javá no pudieron esperar para comer del Árbol del Conocimiento.
Las delicias del mundo nos fueron dadas para disfrutar. Pero el autocontrol y la disciplina nos recuerdan que hay más en la vida que sólo comer frutas deliciosas. La creación de límites alrededor de nuestras indulgencias nos ayuda a enfocarnos y a crear conciencia de que hay un proyecto más grande. Disfrutar de las bendiciones de la vida es sólo una pequeña parte de una existencia también llena de significado, valores y un propósito mayor.
La codicia, la falta de control, la necesidad de la gratificación instantánea y el hedonismo son destructivos y crean vidas vacías y existencias sin propósito.
Los deliciosos árboles frutales son un regalo de Di-s. Pero el mandamiento de esperar tres años antes de disfrutarlos es un regalo aún mayor: el de la disciplina y el autocontrol.
Fuente: eschabad.org
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