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Una relación de patrón – cliente, es algo similar a la relación estratégica entre Rusia e Irán

Hoy abordaré, tal como lo prometí en la columna pasada, las relaciones entre Rusia y la República Islámica de Irán, aliados estratégicos, pero donde el Kremlin pone las pautas en función de sus propios intereses.

Recordemos que el vice canciller ruso Sergel Riabkov, declaró que las sanciones impuestas por Washington, tras el alejamiento de los EE.UU. del Acuerdo sobre el Programa Nuclear iraní de 2015, no serían impedimento para que Moscú continuara con la cooperación económica plena con Irán.

Según Riabkov, las presiones de los EE.UU. tienen motivos ajenos al Acuerdo mencionado, una posición del Kremlin que fue ratificada en la reunión que el nombrado vice canciller tuvo con su homólogo iraní, Abbas Araghchi.

Dicha posición rusa preveía:

  • mantener el conflicto en el marco de la OIEA y que Irán aceptase los controles de los inspectores de dicho organismo
  • rechazar todo tipo de sanciones e instaba a una resolución por vía diplomática
  • proponía a Irán construir una empresa conjunta para el enriquecimiento de Uranio con fines civiles en Rusia y conforme a los lineamientos del Tratado de No Proliferación, sin embargo este planteo fue rechazado por Irán, aunque Moscú mantuvo su oferta.

Por su parte, Rusia es el principal proveedor de tecnología nuclear a Irán y ya en el 2006, participaba en la construcción de la planta nuclear de Busher, la que entró en funcionamiento en el 2011, bajo administración rusa. Para Moscú, esa planta está destinada a fines civiles y no contraría el régimen de No Proliferación, sin embargo, desde que Irán ha iniciado el proceso de reducción de los compromisos adoptados en relación a su programa nuclear, Rusia ha mostrado cierta inquietud, y más allá de esa alianza ruso iraní, el portavoz oficial del Kremlin, Dimitri Peskov manifestó que se ratifican los términos del Acuerdo de 2015.

Ahora bien, en ese proceso unilateral de reducción de compromisos que lleva adelante Teherán, el 19 ppdo., venció el período de 60 días que el régimen persa había dado a las partes firmantes del Acuerdo, para ayudar a superar las sanciones impuestas por Washington. Sin embargo, al no tener la respuesta esperada, el día 20 de noviembre dio inicio a la 4ta. etapa del citado plan de reducción de compromisos y que ha consistido en reanudar el enriquecimiento de Uranio en la planta de Fordow, a 180 km. de Teherán, donde posee 1044 centrifugadoras IR-1 de primera generación. En este sentido, fue muy claro el presidente Hassan Rohani al declarar, que comenzarían a inyectar Uranio en estado gaseoso para producir Uranio enriquecido en Isótopo U235, pero también agregó, que las actividades en Fordow seguirían siendo controladas por la OIEA, lo mismo que otras actividades nucleares, incluido el régimen de inspección de aquel organismo, y finalizó declarando, que se prorroga por otros 60 días el período para que las partes firmantes del Acuerdo de 2015, Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China, respondan a la petición iraní, caso contrario, seguirá adelante con su proceso de reducción de compromisos.

Por su lado, a principios de este mes de noviembre, la Agencia de Energía Atómica de Irán, hizo saber que en la planta nuclear de Fordow se ha enriquecido Uranio al 5%, hecho este confirmado por los inspectores de la OIEA, y a este hecho consumado, el portavoz de la agencia iraní precitada, manifestó que Irán está en capacidad de alcanzar un nivel de enriquecimiento del 20% y hasta el 60%.

Esto se logra por transferencia de Uranio en estado gaseoso UF-6 desde la planta de enriquecimiento de Natanz a Fordow, habida cuenta que ahora Natanz produce 10 veces más Uranio enriquecido gracias al empleo de centrifugadoras IR-6, superiores a las IR-1.

Ahora bien, según expertos en el campo de la energía nuclear, el U235 enriquecido entre el 3% y 5%, es suficiente para su utilización con propósitos civiles, y que el trabajo más significativo  es llevarlo al 20%, pero una vez alcanzado este nivel, se puede llegar al 90% con cierta rapidez, y el alcanzar un enriquecimiento de entre el 85% y el 90%, es suficiente para la obtención de un arma nuclear.

Entonces, de seguir el régimen de los ayatollas con su proceso de reducción de compromisos, logrará desarrollar capacidades para su programa nuclear militar.

Más allá de lo señalado, desde Moscú advierten que el Informe del pasado 11 de noviembre de la OIEA, que señala algunas anomalías en una de las instalaciones nucleares iraníes, esto está provocando una histeria política reflejada en el comunicado dado a conocer por tres de las partes firmantes del Acuerdo, el Reino Unido, Francia y Alemania, donde instan a Irán a cesar con el proceso de reducción de compromisos, mientras que la cancillería rusa entiende que esta posición de los tres estados europeos socava aún más el mencionado tratado.

Sin embargo, la cuestión Irán, para el Kremlin es un dilema, según sondeos en la población rusa, un 37% percibe a Irán como un país amigo, un 38%  esta de acuerdo con su desarrollo nuclear y un 25% lo desaprueba, mientras que un 39% lo considera como un Estado agresivo.

Por otro lado, en el seno de la elite política rusa y en el sector empresarial, rechazan las sanciones, pero el Kremlin también contempla que si bien la postura de no oponerse pero si limitar y controlar el programa nuclear de Teherán, pues no es sólo un interés de la comunidad internacional sino de los propios intereses rusos, pues sabe que un país islámico revolucionario con armas nucleares representa una amenaza para Moscú a diversos niveles y añadiría una mayor inestabilidad a la región que se traduciría en una escalada en los conflictos activos y en los potencialmente posibles y probables.

El respaldo de Vladimir Putin a la teocracia persa está condicionada, y la postura del gobierno y la diplomacia rusa debe tener la escenografía necesaria para jugar el rol de mediador o componedor entre las potencias occidentales e Irán, es la estrategia del compromiso y la moderación de Putin.

En este sentido, Moscú con su actual despliegue militar en las bases del noreste de Siria envía un mensaje tanto a Washington como a Teherán, en el caso del 1er. destinatario, con la presencia rusa en la base de Gamishli puede monitorear en la región todo accionar y operaciones que pueda desplegar los EE.UU., y en el caso del 2do. destinatario, es una advertencia de que Rusia es la potencia que controla la región, en particular la frontera sirio iraquí, pero también no hay que olvidar que hacia el noroeste de Siria, ha establecido cuatro bases en los suburbios de Aleppo y mantiene la presencia de su flota naval en el puerto de Tartu, en el Mediterráneo, y para cerrar el circulo esta en el norte la flota rusa en el Mar Caspio.

Esta poderosa presencia rusa, me recuerda un dicho, “…a rey muerto, rey puesto…”, pues creo que no hay mejor descripción de la situación actual en Oriente Medio, que ante el retiro de las fuerzas de los EE.UU. es suplido por la importante presencia militar rusa.

Finalizando la columna de hoy, recordemos que allá por 1973 tras la guerra de Yom Kippur, la entonces URSS se retiraba de Oriente Medio y la mayor parte de los países árabes daban un giro geopolítico y se colocaban bajo el paragua estratégico de los EE.UU., pues bien, pasaron un poco más de 40 años cuando en el 2015 Rusia ingresó en la guerra civil siria y cambió el rumbo del conflicto, como se dice: “…llego para quedarse…”, y comenzó a desplegar no sólo su poder militar, sino también el diplomático y las inversiones económicas, posicionándose como la Potencia Arbitral en la región. En el 2017 Vladimir Putin recibió al rey Salman Abdullazi del Reino Saudita, el tema fue apuntalar el precio del petróleo, tras la visita del monarca saudi, fue el turno del 1er. Ministro de Israel, Bibi Netanyahu, donde entre otros temas se acordó el protocolo desconflicto, por el cual Israel avisa al comando ruso con antelación las operaciones de ataques preventivos a realizar, y esta particular relación israelí rusa, no es nueva, recuerdo que en Abril del 2006 se lanzó desde la base rusa de Svobodny, en la región de Amur, un satélite israelí, Eros-B, cuyo objetivo es obtener información sobre las instalaciones nucleares iraníes y bases de misiles de largo alcance, y hablando de Irán, tras la reunión con Netanyahu, el zar ruso recibió a la mano derecha del Líder Supremo Alí Jamenei, el ex canciller Alí Velayati, de esta manera queda claro que Moscú se ha convertido en el único interlocutor válido entre actores disímiles y hasta antagónicos, lo que marca la estatura de Potencia de Rusia, y por lo tanto, las relaciones entre Moscú y Teherán se desarrollan de acuerdo a los intereses estratégicos y visión geopolítica del Kremlin, y recordando un juego de mi niñez, la Rusia de Putin es el patrón de la vereda, al menos en Oriente Medio.

Por el Profesor Luis Fuensalida

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