Europa bajo acecho
La población del continente europeo está siendo severamente castigada por la pandemia del Covid-19, con centenares de pérdidas diarias. Las fronteras que parecían haberse borrado hace decenios, volvieron a levantarse para guarecerse tras ellas, ante un enemigo tan invisible como incomprensible. Los ciudadanos de los países del Mediterráneo, en particular los italianos, reclaman con amargura la falta de solidaridad inmediata de sus socios europeos, lo que causa un gran malestar en la Unión Europea, resquebrajando los lazos de confianza entre los socios.
Pero Europa no está solamente bajo el acecho de la pandemia, sino también de sus propios fantasmas: porque esta desconfianza y enojo, el aislamiento y la fantasía de que es posible parapetarse tras altos muros para contener el virus, no hace más que alimentar las fobias nacionalistas. El “culpable” es otro extranjero, extraño, lo cual alimentará las teorías conspirativas de las corrientes de ultraderecha.
Desde Rusia se ha venido alimentando, desde hace diez años, a las corrientes nacionalistas, euroescépticas y autoritarias, como Marine Le Pen en Francia, la campaña por el Brexit y expresiones independentistas. El presidente Vladímir Putin ha logrado, en medio de esta crisis, que se lo habilite para ser reelecto por dos períodos presidenciales más, con lo cual podría llegar a ocupar la primera magistratura hasta 2036. Pero a pesar de mostrar fortaleza hacia fuera de su país, la pandemia está golpeando las puertas del país estepario, porque es imposible cerrar las fronteras de ese gigante que va desde las orillas del Báltico hasta el estrecho de Bering. Señal de esta preocupación de que el Covid-19 haga estragos en Rusia, el presidente Putin debió cancelar la consulta popular sobre la reforma constitucional, prevista para el 22 de abril.
Desde la República Popular China, en cambio, la estrategia es otra, porque lo que busca son puertos comerciales y oportunidades de inversión con la iniciativa “Una Franja, Una Ruta”. Si bien la imagen de ese país oriental quedó muy dañada por el ser el lugar geográfico en donde comenzó la pandemia, el gobierno chino busca con gran habilidad quitarse de encima ese recuerdo tan cercano, haciendo donaciones de equipos, tests y barbijos a países asiáticos y europeos.
Es, entonces, un gran desafío para las democracias liberales, el hacer frente a esta pandemia, porque estas restricciones y la atmósfera de desconfianza que pueda despertar en los ciudadanos, se puede extender en el tiempo en conductas autoritarias que cercenen las libertades fundamentales.
Por Ricardo López Göttig.
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