Atentado a la AMIA: “Recé que si me encontraban, vean que me morí en paz”
Alejandro Mirochnik trabajaba en la AMIA cuando explotó la bomba y quedó atrapado en uno de los ascensores del edificio durante nueve horas. Dialogamos con él en Radio Jai al cumplirse 26 años del atentado, momento que él mismo define como su renacimiento.
“El 18 de julio de 1994 yo tenía 32 años y hacía 16 que estaba empleado en el Departamento de Prensa de la DAIA. Había ido a buscar los diarios al kiosco de Pasteur y Corrientes, como todos los días. Volví y subí al ascensor, pero nunca llegué al quinto piso”, recuerda Alejandro Mirochnik, hoy profesor de Educación Física, que cumplía su labor en Pasteur 633.
No se veía nada obviamente había mucho humo -recuerda Mirochnik con angustia-. En ese momento lo que mas faltaba era el aire lo que lo llevó, en los primeros cinco minutos de desesperación a pensar en que se moría. En ese momento, se sentó, rezó a su manera y reflexionó: “Si me encuentran que vean que me morí en paz”.
“Me ayudaron mucho los bomberos, como también después los médicos, me ayudaron mucho a tener paciencia, me hablaban permanentemente y a las 6:45 de la tarde, ya yéndose el sol, después de haber hecho un agujero impresionante, sacar escombros y haber roto una viga, lograron tirarme una soga, me la até a la cintura y salí. Ahí, cuando vi todo, tomé conciencia de la locura en la que estábamos, dije ‘estoy en una guerra’, se había prendido fuego, no un edificio, el barrio estaba prendido fuego, era catastrófico”, indicó.
“Estaba con un cuello ortopédico, me llevaron al Hospital de Clínicas. Ahí empecé a mirar por televisión y empecé a enterarme, la familia me empezó a contar. Pegunté por mi tío Bernardo ‘Buby’ Mirochnik que quedó en el segundo piso, falleció en el atentado, era el mozo que le servía el café a todos los empleados, eso fue muy angustiante también”, expresó.
“Alejandro Mirochnik, el de los 32 años en la AMIA murió. Después nació un Alejandro con una pierna de 3 centímetros más corta”, expresó.
En cuanto al sentimiento de culpa de algunos sobrevivientes del atentado, Mirochnik expresó que él no tiene ese pesar: “No siento culpa, al contrario, siento orgullo y responsabilidad y soy un agradecido de poder contar”.
El reclamo de Mirochnik es claro. Como todos, exige que haya justicia. “Mi justicia no es gubernamental, es que haya memoria y se recuerde permanentemente”, señala.
“Cada vez que me levanto me acuerdo de la AMIA porque mi pierna sigue con ese dolor, hay un dolor permanente que no me puedo olvidar, voy a vivir toda la vida pensando en ese dolor que es la AMIA”
“No nos olvidemos, esto es historia y esto pasó pero está muy latente en los que hemos sobrevivido, que somos muchos”, finalizó.
Reproducción autorizada por Radio Jai citando la fuente.
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