Yo me reinvento, él se reinventa, y todos nos reinventamos
Reinventarse es una palabra que está de moda, que decimos u oímos todos los días.
La pandemia ha reinventado el mundo y con ello el consumo. Pero ¿Qué es reinventarse en términos de marketing?
Según el diccionario reinventar significa inventar de nuevo. Obvio; pero en este caso nuestro problema no es semántico sino práctico. Es decir cómo y qué hacemos con lo que veníamos haciendo de nuestro negocio, empresa o profesión.
Hoy la mayoría de los rubros están en jaque por causa de la pandemia y es probable que muchos queden fuera de juego tal como los conocimos hasta ahora. Hacer una lista de cuales quedarán en pie o no es parte de un futurismo innecesario. Y en esa carrera hacia la reinvención se pone en juego el más humano de los instintos que es la supervivencia.
Ahora bien, ¿Qué significa reinventarse?
¿Significa hacer más de lo que hacíamos? ¿Significa cambiar de rubro y vender barbijos? ¿O significa hacer algo completamente distinto? Es un poco de todo eso. Pero si empezamos por el final debemos entender que la reinvención requiere la sustentabilidad del negocio a futuro; o de lo contrario será un parche. La palabra reinventarse tiene algo de novedad, de transformación; pero también de experiencia. Quizá sea más parecido a redescubrirse que a descubrirse. A reencontrarse que a cambiar. En realidad reinventarse puede significar algo distinto y maravilloso para cada uno. No hay dos reinvenciones iguales. Cada uno tiene un camino único y personal, algo así como una carta astral del negocio. Requiere descubrir el concepto que compran nuestros clientes y por el cual nos destacamos. Ese concepto es siempre algo subjetivo e intangible.
A esa nueva experiencia se llega con el background del negocio anterior, con experiencia, proveedores, procesos, know how y relaciones comerciales probablemente útiles. En lo que a marketing refiere debemos buscar siempre que la reinvención reencause la energía existente de la empresa en pos de generar algo nuevo y sustentable en el tiempo. Debe lograr reutilizar algo de la estructura que ya hay para tornarla rentable gracias a este negocio. No sirve de nada algo provisorio puesto que eso no es reinventarse; sino atravesar el momento. La reinvención de la marca requiere dentro de las posibilidades mantener el mismo ADN que la marca original.
En Argentina los emprendedores somos víctimas de la reinvención forzosa. Pasamos de los videoclubs a los parripollos, de los locutorios a las canchas de paddle , y sin escalas a los bares de cerveza artesanal. Ahí vemos cómo aquello que entendemos como reinvención no es más que un zigzag intermitente de negocios.
La cultura del emprendedor argentino es producto de la inestabilidad económica. Y eso lleva a que más de uno haya tenido que reinventarse.
Ahora bien, el concepto en este caso lleva al error de confundir reinvención con supervivencia. Es decir lo inmediato frente a lo importante.
Sepamos que la reinvención de una marca no es instantánea. Requiere mucho tiempo de planificación, de observación, y de análisis. Mal que nos pese frente a esta incertidumbre.
Por Lic. Leandro Peres Lerea
@pereslerea
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