“El contexto general sobre las vacunas es complicado a nivel global”

La llegada de las vacunas contra el covid a la Argentina es para muchos, motivo de incertidumbre y preocupación. La población no está lo suficientemente informada sobre el origen, cantidad de dosis, ni plan de la campaña de vacunación.

Para conocer sobre estos inquietantes temas, conversamos en Radio Jai con el doctor Adolfo Rubinstein, quien fuera Secretario de Salud durante el gobierno de Mauricio Macri.

“El contexto general sobre las vacunas es complicado a nivel global” indicó Rubinstein. Y explicó que, por un lado, hubo una restricción en la provisión de vacunas en casi todas las farmacéuticas, inclusive en las que provee un gobierno, como es el caso de la vacuna Sputnik o la china, por ello, las estimaciones de oferta que se tenían previstas para el primer trimestre de este año, se han reducido significativamente, por lo cual, la competencia global es enorme, para la adquisición de un lote de vacunas menor al esperado. Por otro lado, las campañas de vacunación han tomado mucho más tiempo del que se planeaba, especialmente en la logística, y esto hace retrasar las metas que se habían fijado.

Sobre las 51 millones de dosis, que anunciara el ministro Ginés González García, que llegarían a la Argentina, manifestó Rubinstein que estos son acuerdos comerciales y que “de ahí, a que esto se efectivice, hay un trecho”. Por otra parte, esos 51 millones de dosis alcanzarían para vacunar a 25 millones de personas, cuando la “población objetivo” que debería ser vacunada en la Argentina, supera los 30 millones. De todos modos, indicó que no se sabe a ciencia cierta cuándo van a llegar, cómo van a llegar; opinó que las metas fijadas por el Presidente, son muy ambiciosas, sobre todo porque el esquema de vacunación en estos momentos es mucho más lento de lo que se esperaba.

Respecto de la estrategia tomada para la campaña de vacunación, el especialista dijo que aún en el mejor de los escenarios, en el que se lograra tener asegurada la cadena de suministro de la vacuna y la operación logística, aún así, “la vacunación va a tomar seguramente más allá de este año en la Argentina”. Y sostuvo que, por eso, es indefectible que deberemos enfrentar la segunda ola, que llegará probablemente cuando comience el frío, cuando la gente empiece a confinarse en lugares cerrados, y cuando la población aún no estará vacunada.

Por ello, señaló, que, a lo que hay que apuntar para ese momento, es poder tener vacunada a la población más frágil, a los trabajadores de la salud, para hacer frente a esa segunda ola con menos complicaciones; y luego, ir avanzando en los demás grupos de la población. Hizo hincapié el doctor Rubinstein en la necesidad de seguir manteniendo las medidas de comportamiento social: el uso de barbijo, el distanciamiento físico, evitar las aglomeraciones, lavarse las manos, ventilar los ambientes; “hay que seguir haciéndolo todo este año”, remarcó.

Sobre el caso de otros países como Israel, donde implementaron un sistema conocido como “de acordeón” por el cual hay cierres y aperturas de las actividades, siguiendo la evolución de la enfermedad, y ante ala consulta de si ello sería aplicable en la Argentina, Rubinstein reveló que él ya en mayo de 2020, cuando tenían 100 casos por día, propuso implementar un mecanismo valvular de apertura y cierre, de acuerdo a la trayectoria de la epidemia, y también por la capacidad de respuesta de los sistemas de salud, que debía hacerse sobre ciertos parámetros, como por ejemplo, el número R, la incidencia de nuevos casos, la ocupación de camas de terapia intensiva.

Precisó que, finalmente, eso empezó a hacerse, pero no cuando se debió haber hecho. Era en ese momento cuando se podría haber salido de manera más inteligente de la cuarentena, implementando el sistema valvular como el de Israel. “El problema, es que aquí se hizo una cuarentena extremamente larga, plana, en todos lados igual, con restricción de actividades, bloqueo de la circulación, que lo que hizo, fue que estallara por el aire porque la gente ya no soportaba más”, sostuvo; y explicó que la gente tenía volver a salir a trabajar -sobre todo en un país en donde casi el 50 por ciento de la economía es informal-  en especial entre los segmentos más pobres; y también por el hartazgo social que implicó el confinamiento prolongado. Indicó que por eso hoy sería muy difícil volver a foja cero, en caso de necesidad. Dijo que la gente está harta y que eso es lo que se pudo ver en este último tiempo con el importante rebrote aparecido; además, porque en el imaginario de la gente estaba que la pandemia había terminado, que ya estaba la vacuna, y hubo un relajamiento en toda la sociedad sobre las medidas de protocolo sanitario, especialmente entre el sector de jóvenes y adolescentes, los que obviamente estuvieron un año confinados, sin clases, sin espacios de socialización.

Sobre si considera prudente la habilitación de la temporada veraniega, que implica traslado de gente a los balnearios y demás centros turísticos, el entrevistado manifestó que “hay que tener un delicado equilibrio entre las políticas públicas para disminuir la circulación viral y mitigar la epidemia y, por otro lado, abrir la economía suficientemente para que el país pueda salir del colapso que se agravó en los últimos meses”. Consideró importante cambiar el foco del discurso, fundamentalmente, mejorar la estrategia de comunicación, para encontrar la mejor manera de cómo llegar a los grupos, especialmente a los jóvenes y adolescentes, a fin de promover la conducta solidaria, responsable. Además, aislar la población de mayor riesgo, sobre todo al sector de los ancianos frágiles, y por supuesto, seguir testeando y manteniendo todas las conductas de higiene y prevención; sancionar a quienes infringen la ley, como los que promueven fiestas clandestinas o “juntadas”, cuando claramente, eso representa un gran riesgo epidemiológico. “No propondría cerrar la temporada, de ninguna manera, a menos que esto se desbarrancara totalmente”, concluyó.

CL/RJ

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