Que los judíos ‘se hagan cargo de su propia seguridad’ es la clave para contrarrestar la amenaza antisemita en EE. UU., argumenta un alto funcionario de la comunidad
En menos de tres años, el desafío de proteger a las comunidades judías de ataques externos saltó a la cima de la agenda comunal con una urgencia que sorprendió incluso a los observadores más experimentados de la vida judía estadounidense.
El cambio en las prioridades comunales reflejó la dura realidad de que incluso en los EE. UU., la violencia contra los judíos se ha vuelto cada vez más “normalizada”, en la palabra cuidadosamente elegida de uno de los principales profesionales de la seguridad de la comunidad.
“Lo que aceptamos como comportamiento normal en nuestra sociedad ha cambiado drásticamente”, observó Evan Bernstein, director ejecutivo del Servicio de Seguridad Comunitaria (CSS), una agencia de seguridad de voluntarios, durante una extensa conversación con The Algemeiner esta semana. “Por ejemplo, piense en la respuesta de la gente a los tiroteos masivos. Antes de la pandemia, veíamos cada vez más de estos. Cada vez hubo menos reacción, y se hizo más normal cada vez”.
Bernstein cree que el mismo proceso de desensibilización ha estado funcionando cuando se trata de atropellos contra los judíos en los últimos años.
“He estado observando esto en tiempo real durante un período de siete años”, explicó. El estudio de los giros y vueltas del prejuicio antijudío ha ayudado a Bernstein a comprender que el odio es un fenómeno complejo y frecuentemente encubierto, que puede “llevarte fácilmente a lugares de nuestra sociedad a los que esperábamos no llegar nunca”.
En opinión de Bernstein, el tiempo presente es uno de esos desafortunados momentos. Sin embargo, también ve una oportunidad importante para que las comunidades judías finalmente tomen el control de su propia seguridad, mediante la creación de equipos de seguridad voluntarios locales en las sinagogas y otros organismos comunitarios que trabajan en estrecha colaboración con las fuerzas del orden.
Bernstein, ex director de la oficina de la Liga Anti-Difamación (ADL) que presta servicios en las regiones de Nueva York y Nueva Jersey, tomó el mando de CSS en junio de 2020. Fue un momento particularmente desalentador para hacerlo. Los 20 meses anteriores habían
sido testigos de la masacre del 27 de octubre de 2018 de 11 fieles en la sinagoga Tree of Life en Pittsburgh; el 27 de abril de 2019 el asesinato de un feligrés y tres más habían sido heridos en un tiroteo en el centro de Chabad en Poway, California; las horribles muertes de tres civiles y un oficial de policía cuando dos asaltantes armados abrieron fuego en un mercado kosher en Jersey City el 10 de diciembre de 2019; y la muerte de un invitado y tres heridos en un ataque con puñaladas en una fiesta de Janucá el 28 de diciembre de 2019 en la casa del rabino Chaim Rotenberg en Monsey, NY.
Todos estos episodios fueron parte de un patrón más amplio que sugiere que los tropos y la retórica antisemitas se estaban envalentonando constantemente. Los datos del FBI para 2019 revelaron que los delitos de odio en los EE. UU. estaban en su nivel más alto en más de una década, y que los judíos fueron el objetivo de un 60 por ciento de esos ataques. Como señaló Bernstein, a principios de 2020, el antisemitismo en Estados Unidos finalmente se había convertido en un tema de conversación nacional que estaba mejor simbolizado por la manifestación “No Hate, No Fear” el 5 de enero, en la que miles de manifestantes descendieron del Puente de Brooklyn, en New York City.
Y luego llegó la pandemia de COVID-19. El antisemitismo y los prejuicios en general no se ajustaron al aislamiento, sino que utilizaron nuevos medios y oportunidades a través de las redes sociales a escala global. “Pensar que el antisemitismo es un problema menor desde la pandemia no es el caso”, dijo Bernstein. “Y a medida que salimos de la pandemia, me preocupa cómo se verá eso”.
Como ocurre con todos los demás, para la comunidad judía, el fin del distanciamiento social no puede llegar lo suficientemente pronto. En este punto, sigue siendo claramente posible que para cuando lleguen las Altas Fiestas a principios de septiembre, los servicios de la sinagoga y las reuniones sociales se hayan reanudado en mayor medida. Lo que le preocupa a Bernstein es que durante el mismo período, las teorías de conspiración antisemitas, especialmente las relacionadas con el virus, se habrán multiplicado en Internet, avivando odios que pueden manifestarse de manera más letal en ataques del mundo real.
En términos tanto de temperamento como de filosofía, Bernstein no entra en pánico y dice que tampoco quiere que la comunidad a la que sirve lo haga. Si algo debe enseñarnos el contexto actual, piensa, es que no estamos obligados a ser observadores pasivos cuando se trata de la seguridad de nuestras escuelas y sinagogas.
De hecho, Bernstein señaló con admiración que varias comunidades judías en Latinoamérica y Europa tienen una larga tradición de tener voluntarios para temas de seguridad, que no ha sido el caso en Estados Unidos. CSS tiene como objetivo cambiar eso
al reclutar voluntarios de entre los judíos estadounidenses que gestionarán la seguridad de sus comunidades mediante el enlace con las fuerzas del orden, llevando a cabo controles de seguridad regulares, monitoreando la actividad extremista local y otras tareas.
Bernstein habló con particular entusiasmo sobre “Entry Point”, una plataforma digital que presenta como el principal instrumento para construir una red nacional de voluntarios. “Es una formación básica en seguridad”, dijo. “Si está construyendo una base de voluntarios, deben ser educados para que sean proactivos en materia de seguridad. Con esta plataforma, brindamos una capacitación de una hora para sinagogas individuales, y nuestro objetivo es ayudar a esos cientos de sinagogas en todo el país a desarrollar eventualmente su propio equipo de seguridad con relación continua con CSS”.
Bernstein citó un estudio de viabilidad reciente en el que 20 sinagogas dieron una respuesta entusiasta al esquema de “Entry Point” como una forma simple y efectiva de aprender las mejores prácticas de seguridad. El formato digital de la capacitación significa que también se puede implementar a escala nacional con facilidad, señaló. Bernstein dijo que CSS estaba actualmente en “Seattle, Denver, Phoenix, Los Ángeles, Boston, Nueva York, Westchester, Nueva Jersey, Long Island, Connecticut y Carolina del Norte” con planes de expandirse más lejos.
“Necesitamos estar más presentes en el Medio Oeste y en ciudades como San Francisco, Chicago y Cleveland”, dijo Bernstein. La “prioridad número uno” de CSS, dijo, era extender su presencia en el sur de Florida, hogar de una comunidad de casi 600.000 judíos.
Bernstein sigue siendo consciente de que el antisemitismo en Estados Unidos existe en todo el espectro, y que la violencia y las amenazas antisemitas pueden provenir y provienen por igual de supremacistas blancos, antisionistas extremos y grupos nacionalistas negros marginales.
“Nuestra comunidad necesita despertar y asumir la responsabilidad de protegerse”, argumentó Bernstein. “La policía necesita desesperadamente que nuestra comunidad se involucre en la seguridad, porque nadie va a hacer un trabajo más diligente que las personas cuyas familias están dentro de la sinagoga. Estas son las personas que revisarán las puertas y cerraduras, que harán un ‘recorrido’ antes del servicio, que podrán confirmar que todo está donde debe estar”.
Bernstein dio el ejemplo de un incidente en la ciudad belga de Amberes, hogar de una gran comunidad de judíos ortodoxos, en el que un hombre vestido con atuendo haredí pasó en bicicleta junto a un oficial de policía que vigilaba el acceso a una sinagoga una mañana de Shabat. Fueron los voluntarios de seguridad quienes impidieron que el hombre
entrara a la sinagoga, dijo Bernstein, porque entendieron de inmediato que un judío ortodoxo no violaría las leyes de Shabat viajando en bicicleta.
“Así es como se evita que ocurran los incidentes”, enfatizó Bernstein. “Con el conocimiento íntimo y local que tienen de tu sinagoga y su comunidad”
Por Ben Cohen
Fuente: The Time of Israel
Traducción para Radio Jai Alicia Weiss
Permitida la reproducción citando las fuentes.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai
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