De “opinadores de odio”,idiotas útiles y nazis de siempre

—Lo leí en el diario esquimal “La Voz del Iglú” —dijo el Opinador de Oído, mientras pelaba un maní —los israelíes asesinaron a 15.000.000 de palestinos en Gaza tirándoles cinco bombas atómicas.

—Es que el estado artificial de Israel es una avanzada del imperialismo de los EEUU en Medio Oriente y la punta de lanza del colonialismo —afirmó el Idiota Útil de Izquierda mientras jugueteaba con su Rolex.

—Si no hubiera sido por los judeobolcheviques y los judeomasones, habríamos terminado nuestro trabajo y no existiría este problema hoy —dijo con un dejo de nostalgia el Nazi de Siempre, mientras dibujaba una svástica en el mármol de la mesa.

—Yo opino que la ONU, junto con la Cruz Roja, la UE y los bomberos voluntarios de Ñandú Viudo tendrían que intervenir y condenar a Israel por esta masacre —afirmó el Opinador de Oído mientras trataba de sintonizar Radio Mukelele de Swazilandia para tener más noticias sobre el Medio Oriente.

—Todas esas organizaciones no son otra cosa que instrumentos de las potencias coloniales —estalló el Idiota Útil de Izquierda, mientras de reojo miraba en el diario a cuánto se cotizaban las acciones que acababa de comprar —Los pueblos oprimidos deben levantarse en armas y aplastar al agresor sionista.

—Hay que levantar un muro alrededor de Israel, designar un consejo y organizar un buen transporte ferroviario —pontificó el Nazi de Siempre, sacándole lustre a una insignia de la calavera.

No pude resistir la tentación.

Me levanté y acercándome a la mesa les pregunté.

— ¿Y del bombardeo constante al sur de Israel qué tienen que decir?

—No sé de qué habla —dijo el Opinador de Siempre —En los noticieros de la TV de Mongolia no dicen nada de bombardeos contra Israel.

— ¡El hecho de que unos pobres desesperados lancen piedras y cohetes artesanales no es motivo para que Israel descargue toda su maquinaria militar contra civiles indefensos! —estalló el Idiota Útil de Izquierda.

— ¡Sólo cumplíamos órdenes! —Gritó el Nazi de Siempre

Y ahí mismo se enzarzaron en una discusión.

Yo salí en silencio del bar. Y ahí, junto a la puerta vi a un extraño personaje con barba y turbante, que acariciaba un Kassam mientras miraba sonriendo a los tres individuos.