El Islam “invade” Europa
El profesor Ednan Aslan, profesor de Educación Religiosa Islámica en la Universidad de Viena, entrevistó hace poco a una muestra de 288 de los aproximadamente 4000 solicitantes de asilo, predominantemente afganos, de la localidad austríaca de Graz, por encargo del área de Integración de la ciudad.
Los responsables del departamento querían conocer, lógicamente, los puntos de vista de los musulmanes recién llegados. Los resultados se publicaron en un estudio titulado: “Orientaciones religiosas y éticas de los refugiados musulmanes de Graz”.
Según el estudio, dos tercios de los solicitantes de asilo son hombres, la mayoría menor de 30 años. Todos están a favor de preservar sus valores tradicionales y conservadores islámicos. Los migrantes son extremadamente religiosos: un 70% va a rezar a la mezquita cada viernes.
Las mujeres son igual de religiosas, si no más: un 62,6% reza cinco veces al día, notablemente más que los hombres (39,7%). Además, el 66,3% de las mujeres llevan la pañoleta en público, y el 44,3% se niega a estrechar la mano a los hombres.
La mitad de los migrantes (49,8%) declaran que la religión desempeña ahora un mayor papel en su vida diaria en Europa que en sus países de origen. El 47,2% está convencido de que los judíos y los cristianos se han apartado del “camino correcto”, y el 47,8% piensa que el futuro del islam correría peligro si éste se interpretara de forma moderna y contemporánea.
Para el 51,6% de los entrevistados, la supremacía del islam sobre las demás religiones es indiscutible. El 55% cree que los no creyentes van al infierno.
El antisemitismo está profundamente arraigado: el 46% cree que los judíos tienen “demasiada influencia en los asuntos internacionales”, y el 44% cree que el judaísmo es dañino. El 43% opina que los propios judíos tienen la culpa de ser perseguidos, mientras que el 54,5% cree que los judíos sólo se preocupan por sí mismos.
Los migrantes no sólo son intolerantes con otras religiones: el 50% considera que la homosexualidad es un pecado castigable. El 44% de los entrevistados se declararon a favor de usar la violencia contra una mujer si ésta engañara a su marido. El 43% dijo también que los padres tienen derecho a emplear la violencia con sus hijos si es necesario.
El antisemitismo en Alemania está tan extendido que el país decidió hace poco se ha decidido nombrar a un comisario especial para combatirlo.
Según se ha informado, Alemania está preparando un paquete de leyes que permitan deportar a los migrantes que expresen opiniones antisemitas. “¡Judío!” se ha convertido al parecer en un insulto común entre los alumnos musulmanes de las escuelas berlinesas.
Difícilmente sorprenderá, pues, que los europeos hayan empezado a declarar que ya no se sienten seguros en sus propios países. Un reciente estudio belga, para el que se encuestó a 4.734 belgas, reveló que dos tercios sienten que su país está “cada vez más invadido”.
Dos tercios de los ciudadanos dijeron que “hay demasiados inmigrantes en Bélgica”, mientras que el 77% dijo estar de acuerdo con la siguiente afirmación: “Ya no nos sentimos seguros en casa como antes de la migración masiva”. Según el 74% de los encuestados, el islam “no es una religión tolerante”, mientras que el 60% dijo que la presencia de tantos musulmanes en su país representaba una amenaza para su identidad.
Sólo el 12% opinó que la religión es una “fuente de enriquecimiento” para Bélgica.
Para el estudio también se sondeó a 400 musulmanes belgas: el 33% dijo que “no les gusta la cultura occidental”, el 29% dijo que consideraba las leyes del islam superiores a la ley belga y el 34% dijo que “prefería definitivamente un sistema político inspirado por el Corán”.
El estudio también reveló que el 59% de los musulmanes de Bélgica “condenaría” el matrimonio de sus hijos si optaran por casarse con no musulmanes.
Significativamente, la respuesta de los investigadores responsables del estudio fue que “habían observado el desarrollo de una verdadera paranoia antimusulmana entre los belgas, que había adquirido una dimensión patológica”.
Ninguno de estos estudios, encuestas e informes de inteligencia parecen estar causando la menor impresión en los líderes europeos. En las palabras de Avramopolous, no basta con que los migrantes, en su mayoría musulmanes, que han venido a Europa “hayan encontrado seguridad”. Según él, “también tenemos que asegurarnos de que encuentren un hogar”.
La pregunta que sigue sin respuesta, puesto que los líderes europeos pretenden hacer el islam grande otra vez en el continente, es dónde se supone que van a encontrar los europeos su hogar.
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