Me encantan los Judíos
Egipto los esclavizó y el antiguo Egipto de los faraones ya no existe; ellos sí.
Roma los maltrató y el Imperio Romano desapareció, mientras que ellos continúan.
Los expulsaron de cientos de lugares y, casi sin recursos, crearon comunidades en todo el mundo.
La Inquisición nuestra trató de aniquilarlos y solo logramos fortalecerlos y hacerlos más inmunes.
Les prohibían comprar tierras o tener bienes y ellos aprendían idiomas y profesiones libres, que eran necesarias y útiles en cualquier lugar.
Se valieron por sí mismos, no obstante las limitaciones que sufrían y la negativa de apoyo hacia ellos.
Los zares de Rusia trataron de exterminarlos y hace un siglo que no hay zarismo, mientras que ellos están ahí.
Los nazis y su Solución Final se esfumaron en 1945. Ellos están allí, y más bien reciben ayuda de los alemanes.
Los soviéticos los exterminaban y ya no hay Unión Soviética, mientras que ellos crearon su propio estado que hoy es una potencia tecnológica y una verdadera democracia.
El mundo islámico les ataca desde 1948 y mientras la mayoría de los países musulmanes se encuentran estancados, dedicados al terrorismo cobarde y bárbaro, Israel sigue ahí.
A lo mejor es verdad eso de que Dios los eligió y les prometió que les protegería.
Si queremos creer que fueron elegidos o no, es irrelevante, pues ellos sí que se lo creen, y lo hacen valer, y no por la fuerza, concientización o amedrentamiento, sino mas bien con clase, cultura y valor.
Yo era uno de los que no me convencían de ese pueblo, o más bien creía lo que a mí me predicaban de chico respecto a ellos; y desde que tengo uso de razón y sé ver por mi mismo las realidades, los admiro.
En fin, ahora me encantan.
Los busco y me acogen.
Ellos siguen allí como todos aquéllos que resisten y sobreviven a pesar de todas las barbaridades.
Por algo será. Dios lo sabe.
Lo que he aprendido de todo esto, es que quienes más hacen por los judíos son los antisemitas, como lo era yo antes, que los mantienen siempre unidos.
Si algún judío se distrae y se olvida de su condición, de su origen, siempre hay un antisemita de turno que le hace recordar quienes son, y eso los agrupa y fortalece más.
Por algo los antisemitas son los perros pastores del rebaño del Señor.
Gustoso de haber comprendido y encontrado la realidad.
Afectuosamente,
Ricardo Jáuregui
Valencia, España
Aparecido en la Revista Semana
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