Encuentran “la evidencia más antigua de una venganza de sangre”
Una investigación arqueológica en una cueva de las montañas de Jerusalem, por Boaz Zissu de la Universidad Bar Ilán, ha permitido descubrir un cráneo humano y unos huesos de la palma de la mano que han sido fechados en el siglo 10 u 11 DC y que constituyen “la evidencia más antigua de una venganza de sangre”, según destaca la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA) en un comunicado.
Los huesos, examinados por el antropólogo Yossi Nagar y el antropólogo forense Haim Cohen, corresponden a un hombre de entre 25 y 40 años de edad. “La parte superior del cráneo muestra signos de lesiones traumáticas que finalmente cicatrizaron, lo que evidencia una violencia previa que experimentó la víctima, además de una pequeña marca de corte realizada cerca del momento de la muerte y un golpe con una espada que sin duda le causó la muerte inmediata”, explican los antropólogos.
La “venganza de sangre” hay que entenderla en el contexto de la tradición beduina. El examen morfológico del cráneo “muestra un gran parecido con la población local beduina, que aparentemente seguía una tradición de venganza de sangre incluso antes del nacimiento del islam”, detalla el comunicado.
Hace unos 1.000 años, las montañas de Jerusalem estaban habitadas por una población beduina procedente de Jordania y del norte de Arabia y, por otro lado, un texto de comienzos del siglo XX cuenta la historia de un caso de venganza, durante la cual el asesino presenta a su familia el cráneo y la mano derecha de la víctima, con el fin de demostrar que ha cumplido con su mandamiento. Y esas son precisamente las partes del cuerpo que se han encontrado en la cueva; como la persona estuvo implicada en incidentes violentos, y después murió de un golpe letal, los investigadores han concluido que se trata de la evidencia más antigua de una venganza de sangre.
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