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Israel e Irán

Uno de ellos es la posibilidad de una guerra entre Irán e Israel. La pregunta es cuan cerca está de transformarse en una realidad, sobre todo después del éxito del Mossad en Teherán, la esperada renuncia de EE.UU. al pacto que había firmado y, sobre todo, un enfrentamiento directo entre Israel e Irán.

Lo último no es menor toda vez que es la primera vez que Israel atribuye a Irán un ataque directo contra sus tropas (en el pasado, siempre Irán había utilizado intermediarios como Hezbolá) y la respuesta israelí destruyó 50 objetivos iraníes en Siria. Desde su punto de vista fue un éxito, ya que no hubo bajas como tampoco ninguno de los cohetes logró penetrar las defensas e impactar territorio israelí, a pesar que el ataque fue perpetrado por una unidad de élite, la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria.

Israel tiene claro que existe una línea roja y que su principal meta es impedir que un estado con un objetivo declarado de destruirla se asiente en territorio sirio, es decir, en sus fronteras, ya existiendo una situación en que la presencia de 70.000 milicianos iraníes aseguran un corredor para el traslado de armas a Hezbolá. También el proyecto de establecer no solo bases terrestres sino también una naval es inaceptable para Israel. En su respuesta, Israel recibió el apoyo de países árabes importantes.

¿Significa lo anterior que estamos ad portas de una guerra? Por cierto una situación de este tipo puede degenerar en enfrentamientos armados, pero por ahora, todo indica que los actores involucrados tienen un interés compartido en evitar una escalada que pueda conducir a una guerra.

Siria puede perder lo avanzado y su actual tarea de seguir reconquistando los restos de su territorio que todavía no controla, además que nada indica que Israel desee derribar a Al Assad, sino que su objetivo es evitar que Irán utilice territorio sirio para atacar. Por ello debe haber tomado con seriedad la amenaza de ser atacado personalmente si Irán se consolida.

En el caso de Irán está demasiado involucrado en Siria, además de Yemen y de su conflicto con Arabia Saudita como para entrar a un escenario bélico directo con Israel, guerra que podría dejar de pelearse en Siria para llegar a sus propios territorios. Además, probablemente debe prepararse para el nuevo escenario creado por el retiro de EE.

UU. del pacto nuclear y también debe estar recibiendo presiones de los otros firmantes para moderarse y tratar de salvar a las empresas de estos países que se van a ver obligadas dentro de 90 días a elegir entre hacer negocios con EE.UU. o Irán. Sobre todo, existen muchas protestas internas en el sentido que el dinero recibido no se ha invertido en el país, sino que ha ido a sostener la guerra siria.

Por su parte, Hezbolá ha recibido miles de misiles que constituyen una amenaza para Israel, pero también está cansada después de su muy destacada intervención en la guerra civil siria, y por lo tanto, sus milicianos necesitan recuperar fuerzas. A lo anterior, se agrega su reciente triunfo en las elecciones legislativas libanesas, que altera el delicado balance religioso interno, y que probablemente llevaría a Israel a considerar a todo el país como escenario bélico y no solo la frontera.

En el caso de EE.UU., después de su experiencia en Irák y Afganistán, nada indica que desee involucrarse en una nueva guerra de la cual le resulte muy difícil o imposible salir, sobre todo, existiendo una promesa de campaña de Trump al respecto.

Sin embargo, el actor clave es Rusia, e Israel ha desarrollado desde hace años una política de acercamiento con Putin, esperando que este entienda sus objetivos estratégicos y problemas de seguridad, así como Netanyahu entiende los rusos y las razones de su presencia en Siria.

Incluso Israel ha hecho gestos como no plegarse a las sanciones o a la expulsión de diplomáticos rusos.

No hay duda que al invitar al primer ministro en forma destacada para el Día de la Victoria contra los nazis, Netanyahu lo debe haber informado y sobre todo, debe haber escuchado del propio Putin que ahora el objetivo de Rusia es convertirse en un poder económico, lo que trae consigo la necesidad de consolidar lo logrado en el Medio Oriente, y por lo tanto, intermediar entre Irán e Israel.

Por último, ni siquiera Turquía lo desea, ya que su objetivo en las periódicas invasiones a territorio sirio son los kurdos, y lo que menos quiere es verse involucrado en un conflicto que no le es propio.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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