La capitalidad de Jerusalem encuentra apoyos en América Latina
¿Por qué esos países se han singularizado de tal forma, alineándose con Israel frente al parecer de la mayor parte de la comunidad internacional?
En diciembre pasado, 128 de los 193 países de Naciones Unidas se pronunciaron, en un voto no vinculante, contra el deseo de Donald Trump de proceder al traslado de la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén. Dejando aparte el voto de EE.UU. e Israel, un tercio de los otros seis países que votaron a favor —Guatemala y Honduras (los otros eran pequeños estados insulares y Togo)— y un tercio de los que se abstuvieron —entre ellos Paraguay, Colombia, México, Haití, República Dominicana y Panamá— eran latinoamericanos.
Que Donald Trump advirtiera que Estados Unidos iba a tomar nota de los países que votaran en su contra en la ONU explica que naciones con cierta dependencia de Washington o en buenas relaciones con EE.UU., especialmente muchos de sus vecinos regionales, prefirieran no enfrentarse al hegemón continental. Pero la actitud favorable de algunos países latinoamericanos hacia Israel tiene otras explicaciones.
Apoyo evangélico
Leopoldo Martínez, director para América Latina de la Fundación Aliados de Israel, advierte que cada caso es específico. Por lo que se refiere a Guatemala, que abrió su embajada en Jerusalén el 16 de mayo, Martínez destaca la extensión de la comunidad evangélica, de la que procede el presidente, Jimmy Morales.
Se trata de una comunidad especialmente activa en política y favorable en muchos aspectos a Israel. La Fundación Aliados de Israel promovió el reconocimiento de la capitalidad de Jerusalén entre los parlamentarios guatemaltecos, que han acompañado a Morales en su decisión.
En cambio, en el caso de Paraguay, que abrió su embajada en Jerusalén el 21 de mayo, la especial relación del presidente Horacio Cartes con Israel «se ha centrado en asuntos de cooperación tecnológica, especialmente en proyectos agrícolas, sin olvidar las cuestiones de seguridad en la Triple Frontera», afirma Leopoldo Martínez.
Aunque se trata, pues, de actitudes que dependen mucho de las orientaciones personales y políticas de los distintos presidentes, también podría hablarse de algunas tendencias subyacentes relacionadas con la necesidad de cooperación económica y de seguridad.
Patronos para Centroamérica
Centroamérica y parte del Caribe tienen un pasado de extremo alineamiento con Washington en el plano internacional, yendo oficialmente en algunos casos más lejos que el propio EE.UU. Así ha ocurrido, por ejemplo, respecto a las relaciones con Taiwán: aunque EE.
UU. acabó reconociendo a China, las naciones centroamericanas han seguido teniendo durante muchos años una embajada en Taipéi (Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua la siguen teniendo a día de hoy; junto con Paraguay son los mayores del grupo de 19 países del mundo que aún reconocen a Taiwán). La retórica projudía de los gobiernos de algunos países centroamericanos, como la utilizada estos días por Guatemala, también excede a veces a la empleada por las administraciones estadounidenses.
Pero al margen de esa orientación histórica, debida a la directa influencia del gran vecino del norte, han sido las ayudas de cooperación que aportan Taiwán o Israel las que han mantenido estrechas las respectivas relaciones bilaterales.
Las humildes economías centroamericanas necesitan especialmente esos aportes externos. Israel, en concreto, constituye un inestimable socio en cuestiones de cooperación tecnológica y seguridad.
Ayuda en inteligencia y seguridad
Para países implicados en la lucha contra el narcotráfico (Honduras, Guatemala) y/o que cuentan con estructuras de lavado de dinero destinado a Hezbolá (Paraguay, Colombia), la asesoría israelí en materia militar/policial y el aporte de inteligencia supone un gran auxilio.
Así, gracias al anuncio del traslado de su embajada a Jerusalén, Honduras se verá premiada con mayores ayudas de la Agencia Israelí para el Desarrollo de la Cooperación Internacional (MASHAV), especialmente en asuntos de seguridad. Con ayuda israelí, el gobierno hondureño instalará un radar cerca de Tegucigalpa para reforzar la vigilancia frente a las operaciones de narcotráfico. Además Israel se encargará de reparar una docena de F-5 y A-37 de la Fuerza Aérea de Honduras.
Paraguay tiene un serio problema de presencia de elementos islamistas radicales en Ciudad del Este, la principal urbe de la Triple Frontera, el espacio donde limitan Paraguay, Brasil y Argentina. De allí presuntamente salieron los activistas de Hezbolá que cometieron los graves atentados de comienzos de la década de 1990 en Buenos Aires contra entidades israelíes. La Triple Frontera es un centro de crimen organizado y de lavado de dinero a gran escala. El presidente Horacio Cartes acudió a asesores israelíes para su campaña electoral y ha querido inaugurar personalmente la embajada paraguaya en Jerusalén antes de dejar el cargo en las próximos meses.
Fuente: ABC
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