Argentina, ¡no vayas a Rusia!

Durante semanas realizaron una intensa campaña en la que señalaban que si Argentina iba a Israel tendría “las manos manchadas de sangre”. En ese marco, centenares de activistas se sumaron en redes sociales al boicot antisraelí. Las protestas no eran contra el gobierno israelí sino contra el mismísimo Estado de Israel. Quedó claro que hay quienes no toleran su existencia.Tampoco se solicitaba que el encuentro se jugase en alguna otra ciudad (como Haifa o Tel Aviv).

Ahora, Argentina se quedará unos días más en Barcelona para luego volar a Rusia. Dicho esto: ¿habrá protestas masivas por lo que allí sucede? Existen centenares de denuncias respecto de las violaciones a los derechos humanos ejercidas por el régimen de Vladimir Putin, como los presos políticos, asesinatos a opositores, persecución a homosexuales, entre otros.

Repaso de las principales violaciones
En abril, el periódico independiente Novaya Gazeta informó que más de 100 hombres, a quienes se creía gays, habían sido secuestrados y sometidos a tortura y otros malos tratos en prisiones secretas, y que algunos de ellos habían muerto. Los sobrevivientes que escaparon denunciaron una campaña de violencia coordinada por las autoridades. Según testigos, algunos prisioneros fueron asesinados y varios fueron entregados a sus familias para que los sometieran a homicidios en nombre del “honor” según las “tradiciones” locales.

A su vez, la ONU ha denunciado “múltiples y graves” violaciones de los derechos humanos en Crimea, la península de Ucrania que fue anexionada ilegalmente en marzo de 2014 por Rusia (NDR: ¿acaso a alguna selección le hizo ruido esto?). Un informe de la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas denuncia detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, torturas e incluso ejecuciones extrajudiciales. El texto formula recomendaciones al Gobierno ruso, instándole a que respete sus obligaciones como potencia ocupante. También critica el impacto que ha tenido la imposición de la nacionalidad rusa a los habitantes.

En febrero de 2017 se promulgó en Rusia una ley que despenalizaba los actos de violencia intrafamiliar cometidos por “familiares cercanos” que causasen dolor pero no heridas o pérdida de capacidad para trabajar. Esto desencadenó un aumento de los actos violentos, en su mayoría contra mujeres, en varias regiones.

También en Rusia se viola el derecho a reunión. En todo el país se celebraron las protestas más multitudinarias en años. Cientos de personas que se manifestaban pacíficamente, así como transeúntes y periodistas, fueron detenidas; muchas fueron sometidas a tratos crueles, inhumanos y degradantes, detención arbitraria prolongada y juicios injustos en los que se impusieron cuantiosas multas y “detenciones administrativas” de varios días.

También persistieron las noticias sobre tortura y otros malos tratos en prisiones y centros de detención de toda Rusia. Las condiciones durante el traslado de personas presas equivalían a tortura y otros malos tratos, y en muchos casos, a desaparición forzada. Algunas de estas personas soportaban viajes de un mes o más, durante los cuales eran transportadas en vagones de tren y furgones atestados, y pasaban semanas en celdas de tránsito de camino hacia colonias penitenciarias remotas. Sus familias y abogados no tenían información sobre su suerte y su paradero.

También hay asesinatos de opositores: el más célebre ocurrió la medianoche del 27 de febrero de 2015, cuando el político Boris Nemtsov fue acribillado cuatro veces en la espalda mientras caminaba cerca del Kremlin en compañía de la modelo ucraniana Anna Durítskaya. Estaba cruzando el Puente Bolshói Moskvoretski cuando “varias personas” bajaron de un vehículo blanco y le dispararon por la espalda, de acuerdo con los medios de comunicación de Rusia.

Dicho esto, ¿Podemos pedirle al seleccionado argentino que no vaya a Rusia?