Amarás a tu prójimo como a ti mismo

Unos marchan porque quieren ser aceptados y vivir en igualdad con los demás, los otros marchan porque no quieren vivir con los demás y con el íntimo deseo de que “el otro” desaparezca.

En un mismo día, la Marcha del Orgullo Gay en Tel Aviv y la marcha para dañar a Israel desde Gaza parecen recordarnos que la palabra “sentido” tiene muchas acepciones y todas se encuentran en un mismo tiempo. En que sentido marchar, cuál es el sentido de marchar, y lo que cada uno pueda haber sentido frente a las marchas.

Hay palestinos que probablemente no estén de acuerdo con las manifestaciones de odio, y los hay en el pueblo judío contrarios a las manifestaciones de amor, pero en el fondo en ambas marchas debiera primar el amar al prójimo como a ellos mismos.

La forma en que uno se manifiesta refiere directamente a la forma en que uno se relaciona con los otros y con si mismo. Una marcha pacífica conlleva la posibilidad de que el otro observe y reflexione. Por el contrario, la violencia solo provoca en el otro rechazo y más violencia.

Yo difiero con la palabra “orgullo” utilizada en las marchas por la igualdad, ya que la forma en que uno ama, a quien ama y como lo expresa no debiera ser motivo para enorgullecerse sino una parte más del ser humano, aceptable como cada una de las particularidades que tiene vivir.

Tampoco creo que deban sentir “orgullo” aquellos que con violencia intentan generar temor, caos y muerte al no aceptar formas pacíficas de coexistencia. Más bien el orgullo debiera pasar por contener la ira entendiendo que más dolor no acercará un futuro mejor.

En ambas marchas, el secreto está en aceptar y ser aceptados, solo que en una la idea es mostrar la cara al mundo y en la otra ir encapuchado. No es lo mismo dar la cara que esconderla.

Yo se que es mucho pedir, pero anhelo la llegada del día en el que los intolerantes de cada pueblo abandonen la absurda idea de que la única manera de vivir es la que ellos predican, para dar paso a las maravillosas oportunidades que ofrece la diversidad.