Así fue la limpieza étnica perpetrada por Turquía en Chipre
Los repetidos ataques verbales del mandatario turco contra los greco-chipriotas también arrojan luz sobre la reciente entrevista, emitida en directo, de la televisión turco-chipriota al general Turgut YenaÄŸralı, de 84 años y exmiembro de la paramilitar Organización de Resistencia Turca (TMT), fundada en 1957 y conocida por sus actividades criminales en Chipre.
En la entrevista, YenaÄŸralı presumió de su papel en la matanza masiva de greco-chipriotas. “Ãbamos por todo Chipre y dábamos una paliza o matábamos a quienes hubiesen cometido crímenes contra la turquidad”, empezó diciendo.
-Pregunta: ¿Por qué se implicó en esas actividades? ¿Se trataba de una aventura, o buscaba emociones fuertes?
-Yenağralı: No, era por la turquidad.
-Pregunta: ¿Era fácil matar a esa gente?
-YenaÄŸralı: Con nada se disfruta más… Sentíamos un gran placer al matar a esa gente.
-Pregunta: ¿Le importaba si esas personas eran criminales o no?
-YenaÄŸralı: ¿Por qué -le importaría- a nadie? Criminales o no… Mientras sean kafires -infieles-, son los mismos perros… Cuando queríamos disparar a los kafires, -las dos mujeres que pertenecían grupo- se escondían el arma -en los sujetadores- y lo hacían por nosotros.
YenaÄŸralı declaró que ni a él ni a sus compañeros les dijeron nunca los líderes turco-chipriotas que redujeran o interrumpieran sus actividades. Esta omisión seguramente no sorprenda, dado que uno de los fundadores del TMT fue Rauf DenktaÅŸ, jefe del Estado Federado Turco de Chipre entre 1975 y 1983 y presidente de la República Turca del Norte de Chipre entre 1983 y 2005; ambos Estados sólo han sido reconocidos por Turquía.
YenaÄŸralı dijo que, después de que Chipre obtuviera la independencia del Reino Unido (1960), la TMT enterró las armas y siguió sus actividades de forma “clandestina”, pero que posteriormente las retomó. “Las armas seguían llegando de Turquía”, añadió. “Empezamos a enviar hombres a Turquía para que recibieran instrucción militar. Yo también fui a Turquía dos veces a recibir formación militar y de espionaje antes de 1960”.
YenaÄŸralı afirmó que cuando se crearon las Fuerzas de Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (1964) se hizo amigo de algunos funcionarios de la ONU, lo que facilitó aún más que la TMT se reorganizara y tomara posiciones. “Un comandante de la ONU me preparó un uniforme de los Cuerpos de la Paz de la ONU, me lo puse y viajé en su vehículo de la ONU. Y es que le mandaba carne de cordero cada semana, y una noche le mandé dos mujeres -prostitutas-“.
“Matar era mi arte”, proclamó al explicar las actividades de su organización tras la invasión turca de Chipre, en 1974. “Más que el Ejército turco, fueron los turco-chipriotas los que mataron a los prisioneros greco-chipriotas”. También expresó su tristeza por que un comandante turco le impidiera matar a prisioneros de guerra greco-chipriotas en la península de Karpasia. “Sigo lamentando haberla perdido -la oportunidad-“, afirmó.
YenaÄŸralı dijo que también había participado en el traslado ilegal de colonos de Turquía a Chipre, para reemplazar con ellos a los greco-chipriotas que se refugiaron en el sur de la isla tras huir de las matanzas en la parte norte. La invasión turca cambió la estructura demográfica del territorio, convirtiendo lo que antes era una mayoría griega en el norte en una zona predominantemente turca por primera vez en la historia.
Las confesiones de YenaÄŸralı expusieron la mentira turca que considera la invasión del 74 una “operación de paz” para proteger a los turco-chipriotas. Como ilustró YenaÄŸralı, Turquía perpetró actos criminales en Chipre durante décadas, antes y también después de la independencia de la isla (1960).
Tras la entrevista de YenaÄŸralı, Åžener Levent, director del periódico turco-chipriota Afrika, escribió:
Nuestros hermanos greco-chipriotas que han migrado de los pueblos de Mesaoria y que estén leyendo esto se preguntarán: “¿Mató este hombre -YenaÄŸralı- a mi padre? ¿Mató a mi madre, a mi hermano?”. Yo también me lo preguntaría. Este hombre sigue vivo y reside en MaÄŸusa -Famagusta-. Sé que no es el único. Hay otros. Uno de nuestros ciudadanos dice que “en Serdarlı -Chatos- había otro que también presumía de haber aplastado la cabeza de un greco-chipriota con una piedra. ¡Está orgulloso de ello!”.
Y nos preguntamos por qué no hay aún un proceso de paz. ¿Cómo podemos hacer la paz cuando hay asesinos rabiosos viviendo entre nosotros? En vez de enjuiciarlos, les permitimos salir en televisión y jactarse de sus asesinatos. ¿Seguimos buscando personas desaparecidas? Vayan a preguntarle a este hombre… Después de ejecutar su “arte”, ¿a qué pozo tiraba a los asesinados, o dónde los enterró? Si él y los suyos no lo saben, ¿quién lo va a saber? Si no pides cuentas a un asesino que dice “Mi arte era matar”, ¿a quién se las vas a pedir?
A estos “asesinos rabiosos” no se les ha hecho responsables de la matanza de greco-chipriotas inocentes, de la limpieza étnica en el norte de Chipre. El mayor problema es que él y sus compañeros de sangre fueron asistidos e incitados por las autoridades turcas. Todos los responsables deben ser juzgados en tribunales penales internacionales; y cuanto antes mejor.
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