Mashhad, el serpentario iraní
A unos 850 km. al este de Teherán, muy próxima a las fronteras con Turkmenistán y Afganistán, se encuentra la ciudad de Mashhad, capital de la provincia de Jorasán Razavi y la segunda urbe más grande de la República Islámica de Irán.
Al presente, su población es de aproximadamente unos 2.7 millones de habitantes y en ella se encuentra el mausoleo de Alí Ibn Musa al Rida, el octavo imán chiita duodecimano, asesinado en el año 818 de la e.c., y que recibe la veneración de los musulmanes chiitas, lo que llevó a que el ex presidente Mahmud Ahmadinejead a declarar a Mashhad como la “Capital Espiritual” de Irán.
Pero Mashhad es algo más que un centro religioso, como lo iremos descubriendo y donde en cierta forma se entrelazan nombres relacionados a los dos atentados terroristas ocurridos en Buenos Aires en 1992 y 1994.
Comencemos, la Corte Suprema de Justicia sindicó al jefe del ala militar del Hezbollah, Imad Mugnije, como uno de los responsables del ataque a la embajada de Israel, en Buenos Aires, el 17 de marzo de 1992, por otro lado, informes de inteligencia, señalan a Samuel Salman El Rueda, como quién coordinó las operaciones de los operativos del Hezbollah en aquel terrible suceso.
Más allá de los informes de inteligencia, tras el ataque terrorista, fue enviado a un medio de noticias en Beirut, un comunicado del ala militar de la organización terrorista libanesa, por el cual se responsabilizaba del atentado a la sede diplomática, denominando a la misma”Operación Hussein”, en alusión al hijo del líder de aquella banda terrorista Abbas al Musawi, quién pereciera en febrero de 1992, cuando el vehículo en que viajaban ambos fue alcanzado en un ataque de la aviación israelí.
Al comunicado del Hezbollah, se le suma un informe de la CIA, posdatado al atentado, Julio 1992, donde se establece que la organización terrorista culpaba de la muerte de Musawi y su hijo tanto a Israel como a los EE.
UU., y por lo tanto había decidido tomar represarias.
Y por último, el asesinado fiscal federal Alberto Nisman, refirió que Hezbollah utilizó la muerte de Musawi como justificación del ataque a la embajada y que el mismo fue ordenado por Irán en respuesta a la suspensión de la cooperación nuclear con Teherán por parte de Argentina.
Pasado casi un año del atentado a la sede diplomática israelí en Buenos Aires, viaja a Irán Mohsen Rabbani, el que había llegado a la Argentina en 1983. La misión de Rabbani consistió en reclutar elementos chiitas que le informaran acerca de potenciales objetivos de la comunidad judía y también estadounidenses en capital porteña.
Con estos datos, Rabbani elaboró un minucioso informe que transmitió a la inteligencia iraní, el que fue determinante para que se decidiera el ataque a la sede de la AMIA.
Lo narrado nos lleva a la ciudad de Mashhad, puesto que lo aportado en el informe de Rabbani, determinó que el 14 de agosto de 1993 se llevara una reunión cumbre en aquella ciudad iraní.
En la reunión de Mashhad participaron, el líder supremo Alí Jamenei, el ex presidente Alí Rafsanjani, el ex ministro de Inteligencia Alí Fallahian, el entonces canciller Alí Velayati, el redactor del informe Mohsen Rabbani y el representante de la Guardia Revolucionaria en la sede diplomática iraní en Buenos Aires, Ahmad Asghari.
También asistieron altos funcionarios del Consejo Supremo de Seguridad Nacional y del Centro de Operaciones Especiales.
Estas circunstancias fueron corroboradas en su testimonio, el ex agente iraní Abolghasen Meshuri, quién antes de desertar fuera colaborador directo del Jefe de Inteligencia y Seguridad de Irán, Said Eslami.
Retomando el asunto de la reunión en Mashhad, una vez que se decidió que se llevara a cabo el atentado a la AMIA, el líder supremo Jamenei emitió una fatua, mientras que caía la responsabilidad general de la operación en el ex ministro de Inteligencia, Fallahian.
Por su parte, el entonces jefe de las Fuerzas Al Quds, y que después fuera nombrado ministro de Defensa, Ahmad Vahidi, debería encargarse de proveer todo lo necesario para la operación.
Así las cosas, Fallahian se planteó tres objetivos: primero, la elección del jefe de los operativos que ejecutaran el ataque, designándose al libanés Imad Mugniye, segundo, designar a quién sería responsable de la logística en Buenos Aires, que resultó ser Mohsen Rabbani, quién sería también el agente de enlace y a quién se le otorgara cuatro meses antes del atentado, sus credenciales diplomáticas para asegurar su inmunidad, y tercero, asignó a Ahmad Asghari la misión de activar las células dormidas.
Finalmente, agentes entrenados por Hezbollah viajaron a la Argentina, luego que ya lo hubieran hecho Rabbani y Asghari, un modus operandi tradicional de la organización terrorista libanesa, que utiliza operativos propios y no locales cuando se debe llevar a cabo atentados de importancia en el extranjero.
Como se puede concluir, Mashhad, la ciudad “Espiritual de Irán”, se convirtió así en el “Serpentario” donde se decidió el peor atentado terrorista sufrido por la Argentina.
Para Radio Jai Levi Ben David
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