Netta: “Pensé que era una gorda estúpida que no merecía respeto”
“Soy una chica hetero con una historia gay detrás”, opina sobre las razones que la han llevado a ocupar ese lugar de representatividad entre el colectivo homosexual.
Apela a su propia vida, al cambio que se operó de su infancia en Nigeria, “entre niños de muchas razas diferentes con los que las diferencias físicas no existían”, a una adolescencia en Israel donde se convirtió en “la chica gorda y sensible que hablaba inglés, no hebreo”, apartada junto a los “no suficientemente inteligentes”.
“Empecé a pensar que era una gorda estúpida que no merecía amor ni respeto. Busqué algo que me ayudara y encontré la música. Allí fue donde logré brillar por encima de los demás”, rememora con honestidad.
Hila esa historia con su concepción del feminismo, “no ese que dice: -Oh, yo merezco esto o aquello-, sino el de las mujeres que se lanzan a por ello”.
“Aprendí ingeniería de sonido en una clase llena de chicos, hice una gira entera con mis aparatos y a menudo aparecía alguien que me ofrecía ayuda o hacía algún comentario como: -Qué hace una chica con unos trastos tan caros-“, cuenta.
Hace menos de un año, en septiembre, estaba en su casa “sin dinero para el alquiler” y decidió participar en un “reality-show”.
“Allí descubrí que podía hacer algo bueno por muchos jóvenes y por su autoestima, no solo por los de Israel, sino del mundo entero, gente juzgada a la que se dice que no pueden ser quienes son realmente ni amar a quienes aman”, reivindica la artista, que, destaca en ese sentido el mensaje del Gay Pride como “festival de poder y de amor”.
El pasado mes de mayo se alzó con la victoria para su país en la última edición de Eurovisión gracias a una canción, “Toy”, que es un canto de empoderamiento personal y su fama se multiplicó exponencialmente. No obstante, con ese triunfo comenzaron otras polémicas.
Según trascendió esta semana, los autores del tema, Doron Medalie y Stav Beger, recibieron una carta de Universal Music que avisaba de una presunta infracción de los derechos de autor debido al parecido entre este tema con “Seven Nation Army”, de The White Stripes.
“Muchas cosas suenan igual en la música, pero no es el caso”, subraya la cantante respecto al posible plagio, antes de insistir: “Cuando la escuché por primera vez, no sonaba a nada que hubiese escuchado en mi vida. Era fresco, era mediterráneo, con algo de K-Pop y muchas otras influencias. Entonces intervine yo para añadir el cloqueo y el inicio. No había nada como eso en el mundo”.
Sobre el escenario de Eurovisión, Netta se despidió ante el mundo con un: “¡El año que viene nos vemos en Jerusalem!”, idea suscrita días después por el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, como una manera de reafirmar a la Ciudad Santa como capital del país.
Las reacciones no se hicieron esperar y fueron varios los países que amenazaron con boicotear o no participar en el festival si la Unión Europea de Radiodifusión aceptaba esa sede.
“No creo que la ciudad que acoja el festival sea importante”, afirma Netta, antes de argumentar que, tratándose de un país tan pequeño, “todo queda a media hora”.
Lo importante, señala entonces, es que “Israel se merece Eurovisión y el mundo se merece descubrir lo increíble que es el país, con una gente fabulosa y cálida, muy parecida a los españoles”, repone.
“Yo hago música. Vine para dar amor y hacer del mundo algo mejor.
No me toca a mí decir si estoy de acuerdo o no con la política de mi gobierno, porque si dejara que la política se infiltrara en algo tan puro como es mi música, la estaría arruinando”, se defiende.
En aproximadamente dos meses, anticipa, sorprenderá con nueva música y no duda al afirmar que “por supuesto” que se atrevería en el futuro con algo de reggaeton.
“Toda la vida me han dicho quién tenía que ser y, como persona y como artista, yo quiero ser yo. Me encanta ser esto”, finalizó.
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