Destituyeron al ministro de Economía y Finanzas de Irán
Es la segunda vez en un mes. El 8 de agosto pasado, Hasan Rohaní ya tuvo que lidiar con la desposesión de su ministro del trabajo por la Asamblea consultiva islámica. Este domingo, fue el turno del ministro de Economía y Finanzas, Masud Karbasian, destituido con 137 votos frente a 121.
El apretón político sobre el presidente de la República es cada vez más fuerte. Luego de haber conseguido un acuerdo histórico entre su nación y seis potencias sobre la espinosa problemática nuclear en 2015, fue reelegido en mayo de 2017. Pero eso era sin contar con la salida de Estados Unidos de este mismo acuerdo tan solo un año después.
Tras años de fricciones y negociaciones progresivas, el texto firmado en Viena abrió una oportunidad para Irán de pasar la página del aislamiento internacional y de las sanciones. Unas sanciones que empezaron a surgir en 1979, principalmente desde Washington, pero luego desde las Naciones Unidas y la Unión Europea, y que siempre tuvieron un fuerte peso sobre la economía.
El peso de las sanciones sobre la economía
“No estábamos preparados y aún no lo estamos”, expresó el diputado oficialista pero crítico del Gobierno, Elias Hazrati. “¿Qué hicimos con esta nación? La volvimos miserable (…) La clase media se avecina de la pobreza”, agregó. Según las proyecciones del Banco Mundial, el crecimiento del Producto Interno Bruto de Irán, que alcanzó el 13% en 2016, debería estancarse al 4% para este año y los siguientes, muy por debajo de lo que necesitaría el país.
Además de las disensiones internas, Rohani tiene que hacer frente a los tradicionales opositores, los ultraconservadores. “La ineficacia y la ausencia de programa (del Gobierno) no tienen nada que ver con las sanciones”, declaró uno de ellos, el diputado Abas Payizadeh.”Las malas decisiones han perjudicado al pueblo y conducido a algunos a saquear las arcas públicas”, dijo.
Más allá de las sanciones, la decisión del banco central iraní de imponer una tasa de cambio fija frente al dólar perjudicó a la moneda, que perdió cerca del 66% de su valor en seis meses. Una medida que fue revocada recientemente frente al desarrollo incontrolable del mercado cambiario informal.
Los iraníes tienen también que lidiar con el aumento constante de los precios, incluyendo a los de los productos de la canasta familiar. El mismo banco central reveló que el valor del pollo subió un 71% mientras que los productos lácteos incrementaron un 20%.
En diciembre pasado, estallaron las protestas más grandes desde 2009 en varias ciudades a causa del descontento que generan el desempleo y los trastornos económicos cotidianos.
El 28 de agosto, el presidente Rohani está convocado frente al Parlamento para rendir cuentas de esta deteriorada situación económica. Por su parte, Alí Jamenei, el líder supremo de Irán, descartó cualquier del mandatario, lo cual haría “el juego del enemigo”, según él. Mientras tanto EE. UU. alista nuevas sanciones para el sector energético que entrarán en vigor el próximo 4 de noviembre.
*Fuente: France 24.
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