Simón Bajour, el músico judío que dejó huella en el tango argentino
Bajour comenzó a estudiar música a muy temprana edad en su pueblo natal y luego en el Conservatorio Nacional de Varsovia.
A los nueve años se presentó como solista con la Orquesta del conservatorio polaco. Ya instalado en la Argentina tomó clases con Luis Quader y Ljerko Spiller. Su perfeccionamiento lo realizó con el mítico David Oistraj, que había solicitado una beca para él en el Conservatorio Tchaikovsky de Moscú luego de escucharlo en un recital.
Durante su vida en Buenos Aires fue un activo intérprete de música de cámara y sinfónica. En el primer campo se recuerda aún hoy la integral de las sonatas para violín y piano de Beethoven, que realizó, en junto con Aldo Antognazzi en 1984.
También llegó a participar en la Orquesta Estable del Teatro Colón y fue un reconocido solista, que no sólo interpretaba el repertorio clásico romántico, sino que estrenó obras de compositores argentinos, como el Concierto para violín de Alicia Terzian.
Bajour compartió con su maestro Spiller la pasión por la formación de nuevos talentos musicales. Fue docente de varias generaciones de violinistas, muchos de los cuales ocupan hoy lugares destacados en agrupaciones sinfónicas en el país y el extranjero. Entre ellos están los concertistas Daniel Zisman en Berna, Alejandro Rutkauskas en Stuttgart, y Pablo Saraví en la Filarmónica de Buenos Aires y Luis Favero en la Estable del Teatro Argentino de La Plata.
Ocupó un lugar muy importante en la historia del tango. En 1961 integró el histórico primer quinteto de Astor Piazzolla. Así, fue él quien tocó la parte del violín en la primera versión grabada de “Adiós, Nonino”. Antes había sido primer violín de Los Solistas de Buenos Aires, dirigido por Argentino Galván, de las orquestas de Caló y Di Sarli. En 1959 participó de la gira de Osvaldo Pugliese por Asia. Músico clásico y popular, Bajour también se hizo tiempo para tocar klezmer (la música de los judíos de la diáspora).
En 1963, mientras Szymsia estaba en Cuba, recibió una invitación del maestro David Oistrakh para estudiar en el Conservatorio Estatal Piotr Tchaikovsky, de Moscú, el mejor lugar del mundo donde podía estudiar un violinista. Oistrakh había quedado fascinado al escuchar la ejecución de Szymsia del Concierto Número 1, de Sergei Prokofiev. La beca se extendió por dos años, durante los cuales Szymsia vivió en Moscú y su esposa e hijos regresaron a Buenos Aires.
En 1975, Szymsia se reencontró con el tango. Ben Molar lo convocó para el disco Los 14 de Julio de Caro. Luis Stazo escribió para él una versión para violín solo y orquesta del tango “Todo corazón”.
Por entonces regía en la Argentina el estado de sitio. El 24 de marzo de 1976, Videla, Massera, Agosti y los sectores económicos a los que representaban dieron el golpe. Pronto, Szymsia supo que alguien había tomado nota de su militancia comunista, su apoyo a la Revolución Cubana y sus estudios en la URSS. Le cancelaron un concierto en la Universidad del Sur, en Bahía Blanca, diciéndole que no podían contratarlo porque estaba en una lista negra.
En 2005, Szymsia Bajour, maestro de violinistas, murió en la Argentina, el país que lo había recibido cuando niño y lo había expulsado por sus ideas.
Fuente: Enlace Judío
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