“Vi el cuerpo sin vida de mi hija en el suelo”
Entrevistado por la periodista Ayala Hasso, manifestó: “Intento estar al pendiente de mis hijos y ayudarlos tanto como pueda. Desafortunadamente, llegué a la escena demasiado tarde. No podría haber sabido que esto iba a suceder. Mi hija mayor me llamó para decirme que había habido un ataque terrorista y que su hermana no estaba contestando su teléfono. Inmediatamente me di la vuelta y conduje en su dirección”.
“Conduje a través de Qalqiliya. En el camino, escuché en la radio que había una persona herida en el Hospital de Beilinson. Envié a mi amigo que viajaba en su motocicleta al hospital para ver si era mi hija y él me dijo que no era ella. Entonces me di cuenta de que algo malo había sucedido”, relató.
Más adelante, continuó: “Cuando llegué a la entrada de la fábrica, vi entrar un vehículo militar. Cuando intenté entrar, la persona a cargo de la seguridad comenzó a hacerme preguntas y no se me permitió entrar. Le dije que estaba bien”. “Entré en el auto. Estacioné el auto y caminé hacia la entrada. Lamentablemente no pude entrar. Por suerte, el gerente de la fábrica llegó y me reuní con él. Los policías corrieron detrás de mí y fue un desastre hasta que reconocí a mi hija tendida en el suelo”.
“La policía quería arrestarme hasta que les dije que ya había visto lo que tenía que ver. Luego entendieron que era su padre. Llamé a mi otra hija y le dije que Kim ya no estaba con nosotros y luego conduje todo el camino de vuelta a casa solo”, lamentó.
“No tengo idea de por qué el asesino la ató”, agregó. “Era una chica delgada y no necesitaba ser atada. Solo miraba. Aparentemente era por crueldad. La miré y vi que ya no respiraba. No había un paramédico y no pude ayudar. Solo miré”.
“A mi hija le encantaba la fábrica”, dice de ella, “Todas las mañanas iba temprano para llevar al niño al jardín de infancia y lo recogía al final del día, y ese día se las arreglaba para despedirse de él. Me dijeron que el terrorista se ausentó una semana en su lugar de trabajo y cuando regresó a su trabajo cometió el asesinato”.
“Nunca nos molestó trabajar con palestinos. Pensamos que era posible coexistir con ellos, pero al parecer es imposible. Sé que en los territorios ganan 2,000 NIS al mes. Les dimos la oportunidad de ganarse la vida y ganar dinero, una vida decente, y muerden la mano que los alimenta. No se lo merecen. Tal vez no se les debe permitir tener una vida decente, si no lo aprecian”, concluyó.
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