Judíos de EE.UU. se enfrentan a un antisemitismo que creían extinto
La matanza de Pittsburgh les confirmó que el horror ha regresado, testigo de un alza del extremismo alimentado por la polarización de la era Trump y las redes sociales.
Los judíos estadounidenses -unos 5,3 millones si se incluyen a todas las personas de origen judío, según el Pew Research Center- tuvieron durante mucho tiempo “una sensación ilusoria de invulnerabilidad”, dijo Jacques Berlinerblau, profesor del centro de civilización judía de la Universidad de Georgetown, en Washington.
Esa sensación, que los judíos europeos envidiaban, “ahora ha estallado en pedazos”, dijo el académico, haciéndose eco de los numerosos testimonios compartidos en las redes sociales por judíos estadounidenses desde el tiroteo que el sábado dejó 11 muertos en una sinagoga de Pittsburgh.
Según Kenneth Jacobson, director adjunto de la Liga Anti-Difamación (ADL), una organización que lucha contra el antisemitismo y la discriminación, el despertar de los judíos estadounidenses frente a la amenaza antisemita ha sido progresivo.
Hace 15 años, explicó, “los judíos nos decían muchas veces, -¿por qué existe aún la ADL? El antisemitismo ya no es un problema en Estados Unidos-“. Cuando los atentados antisemitas se multiplicaron en Francia y en Europa estos últimos años, “el tema regresó a las conversaciones”, dijo.
Luego, con las manifestaciones de la extrema derecha en Charlottesville, en agosto de 2017, la multiplicación de esvásticas y de alertas de bomba contra instituciones judías, “las personas se dieron cuenta de que el antisemitismo también estaba aquí”.
En febrero, la ADL publicó un informe que da cuenta de un alza de 57 por ciento de los incidentes antisemitas en 2017, el mayor aumento anual registrado desde los años -70.
Y en este año electoral 2018, los ataques antisemitas, sobre todo contra los periodistas judíos, se han multiplicado en las redes sociales, según un nuevo estudio de ADL, que hace un recuento de una serie de etiquetas y palabras clave utilizadas por supremacistas blancos.
Entre ellas figuran #NWO, por “New World Order”, un nuevo orden mundial que las élites judías estarían preparando (según teorías conspirativas), o “globalist”, por “mundialista”, un calificativo muchas veces asociado al financista de origen judío George Soros, convertido en la bestia negra de los extremistas y una de las personalidades anti-Trump que la semana pasada fue blanco de un paquete con bomba.
“Hay una nueva tecnología del terror, y esta tecnología es una mala noticia para los judíos”, dijo Berlinerblau. En este contexto, subrayó el profesor, el ataque de Pittsburgh no es “un verdadero shock”, sino más bien “un lento descarrilamiento: todo el mundo se da cuenta de que habrá más y más episodios de este tipo, con todas las armas que hay en este país”.
No es un shock, pero existe una convicción de que el extremismo está inexorablemente en alza: ese es el sentimiento que padecían el lunes muchos padres que dejaban a sus hijos en la escuela de un gran centro comunitario judío del barrio Upper West Side en Nueva York, una ciudad que alberga a más de un millón de judíos, la mayor comunidad de Estados Unidos.
“Es verdaderamente un periodo aterrador”, confió la neoyorquina Jana Gold, de 42 años, madre de dos niñas de cinco y nueve años. “No me siento más vulnerable hoy” que antes de Pittsburgh, dice. “Esto contribuye simplemente al clima general”, agrega señalando la responsabilidad de Donald Trump, aunque su hija Ivanka se convirtió al judaísmo y el mandatario lleva adelante una política decididamente pro-Israel.
“Contrariamente a los presidentes pasados, (Trump) divide a las personas en vez de intentar reunirlas”, estimó.
Para Bob Dorf, de 69 años, que dejaba a su nieto de cuatro años en el jardín de infantes del centro comunitario, el presidente estadounidense “fomenta la violencia”.
Antes de Pittsburgh “ya había cruces gamadas, graffitis”, dice este profesor universitario. “Mi mayor temor es cuántos ataques más de estos tendremos. Es solamente el nuevo capítulo de una saga horrible”.
Como muchas grandes instituciones judías en Nueva York, el centro comunitario está protegido desde hace tiempo: hay un guardia en la entrada, y un control de los visitantes y sus bolsos en un pórtico de seguridad. Si bien el alcalde de Nueva York anunció el sábado el reforzamiento de la protección de todas las instituciones judías, Jacobson, de la ADL, estima que los judíos estadounidenses enfrentan ahora un dilema.
“La belleza de la vida de los judíos estadounidenses es que había una sensación de ser realmente ciudadanos completamente iguales” a los demás, dijo.
“Ahora el desafío es tomar (el antisemitismo) muy en serio y al mismo tiempo, no tornarnos (paranoicos como en) Europa. Estados Unidos ha sido de manera general un lugar formidable para los judíos, y queremos que siga así”.
Nueva York, AFP
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