Elie Alevy, el hombre extraordinario
Con el Club de Lectores de El Mercurio a lleno total, el 23 de octubre fue el lanzamiento del libro “Elie Alevy. La marca de Auschwitz”, de Hernán Rodríguez Fisse. La historia de un hombre que cambió sus miedos por voluntad inquebrantable para sobrevivir a los horrores del nazismo.
“Extraordinario” es uno de los adjetivos que se escuchan fuerte cuando alguien describe a Elie Alevy o a cada uno de los pasajes de su historia. En 92 años ha pasado por lugares, circunstancias y emociones que bien podrían ser parte de tres vidas diferentes. Pero esta es sólo una, que parte en Salónica, Grecia, en 1926 y que el 23 de octubre de 2018 alcanzó la trascendencia de cada uno de sus detalles con el lanzamiento de su biografía “Elie Alevy. La marca de Auschwitz”.
Por varios años este libro, publicado por Ediciones El Mercurio, fue un anhelo para la familia de Elie, específicamente sus nietos. Tras intentos de uno de ellos y del propio Elie, la misión se traspasó al escritor Hernán Rodríguez Fisse, autor de “Prefiero Chile”, obra ganadora del XXVI Premio Revista de Libros en que narra su propia historia familiar. “Empezamos a trabajar a mediados de octubre de 2017. Iba a su casa todos los martes y jueves de 10.30 a 13.30 horas. Fueron 106 mañanas, más de 300 horas en que íbamos avanzando, a veces lento, a veces más rápido con los recuerdos de él, de su memoria extraordinaria. Pero es difícil una biografía cuando la persona está viva, porque critica todo. Tuve que hacer y rehacer muchas veces”, cuenta.
El relato se sumerge primero en la vida anterior a la Shoá, con Elie como un estudiante secundario de Salónica, con un padre médico que en 1939, cuando empezó la guerra con Italia, atendió a los soldados griegos que debían lidiar con la inexperiencia y el frío clima de la zona; Luego sus años como prisionero, su reclusión en un guetto, su paso por Auschwitz-Birkenau, Varsovia y una de las denominadas “marchas de la muerte” hasta Dachau; Finalmente, su liberación y la reconstrucción de su vida, su llegada a Chile, la formación de su familia y su huella en el país, reflejada en la creación del centro comercial Apumanque, una de las obras más importantes de la empresa constructora que fundó.
“La lectura vital de Elie Alevy cruza el siglo XX y parte del siglo XXI demostrando, gracias a quien corresponda, que la esperanza es una fuerza feroz y que puede ser invencible. El sentido de la vida se
redescubre. Sus líneas son como heridas que sorprende que se cicatricen casi con una dolorosa belleza. Sus líneas son caminos de conocimiento superior”, expresó Marco Antonio de la Parra, encargado de presentar la obra en su lanzamiento realizado en el Club de Lectores de El Mercurio, con una sala repleta de asistentes emocionados.
“Este libro se ha convertido en el bien familiar más preciado. Él nos permitirá mostrar la extraordinaria vida que tuvo Elie Alevy a toda nuestra descendencia. Con esto moldearemos el futuro de nuestra familia por muchas generaciones. Valores como el esfuerzo, perseverancia, la amistad, la resiliencia, la voluntad, el perdón y el amor. Valores universales que pueden encontrar todos en un solo hombre. Ni yo me la creo. Personalmente no sé qué hice para merecer a un abuelo tan extraordinario”, expresó en el evento su nieto Alex Alevy.
“Creo que la lección principal que deja este libro es que nosotros, como personas en un mundo mucho más fácil que el que vivió él, sentimos que dificultades son unas verdaderas montañas. La historia de mi abuelo nos da la enseñanza de que esas montañas, en realidad son simplemente pequeñas piedras”, reflexiona Ariel Alevy, otro de sus nietos.
Elie describe este trabajo autobiográfico como un proceso cansador y de mucho esfuerzo. Pero sabía que era algo que tenía que hacerse, y el reencontrarse una vez más con los horrores del pasado, no lo detuvo en su camino al objetivo. Como dice en la contraportada de la obra: “La voluntad se me agudizó a tal extremo que no hay nada ni nadie capaz de detenerme de lo que quiero hacer y lograr”. Hoy está muy satisfecho con el resultado.
-¿Qué le pareció que llegara tanta gente al lanzamiento de su libro?
-“Ha sido una gran sorpresa para mí, me causó mucho gusto y mucho placer. Fue bastante emotivo, no esperaba esas palabras tan cálidas, afectuosas y cariñosas de mi nieto. Me parece que realmente el libro va a tener algún tipo de repercusión porque vi mucha gente comprándolo y creo que los que lo lean algo van a sacar del tipo de filosofía de vida que tuve. Escribir el libro fue un esfuerzo tremendo. Yo hice el esqueleto y el escritor me ayudó a llevarlo a un libro más ameno. El libro mismo lo dice, no ha sido algo que querían mi señora y mis hijos, pero sí mis nietos. Con ellos siempre he hablado. Se presentaban momentos que me recordaban cosas traumáticas y desde luego les tenía que contar porque eso me aliviaba mucho, contar algo que me pesaba tremendamente.
-¿Qué es lo que piensa de la humanidad a 73 años de haber salido de los campos? ¿cree que aprendemos del pasado?
-Lo digo en el libro. No se puede vivir en el pasado, pero hay que sacar experiencia. Esto no se puede olvidar ni se va a olvidar, no solo por nosotros, sino por las generaciones futuras. Nadie se esperaba una actitud así del partido Nazi, menos nosotros. En Salónica, había una radio local que transmitía dos horas al día. Estábamos en una ignorancia tremenda de lo que pasaba en Europa. Nos sorprendió mucho el racismo, el odio y el antisemitismo tan grande. Yo creo que después de haber estudiado toda la historia, desde el Tratado de Versalles de la primera guerra hasta 1945, Alemania estaba en una situación tan desesperada que encontraron que Hitler era lo mejor que podían esperar. Creo que tampoco se imaginaron dónde los llevaría esta aventura.
-¿Cree que en Chile, fuera de la comunidad, hay aún desconocimiento respecto de historias como la suya?
-Sí, aún hay. Hace un tiempo, estuve en una clínica y confundieron mi número del brazo como si hubiera sido un número de cuenta corriente. Que una enfermera y un médico no sepan lo que fue el Holocausto realmente indica que aún falta mucho por divulgar y que la gente conozca lo que pasó.
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