BDS, el antisemitismo “amable” de Hamás e Irán
Atentados personales e incendios de sinagogas en Francia y Estados Unidos confirman que la historia se repite un siglo después. La corriente socio política que discrimina a la comunidad judía persiste en sus ataques a la misma, ya no en base a su sensibilidad religiosa, sino en contra de su procedencia nacional.
El ‘apartheid’ a Israel explora nuevos métodos. El mismo enemigo bajo una apariencia ‘amable’ que se distancia del terrorismo tradicional. El auge de los nacionalismos separatistas, los grupos de ultraderecha europea -que rechaza frontalmente la inmigración musulmana pero confluye con algunas de sus facciones más radicales contra Israel- y la extrema izquierda que continúa defendiendo el boicot a sus productos-a través de fórmulas aparentemente ‘amables‘ como el movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones)- son los tres pilares que conformarían el complejo escenario de lo políticamente correcto en el que se incrementan los ataques contra la comunidad judía en Europa.
Al anti sionismo tradicional -forma encubierta de odio hacia los judíos que defiende la deslegitimación del Estado de Israel- se une una nueva y paradójica táctica de ámbito internacional que afirma reconocer a Israel como Estado pero persiste en su desprecio a su comunidad religiosa como pueblo.
El movimiento BDS es la nueva amenaza a la que se enfrenta Israel. Una asociación de apariencia moderada que persigue la anulación del Estado más moderno del mundo (reconocido por la comunidad internacional) a través de diferentes campañas de desprestigio comercial a sus productos. En el BDS confluyen las variables antisemita y antisionista y es el máximo exponente de un desprecio encubierto contra la comunidad judía -y apoyo a la causa palestina- políticamente admitida por la mayoría de las ONG y buena parte de los Gobiernos extranjeros de izquierda.
El soporte financiero de Hamás y regímenes árabes totalitarios como Irán se ocultan tras el activismo de los grupos BDS. El terrorismo antisemita del siglo XXI ha entendido que resulta mucho más rentable recurrir al relato de la defensa de los Derechos Humanos. Lograr la complicidad de las instituciones internacionales y el respaldo de los parlamentos democráticos de los países europeos -a través de formaciones políticas de corte populista como Podemos, en España- a una iniciativa aparentemente legal e inocua, como la protesta comercial, es determinante para dañar a Israel sin necesidad de disparar ni una sola bala.
Podemos y la conexión española del BDS
El pasado 23 de marzo de 2017, Pablo Bustinduy, Secretario de Relaciones Internacionales de Podemos y Portavoz de la Comisión de Exteriores del grupo parlamentario de Unidos Podemos -En Comú Podem- En Marea, remitía una carta al entonces ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, donde afirmaba que desde su formación: “Seguiremos trabajando por el respeto a los Derechos Humanos y al derecho internacional en Palestina asiÌ como por el respeto al derecho a la libertad de expresioÌn que ampara campañas como la del BDS, asiÌ como las acciones de las y los defensores de derechos humanos, expresiones legales y legiÌtimas que pretenden visibilizar las continuas violaciones de derechos contra la poblacioÌn palestina”.
Manifestaciones que recibían el aplauso de los diferentes grupos de BDS del Estado español. El reconocimiento del derecho al BDS como un ejercicio de lalibertad de expresión, materializado por Podemos a través de su comunicado, representó un pilar fundamental para la consecución de sus objetivos en un Estado democrático y de derecho.
No era la primera vez que representantes políticos y gubernamentales se posicionaban a favor del derecho al BDS. La propia Federica Mogherini lo hacía en octubre de 2016 y representantes de los gobiernos de Suecia, Irlanda y Holanda también se pronunciaban a favor del mismo.
Más de 350 organizaciones no gubernamentales de toda Europa y un total de 200 juristas reconocen en el BDS una “herramienta legal y legítima de libertad de expresión, una libertad profundamente preciada y consagrada tanto en las leyes nacionales internas como en muchas de las convenciones internacionales de derechos humanos”. Muestras de apoyo especialmente bienvenidas por quienes se erigen en defensores de los derechos humanos del pueblo Palestino.
120.000 judíos franceses regresan a Israel
Francia es uno de los países en los que la situación de violencia constante a la que se ven sometidos los judíos está provocando una ingente diáspora de ciudadanos de tercera generación. En el año 2017 un total de 465.000 franceses que profesan el judaísmo abandonaron el país galo con destino a otros países de Europa, Canadá o Estados Unidos.
Muchos de ellos optaron por regresar a Israel en una oleada migratoria que arranca en 2013 y que la Agencia Judía cifra en unos 120.000 judíos franceses retornados. La embajada en Tel Aviv cuantifica en la mitad pero las autoridades israelíes se apresuran a incrementar el número al doble de los datos oficiales.
Los datos confirman el nuevo antisemitismo que amenaza Israel desde Europa.
*Fuente: OkDiario.com
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