Abusos: La importancia del apoyo comunitario

“En cualquier profesión, tiene que ver la persona más que el genero. Tenemos estilos diferentes, no todas las mujeres van a pensar igual ni todos los hombres tienen algo que las mujeres no tienen. En concreto no tuve nunca un inconveniente a la hora de estudiar y compartir”, empezó explicando Judith sobre sus comienzos en los estudios rabínicos.

“Obviamente una vez que me ordené como Rabina aparecieron las rivalidades, pero yo dejé de trabajar en la comunidad donde trabajé 10 años porque había cosas que no me podía permitir, hasta que la gota llega al vaso y antes de que rebalse, me fui. No consideraban que una mujer pueda liderar una comunidad. Me decían que “la gente” pedía un hombre. Hoy me estoy rearmando, me sorprendo de lo que me estoy dedicando, estoy liderando proyectos sobre educar desde otro lugar”, comentó sobre su trabajo anterior en la comunidad Bet Hilel.

Con respecto a su tarea rabínica, Nowominski aseguró que “la gente en general es muy respetuosa, muy receptiva de que una mujer pueda ser rabina y se sorprende y lo festeja y celebra. Hay países en los que es moneda corriente y no se sorprenden, pero en Latinoamérica los cambios llegaron más tarde y van a seguir llegando tarde. Por ejemplo yo a fin del 2019 tengo que hacer un casamiento, con otra Rabina a la que no conozco, que es de Estados Unidos. Cuando charlé con la pareja, me pareció raro sobre compartir con otra rabina y hasta yo pregunté si no eran muchas mujeres. Me dijeron que hombres y mujeres somos iguales, me quedé callada y acepté que es cierto”.

Tras ser consultada por la revolución que se generó en la Argentina tras conocerse una denuncia de violación por parte de la actriz Thelma Fardín en contra de Juan Darthés, Judith reconoció: “Yo estoy impactada por como salio todo a la luz esta semana, sobre los abusos. Como mujer, lo primero que a mi me sale es apoyar. Este caso que salió ahora es sobre una violación y de una menor, pero en aquella época, solamente el hecho de un abuso, era difícil contarlo, solo era suficiente en el entorno intimo, porque nadie te iba a creer”.