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Un hombre cercano al papa investigado por abuso

Era obispo de Orán, en la norteña provincia argentina de Salta. En agosto de 2017, Gustavo Zanchetta protagonizó un extraño incidente, abandonando de repente su diócesis y refugiándose a cientos de kilómetros de distancia. Días después presentó su renuncia “por enfermedad”, pero, cuatro meses más tarde, fue designado asesor de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, un organismo de gestión clave en el Vaticano.

Ahora, apenas un año después, está siendo investigado por supuestos abusos por la propia Santa Sede.

Lo confirmó este viernes Alessandro Gisotti, el flamante director interino de la Sala de Prensa vaticana. Aclaró que la investigación se encuentra en curso, por lo tanto no se puede precisar si se trató de abusos sexuales contra menores o mayores de edad. Por lo pronto, el clérigo permanece suspendido de sus funciones en la estructura de la Curia Romana.

En los últimos días, la prensa argentina se ocupó de Zanchetta. Antes del fin de 2018, se dieron a conocer algunos de los motivos de aquella sorpresiva renuncia a Orán de 2017. Se atribuyeron a abusos contra seminaristas, incluso de tipo sexual. Todo habría ocurrido en torno al seminario de la diócesis, creado por él mismo y que está destinado a cerrar en los próximos meses.

“Los seminaristas están constantemente en las parroquias, son chicos muy buenos, te ceban mates, comparten. Y un día saltó que había habido una denuncia por este tema. Yo soy madre y me conmoví muchísimo y ahí comenzamos a atar cabos. Hubo abusos en el seminario, de alguna manera él era el jefe y sometía a algunos chicos. A mí me llamó la atención que se abriera un seminario en Orán”, fue el testimonio de una católica de la diócesis reflejada por el periódico El Tribuno.

Aquellas denuncias ahora están siendo investigadas y podrían derivar en un juicio eclesiástico que provoque más dolores de cabeza para el Papa, empeñado en estos meses en una dura crisis por abusos en diversas latitudes. Todo esto, a pocas semanas de una cumbre mundial de presidentes de conferencias episcopales para abordar de frente.

El problema fundamental es la añeja y cercana relación que une a Francisco con Zanchetta, quien cuenta con un largo historial de problemas de diverso tipo (aunque no denuncias por abuso) desde sus tiempos como sacerdote en la diócesis de Quilmes, a las afueras de Buenos Aires. Fuentes acreditadas señalaron al Vatican Insider que estas últimas acusaciones “son más recientes de lo que se ha publicado”, haciendo referencia a que el pontífice no sabía de ellas al momento de ofrecerle cobijo en la Curia Romana.

De todas maneras, el caso no deja de resultar extraño. Ordenado sacerdote en 1991, fue uno de los primeros nombramientos episcopales del nuevo Papa argentino en 2013. El 23 de julio de ese año Francisco lo designó como pastor de Orán, una pequeña diócesis atravesada por la constante amenaza narco y otros desafíos, la pobreza sobre todos.

Recibió la ordenación episcopal el 19 de agosto siguiente.

Permaneció en el puesto apenas cuatro años. A fines de julio de 2018, el día 29, se alejó de su diócesis sin siquiera despedirse de los feligreses ni de sus sacerdotes. Por esas horas, en una carta, sostuvo padecer desde hace tiempo “un problema de salud” que no le permitía “llevar plenamente el ministerio pastoral” confiado, “teniendo en cuenta la vasta extensión de nuestro territorio diocesano, y los enormes desafíos que tenemos como Iglesia en el norte de la patria”.

“Por eso he puesto en manos del Santo Padre esta decisión, que creo es la mejor, sobre todo pensando en ustedes, antes que en mí mismo, y porque la recuperación que debo encarar no puedo hacerla aquí”, precisó. Y añadió: “Dado que debo partir lo antes posible para iniciar el tratamiento, me despido con esta carta, aunque quisiera poder estrechar las manos de todos, especialmente de los más pobres, débiles y sufrientes”.

Poco después de transmitida la misiva e incluso antes del anuncio vaticano a la aceptación de su renuncia Gabriel Acevedo, vicario general de la diócesis, comunicó oficialmente por escrito a la Conferencia Episcopal Argentina (Cea): “El señor obispo Gustavo dejó la diócesis en horas de la mañana con destino a la Arquidiócesis de Corrientes, donde será recibido como huésped por el señor arzobispo monseñor Andrés Stanovnik”.

Se confirmaba así que Zanchetta ya no estaba en Salta, sino que había decidido asilarse a casi 900 kilómetros de distancia para esperar la aceptación de la renuncia por parte del Santo Padre, que finalmente se efectuó el martes 1 de agosto, según divulgó tanto la Sala de Prensa del Vaticano como la nunciatura apostólica en Buenos Aires.

En su reemplazo, Francisco nombró como administrador apostólico sede vacante al arzobispo de Corrientes Stanovnik, capuchino. Al momento de su renuncia, para la cual no existe una versión oficial, tenía 53 años y le quedaban 22 años de pastor antes de estar obligado a presentar su renuncia por edad, al cumplir los 75.

Tras su salida de escena las especulaciones sobre el particular se multiplicaron. Algunos medios de prensa hablaron de “desmanejos financieros”, “presión narco” y “crisis depresiva” como los motivos que precipitaron su salida. Pero las confirmaciones oficiales escasearon.

Más allá de las versiones, su salida dejó tras de sí un innegable problema al interior de la diócesis. Como constató el administrador apostólico Andrés Stanovnik durante su primer encuentro con el clero de Orán, en el cual llamó a los sacerdotes a “evitar la disgregación con lecturas e interpretaciones del pasado”.

Dos meses y medio después de su imprevista renuncia, Zanchetta reapareció en Madrid durante los actos de apertura del curso académico en la Universidad Eclesiástica San Dámaso (UESD) demostrando un aparente buen estado de salud. Ya no necesitó permanecer en Corrientes para curarse de la dolencia que supuestamente lo aquejaba.

La situación no le impidió recalar en Roma, donde le fue asignado un puesto de asesor en el APSA, el organismo administrativo central del Vaticano. Un cargo de nueva creación, del cual nunca se supo con claridad cuáles eran sus funciones. Todavía habita en Santa Marta, la casa del pontífice en el Vaticano.

Fuente: lastampa.it

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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