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Los fiscales federales decidieron pedir la pena de muerte para Robert Bowers, acusado de asesinar a 11 personas dentro de una sinagoga en Pittsburgh. La decisión se dio contra la voluntad de algunos de los damnificados por el hecho.

Esta semana se presentó el pedido oficial y la comunidad Dor Hadash, una de las tres congregaciones que rezaban en el edificio donde se dio el ataque, no ocultó su decepción. Según declararon, buscarían un acuerdo de prisión perpetua sin libertad condicional para Bowers, a fin de honrar la memoria del doctor Rabinowicz, quien estaba fuertemente en contra de la pena de muerte.

El nuevo rabino, Jonathan Perlman, le escribió al fiscal general William Barr a principios de este mes, después de enterarse de que pronto se tomaría una decisión sobre la pena de muerte.

“La ejecución se ha convertido en un tipo de castigo pasado de moda. Al igual que la esclavitud, esto es algo que pertenece a otro momento y a otro lugar”, dijo Perlman. “No puedo pensar en un castigo peor para un criminal que pasar el resto de su vida en una prisión de máxima seguridad sin libertad condicional”.

“Lo más importante es proteger a las familias y las víctimas que simplemente no quieren caer en picada de la depresión, el trauma y la ansiedad cuando este espectáculo de terror llega a la ciudad”, dijo Perlman.