La nube de poder
Al fin de los grandes relatos del siglo pasado le sigue invariablemente el ocaso de la NUBE de PODER. Ese espacio al acceden unos pocos para guiar a aquellos muchos que,de tratarse de una democracia, le otorgaron por un periodo la gestión y administración de gobierno.
Lo que sigue no es un planteo ideológico es más bien sociológico. Intento tratar de entender lo que está pasando con las reacciones sociales ante los gobiernos ya sean de izquierda o de derecha. Independientemente de su columna vertebral de ideas o paradigma tienen el mismo espectáculo en sus calles. Manifestantes disconformes, ciudadanos hartos, personas incómodas.
La NUBE de PODER no los ha dejado ver (o tal vez no hayan querido) el terreno completo. Gobiernan para porciones de la sociedad, para amigos, para sectores con intereses comunes, pero no gestionan para todos. Tarea harto dificil, pero para lo cual fueron elegidos.
La nubosidad como tal, dificulta la visión, pero también es tan seductor el panorama desde arriba que ante la NUBE sucumben todos. Por una obvia razón nadie, ni el más humilde en sus orígenes de pies embarrados, los tiene sobre la tierra. Salvo honrosas excepciones contadas con los dedos de una mano (a propósito de extremidades).
La falta de respuestas desde la nube se agrava cuando para poder mantenerse en ella se apela a la caduca creencia que cuánto menos beneficios y derechos tengan quienes están por debajo de ella, mejor.
Lo que demostró que las democracias de las últimas décadas han sido DEMOCRACIAS VERTICALES y la calle reclama cada día más la HORIZONTALIDAD en las mismas. Eso supone el fin de una élite gobernante y por consiguiente el fin de la NUBE de PODER.
El caso puntual de Argentina se distingue de la región no solo porque tenemos la experiencia del 2001 en donde ya vivimos situaciones cruentas sino porque además tenemos en el cortisimo plazo una elección que oficia de amortiguador social. No podemos olvidar también el papel que cumplen las organizaciones sociales donde los gremios y los sindicatos de algún modo hacen que haya referentes con los cuales dialogar y negociar la tranquilidad y la paz social.
A partir de los sucesos recientes quienes ostentan el poder están advertidos que los gobiernos no son Vips de discotecas dónde pocos se divierten de modo exclusivo.
Bajan al llano o el llano se les mete en sus sectores privilegiados.
No deberían olvidar que las nubes son siempre pasajeras y tal vez esté comenzando a despejarse.
David Kavlin
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