El multimillonario judío Michael Bloomberg lanza su campaña presidencial
Michael Bloomberg, judío, exitoso empresario, filántropo, líder en la lucha contra el cambio climático y dueño de un imperio mediático que lleva su apellido, anunció que competirá por la candidatura presidencial del Partido Demócrata, un ingreso tardío a la pelea por la Casa Blanca que deja al descubierto la creciente preocupación en la oposición por el avance del ala progresista y la posibilidad de que ninguno de los candidatos actuales logre derrotar al presidente, Donald Trump .
“No podemos permitirnos cuatro años más de acciones imprudentes y antiéticas del presidente Trump. Los riesgos no pueden ser mayores. Tenemos que ganar estas elecciones. Y debemos empezar a reconstruir América”, afirmó Bloomberg, al lanzar su candidatura.
Tres veces alcalde de Nueva York, Bloomberg, de 77 años, se presentó como un candidato de centro, un multimillonario exitoso y un abanderado de causas progresistas como el control a las armas, la lucha contra el cambio climático o la ampliación de los derechos de los inmigrantes que puede ayudar a cerrar la “grieta” que dicta el ritmo político del país.
Hace apenas ocho meses, a principios de marzo, Bloomberg había dicho en una columna que podía derrotar a Trump en la elección, pero a la vez era consciente de “la dificultad” de ganar la nominación demócrata frente al nutrido elenco de candidatos que ya estaba en carrera.
Desde entonces, la dinámica de la carrera ha cambiado.
Joe Biden, líder en las encuestas y el candidato favorito para seducir a los votantes moderados del partido, no ha logrado afianzarse, y la arremetida de la senadora Elizabeth Warren despertó temores en el establishment y en Wall Street, donde la ven como una candidata demasiado progresista. Warren, además, se desinfló en las últimas semanas.
Bloomberg tiene un respaldo de apenas el 2,3% en el promedio de encuestas de RealClearPolitics, un apoyo que lo ubica séptimo, detrás de Biden, el senador socialista, Bernie Sanders, Warren, el acalde de Indiana, Pete Buttigieg, la senadora Kamala Harris y el empresario Andrew Yang. Pero Bloomberg tiene una ventaja única: una fortuna estimada en US$55.000 millones, según Forbes, que lo convierte en la novena persona más rica del planeta. Ya empezó a usarla: en una semana invirtió más de 34 millones de dólares, una cifra inédita para los primeros días de una campaña presidencial en Estados Unidos.
Ofensiva regulatoria
Cuando anunció en marzo que no competiría por la presidencia, Bloomberg había remarcado que “a diferencia de la mayoría de los que lo están compitiendo o piensan hacerlo, tengo la suerte de poder dedicar los recursos necesarios para unir a las personas y hacer una gran diferencia”.
Bloomberg dejó a la Gran Manzana fortalecida y de pie tras años de reconstrucción luego de los atentados del 11-S. Se hizo famoso por tomar el subte para ir a su oficina, pese a ser multimillonario. Una ofensiva regulatoria en los últimos años contra el tabaquismo y la obesidad -prohibió que se fumara en los parques, e intentó, sin éxito, prohibir los vasos gigantes para las gaseosas- le valió el apodo de “Niñera Bloomberg” desde la derecha, que lo acusó de coartar la libertad de elección de la gente.
Bloomberg también recibió críticas desde la izquierda. Su política de rezonificación le dio un fuerte impulso al desarrollo inmobiliario -hoy, las costas de la ciudad hoy se parecen más a Miami-, pero disparó los alquileres. La desigualdad en Nueva York aumentó bajo su liderazgo, y la población de “sin techo” alcanzó cifras nunca vistas.
El crimen en la ciudad bajó, siguiendo una tendencia que había comenzado a bajar durante la administración de Rudy Giuliani. Pero la policía de la ciudad fue acusada de racismo por una política que Bloomberg respaldó fuertemente conocida bajo el nombre “Detención y Cacheo”. En la práctica, los policías sólo detenían a negros y latinos. Antes de lanzar su candidatura, cuyo éxito depende del voto afroamericano e hispano, Bloomberg pidió perdón por impulsar esa práctica.
Su archivo y su fortuna pueden llegar a marcar una distancia demasiado amplia con la base demócrata, que en los últimos años se corrió a la izquierda y ha mostrado interés por candidatos progresistas como Sanders o Warren. Su edad aparece como otro desafío, en un elenco donde la juventud no abunda. Y Bloomberg ingresa a la pelea cuando faltan 10 semanas para la primera elección, en Iowa. Pero en la tierra donde “todo es posible”, Bloomberg, quien fue republicano, independiente, y el año pasado se afilió al Partido Demócrata, cree que puede cumplir su máximo sueño: sentarse detrás del escritorio del Salón Oval de la Casa Blanca.
Fuente: La Nación
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