Revolución iraní: Una mujer se enfada y arroja su hiyab contra un clérigo
Irán no es un país para las mujeres. Las malas noticias sobre la penosa relación del régimen iraní con los derechos humanos no dejan, tristemente, de acumularse. A comienzos de noviembre, Amnistía Internacional hablaba del “terrible deterioro de los derechos humanos” en el país. Poco después, el descontento con la situación económica provocó el estallido de revueltas que se han saldado con miles de detenciones y más de 300 muertes. Las mujeres iraníes son tal vez uno de los colectivos más afectados por la falta de respeto de sus derechos.
Entre las mujeres encarceladas en algún momento por oponerse a esa violación de los derechos humanos están Narges Hosseini (condenada a dos años por quitarse el hiyab en la Avenida de la Revolución de Teherán) o Vida Movahedi (condenada a un año de prisión por no usar velo y actualmente en libertad), pionera en esta forma de protesta que comenzó en diciembre de 2017. Desde entonces, al menos 35 mujeres han sufrido el violentas agresiones, detenciones y tortura y otros malos tratos o han sido condenadas a largas penas de cárcel en juicios flagrantemente injustos.
Muchas decidieron salir del país antes de que la sentencia se hiciera efectiva, como Azam Jangravi (tres años de cárcel por el delito de fomentar “la corrupción y la prostitución”) Shaparak Shajarizadeh (dos años de cárcel por no respetar la obligación de vestir el velo islámico) o Maryam Shariatmadari (un año de cárcel).
La discriminación contra las mujeres en Irán no se limita al uso obligatorio del velo.
Tienen vetado también acudir a lugares como los estadios de fútbol. Esta prohibición dio lugar a uno de los más tristes exponentes del sufrimiento que las leyes discriminatorias del régimen iraní causan a las mujeres: el caso de Sahar Khodayari, la Chica Azul.
A comienzos del pasado mes de septiembre Sahar, una joven de 30 apasionada por el fútbol, se prendió fuego en frente del Tribunal Revolucionario Islámico de Teherán tras saber que podría ser condenada a seis meses de cárcel por haber entrado al estadio de fútbol y haber asistido a un partido de su club favorito, el Esteghal FC. Sahar sufrió quemaduras de tercer grado en el 90% de su cuerpo y murió pocos días más tarde.
La muerte de la Chica Azul (apelativo con el que se la conocía debido al color de la camiseta del Esteghal, que vestía el día en que fue detenida por asistir a un partido de fútbol de este club disfrazada de hombre), causó una tremenda conmoción en Irán.
Las autoridades judiciales han prometido una investigación sobre el caso y, para calmar los ánimos, a comienzos de octubre se permitió la presencia de mujeres en el partido de clasificación para el Mundial 2022 entre Irán y Camboya. Tristemente, ambas medidas parecen más un truco propagandístico que los primeros pasos para cambiar las leyes discriminatorias que niegan a las mujeres iraníes sus derechos.
En un video que se ha viralizado, una mujer discutió en la vía pública con un clérigo quien amenazó con hacerle detener por la policía por no querer acomodarse el velo (hiyab) correctamente. Ante esta situación e indignación, la mujer optó por sacárselo y arrojárselo y retirarse del lugar. Una muestra más de que en Irán y a pesar de las dificultades que llevará el cambio, la intención de su pueblo de terminar con ciertos regímenes opresores y terroristas esta ocurriendo.
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