Diplomáticos israelíes alrededor del mundo son “blancos legítimos” a los ojos del régimen iraní

Mucho se ha escrito y dicho recientemente en la opinión pública mexicana acerca de la última escalada de tensiones entre Irán y Estados Unidos —siendo esto cierto.

Lo que está en juego, descrito en varios artículos, se relaciona geoestratégicamente con el precio del crudo y la estabilidad en la región, posibles alianzas entre promotores del terrorismo y del narcotráfico e incluso ciberseguridad.

El contexto más amplio de los últimos acontecimientos está relacionado con el engaño en la despiadada búsqueda de Irán por el poder nuclear y los esfuerzos continuos para exportar la Revolución.

El uso de la mentira del régimen de Irán fue demostrado nuevamente con el derribo del avión de pasajeros ucraniano.

Sin embargo, algunos analistas (afortunadamente muy pocos) pensaron que sería útil retratar al general Qasem Soleimani como un líder político capaz, como si la Fuerza Quds, que había comandado desde 1998 hasta 2020, no dirigiera una campaña militar encabezada en contra de los enemigos de Irán en el Oriente Medio y en el mundo entero, y no lanzara una estrategia para exportar la Revolución Iraní por medio del terrorismo y la subversión política.

Durante su gestión como el comandante de las Fuerzas Quds, Soleimani convirtió a Hezbolá en un terrorífico monstruo con un arsenal de decenas de miles de cohetes y misiles, mientras que lanzaba una iniciativa conocida como el Programa Precisión de Misiles; Soleimani promovió la presencia militar iraní en Siria mientras que abría un nuevo frente en contra de Israel en los Altos del Golán. Apoyando a las milicias chiitas en Irak, Solemaini fue capaz de concretar el “Puente Territorial Chiita” desde Irán hasta el Mediterráneo, retrocedió a los insurgentes hutis en el Yemen y apoyó financiera y militarmente a la Yihad Islámica Palestina y a Hamas (aunque sunita) en Gaza.

Al observar algunos de los “logros militares” de Hezbolá, es claro que para ellos y para sus patrocinadores iraníes los blancos israelíes y judíos son legítimos.

El apoyo al terrorismo es parte de la visión de exportar la Revolución Islámica —uno de los principales pilares de la política exterior de Irán desde el inicio del régimen de los Ayatolas en 1979.

La Constitución del régimen y el establecimiento del documento de la Guardia Revolucionaria autorizan a Irán utilizar cualquier organización dispuesta como una herramienta para exportar la Revolución. Esto explica la cercanía de Soleimani con el líder espiritual de Irán, Alí Jamenei, considerado su peso político.

Esto también explica la obsesión del régimen en diversificar significativamente los fondos hacia su red de organizaciones comprometidas con el terrorismo y la
desestabilización política, a pesar de la difícil situación económica que enfrenta.

Mientras tanto, el pueblo iraní sufre las consecuencias, algunos manifestantes han sido brutalmente reprimidos y asesinados (de acuerdo con Amnistía Internacional, tras el incremento en el precio de la gasolina en diciembre pasado, 304 manifestantes fueron asesinados por las fuerzas del régimen).

El próximo 21 de febrero los iraníes tendrán elecciones parlamentarias, esperemos que obtengan el liderazgo que merecen, de acuerdo a sus deseos y que sus derechos sean protegidos. Al recordar las pasadas elecciones y las manifestaciones populares espontáneas (como el movimiento verde después de la elección presidencial de 2009), así como las recurrentes medidas antidemocráticas (que incluyen la exclusión masiva de candidatos que el régimen consideró ilegítimos), uno se pregunta si en esta ocasión las elecciones serán democráticas.

Sea como sea, después de las abiertas amenazas de Teherán de atacar Israel a raíz de la muerte del general Soleimani, el gobierno de Israel promete mantenerse firme. Para mis colegas, diplomáticos israelíes alrededor del mundo y para mí, significa tomar todas las precauciones y medidas necesarias de frustrar la amenaza del terrorismo iraní que atenta en contra de nuestras vidas y de nuestros seres queridos.

Por Zvi Tal, Embajador de Israel en México