“¡No habrá un nuevo Holocausto!”
El discurso del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, cautivó y emocionó a un anfiteatro repleto de pares que escucharon atentamente sus observaciones respecto a la casi aniquilación del pueblo judío durante el holocausto.
En el Quinto Foro Mundial del Holocausto, Netanyahu destacó como el estado de Israel, desde el holocausto hasta la actualidad, muto de la casi desaparición de judíos, al renacimiento y consagración como un país de oportunidades y una potencia.
A continuación, el discurso completo brindado por el primer ministro:
“Honorable público, presidente del Estado de Israel Reuven Rivlin, felicidades por promover este importante foro. Mis hermanos y hermanas sobrevivientes del Holocausto.
Honorables “Justos entre las Naciones”, los “Justos entre las Naciones” que arriesgaron no solo sus propias vidas, sino las vidas de sus familias para salvar a los judíos durante el Holocausto.
Los árboles en este terreno sagrado de Yad Vashem son un testimonio de su notable y extraordinario coraje.
Sus majestades, sus altezas reales, presidentes, señor vicepresidente, primeros ministros, y los muchos distinguidos invitados y dignatarios reunidos aquí. Su presencia en Jerusalén honra la memoria de los seis millones de víctimas del Holocausto. Israel y el pueblo judío les da las gracias.
Auschwitz y Jerusalén: abismo y cumbre. Auschwitz, la destrucción. Jerusalén, el renacimiento. Auschwitz, la esclavitud. Jerusalén, la libertad. Auschwitz, la muerte. Jerusalén, la vida. Hace 75 años nuestro pueblo, el pueblo judío, salió del gran valle mortal de la historia de la humanidad. Los sobrevivientes no olvidan nada: la importencia, el sufrimiento imparable, las llamas y el humo, el duelo y la pérdida. Al mismo tiempo, recuerda con profunda gratitud el día de la liberación, la entrada del Ejército Rojo a Auschwitz, el gran sacrificio de las potencias aliadas, de los soldados y de los pueblos por igual.
Vengo aquí, con el presidente Rivlin y el presidente Putin, de una ceremonia emocionante de inauguración de un memorial a las víctimas del asedio de Leningrado. Este es un ejemplo del precio inimaginable de la victoria sobre los nazis. Pero es precisamente en este día en que uno debe de decir: para los seis millones de miembros de nuestro pueblo, entre ellos un millón de niños, las puertas del infierno se abrieron tarde. Muy tarde. Por ello, en el corazón del renacimiento del Estado de Israel existe un imperativo central: ¡no habrá un nuevo Holocausto! Como primer ministro de Israel, este es mi mayor compromiso.
Damas y caballeros, Israel está eternamente agradecido por el inmenso sacrificio que hicieron los aliados, los pueblos y los soldados, para derrotar a los nazis y salvar nuestra civilización común. Sin ese sacrificio, no habría sobrevivientes hoy.
Sin embargo, también recordamos que hace unos 80 años, cuando el pueblo judío se enfrentó a la aniquilación, el mundo nos dio la espalda, dejándonos al más amargo de los destinos.
Para muchos, Auschwitz es el último símbolo del mal. Ciertamente es eso. Los brazos tatuados de quienes pasaron por debajo de sus puertas infames, las pilas de zapatos y anteojos incautados de los desposeídos en sus últimos momentos, las cámaras de gas y los crematorios que convirtieron a millones de personas en cenizas, todo esto atestigua las horrendas profundidades a las que la humanidad puede hundirse.
Pero para el pueblo judío, Auschwitz es más que el último símbolo del mal. También es el último símbolo de la impotencia judía. Es la culminación de lo que puede suceder cuando nuestra gente no tiene voz, ni tierra, ni escudo.
Hoy tenemos una voz, tenemos una tierra y tenemos un escudo. Hoy, nuestra voz se escucha en la Casa Blanca y en el Kremlin, en los salones de la ONU y el Congreso de EE.UU., en Londres, París y Berlín, y en innumerables capitales de todo el mundo, muchas de ellas representadas aquí por ustedes.
Hoy tenemos una tierra, nuestra antigua patria que revivimos, en la que reunimos a los exiliados de nuestra gente, y en el cual construimos un Estado avanzado y poderoso.
Y hoy, tenemos un escudo. Y qué escudo es. Una y otra vez, la fuerza de nuestras armas, el coraje de nuestros soldados y el espíritu de nuestro pueblo han prevalecido contra aquellos que intentaron destruirnos. Nuestra mano se extiende en paz a todos nuestros vecinos, y un número creciente de ellos la está aprovechando para construir con Israel puentes de esperanza y reconciliación.
Damas y caballeros, el pueblo judío ha aprendido las lecciones del Holocausto: tomar, tomar siempre en serio las amenazas de quienes buscan nuestra destrucción; enfrentar las amenazas cuando son pequeñas; y sobre todo, a pesar de que apreciamos profundamente el gran apoyo de nuestros amigos, tener siempre el poder de defendernos por nosotros mismos. Hemos aprendido que Israel siempre debe seguir siendo el dueño de su destino.
El Estado judío ha aprendido las lecciones del Holocausto. ¿Ha aprendido el mundo las lecciones del Holocausto?
Hay algunas señales de esperanza, y esta reunión extraordinaria es una de ellas. Hoy, los peligros del racismo, las ideologías de odio y el antisemitismo se comprenden mejor. Muchos reconocen una verdad simple: que lo que comienza con el odio a los judíos no termina con los judíos. Hoy están representados aquí gobiernos que entienden que confrontar el antisemitismo en todas sus formas también protege a sus sociedades.
E Israel aprecia profundamente esto. También apreciamos, como muchos entienden, como dijo ayer el presidente Macron, que el antisionismo es simplemente la última forma de antisemitismo. Todos estos son signos reales de esperanza, comprensión y conocimiento de cómo proteger nuestra civilización y nuestro mundo.
Y sin embargo, estoy preocupado. Me preocupa que aún no hayamos visto una postura unificada y decidida contra el régimen más antisemita del planeta, un régimen que busca abiertamente desarrollar armas nucleares y aniquilar al único Estado judío.
Israel saluda al presidente Trump y al vicepresidente Pence por confrontar a los tiranos de Teherán que subyugan a su propio pueblo y amenazan la paz y la seguridad del mundo entero. Amenazan la paz y la seguridad de todos en el Medio Oriente y todos los demás. Pido a todos los gobiernos que se unan al esfuerzo vital de confrontar a Irán.
En cualquier caso, deseo asegurar de nuevo a nuestro pueblo y a todos nuestros amigos, Israel hará lo que sea para defender a nuestro Estado, defender a nuestro pueblo y defender el futuro judío.
Damas y caballeros, como primer ministro de Israel, estoy comprometido de que las palabras ‘Nunca más’ no sean un eslogan vacío sino un imperativo constante para la acción. Con este imperativo continuaremos nuestro viaje desde el maravilloso renacimiento de nuestro pueblo que salió del valle de huesos secos: de huesos a la independencia, y de la independencia a la fuerza, de Auschwitz a Jerusalén, de la oscuridad a la luz. Como dijo el profeta Isaías: ‘El pueblo que andaba en tinieblas: ha visto la gran luz’”.
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